Las marionetas están hechas de espuma y goma con las manos cosidas para permitir mayor flexibilidad.

Por Nick Glass y Lianne Turner

Nueva York (CNN) — Desde la década de 1960, las marionetas de Plaza Sésamo han corrido, cantado y bailado en las pantallas de nuestros televisores como si tuvieran vida propia.

Pero detrás de las marionetas de Plaza Sésamo está un mundo casi surreal, donde los “titiriteros” y los creadores de marionetas crean las ilusiones cómicas que han hechizado a generaciones de niños y que han otorgado al programa más de 100 Premios Emmy.

La vida de un titiritero en Plaza Sésamo

Si creías que el trabajo de un titiritero, poner tu mano en una marioneta y hacer una voz graciosa, era un juego de niños, piénsalo de nuevo. Desde esconderse detrás del bote de basura de Oscar para hacer el playback de la Rana René mientras canta It’s Not Easy Bein’ Green, los titiriteros de Plaza Sésamo deben estar preparados para estirar sus cuerpos (e imaginación) al límite.

“Nos ponemos en todo tipo de posiciones locas”, dice el titiritero Eric Jacobson. La mayoría de su tiempo lo pasa con al menos un brazo sobre su cabeza. “A veces estaremos acostados en el piso. A veces estaremos dentro de un mueble con nuestros brazos saliendo por un agujero en un asiento”, dice.

De hecho, no es raro que los titiriteros con mucha experiencia se sometan a operaciones en los hombros y cadera después de años de estirarse demasiado. Lo que hace que todo valga la pena, dice Jacobson, es establecer la conexión humana.

“Normalmente veo un monitor y me aseguro de que tú en casa puedas ver los ojos de la marioneta, porque no tienen un alma sin sus ojos”, dice. “Cuando puedes ver sus ojos puedes decir a dónde ven, puedes decir a qué están comprometidos, qué piensan, qué escuchan”.

El legado de Henson

Cuando Jim Henson comenzó a trabajar en Plaza Sésamo hace 44 años, nunca hubiera podido saber que se convertiría en uno de los programas de televisión para niños más influyente en Estados Unidos.

El padre de cinco hijos murió trágicamente de neumonía en 1990, a la edad de 53 años. Pero su legado vive en una nueva generación de titiriteros, como Jacobson, quien da vida a las fantásticas criaturas de Plaza Sésamo.

“Estaba en mi primer año en la escuela de cine, pensando que iba a ser un director, escritor, productor”, explica Jacobson. “Cuando Jim Henson falleció de repente me percaté de cuánto significaba para mí este hombre mientras crecía y sentí que tenía que hacer algo para continuar su legado.

“Era parte de la primera generación de niños que creció viendo Plaza Sésamo, así que esos personajes eran como una familia para mí”.

Hoy en día, Jacobson es el titiritero detrás de los legendarios residentes de Plaza Sésamo, Archibaldo y Beto.

Dar vida a las personalidad y voces únicas de estas creaciones demanda una gran coordinación y sincronización cómica rápida para mantener interesados a los espectadores con los personajes.

Antes que nada, dice Jacobson, la marioneta debe verse como una criatura del mundo real.

“Estar consciente de la postura de la marioneta y asegurarte de que se vea tan fuerte como si tuviera un esqueleto creíble; quieres asegurarte de que no tenga un cuello roto”, dice.

Mundo material

Si dar vida a las marionetas es una forma de arte, también lo es crearlas. Entrar al Taller de Marionetas de Nueva York es un poco como entrar al laboratorio de Frankenstein, con los cajones llenos de ojos, narices y bocas de repuesto.

Las marionetas están hechas de espuma y goma con las manos cosidas para permitir mayor flexibilidad. Las grandes bocas abiertas son creadas con la misma goma que se encuentra en los automóviles y cada personaje usualmente tarda dos semanas y media en crearse desde el principio.

“Nos gustaría creer que duran para siempre pero no es así”, explica Rollie Krewson, quien ha creado marionetas para Plaza Sésamo y otras producciones de Jim Henson durante casi 40 años.

Años de cantar y bailar en Plaza Sésamo inevitablemente han cobrado un precio y, tristemente, cada marioneta tiene su fecha de caducidad.

“Con el paso de los años solo se deteriora y después de entre 15 y 18 años tienes que reemplazarla totalmente; se desmoronan”.

Las marionetas de Plaza Sésamo puede que no duren una eternidad, pero después de más de cuatro décadas hechizando a las audiencias, parece que su atractivo es tan fuerte como siempre.