Por Ruben Navarrette Jr.
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Nota del editor: Ruben Navarrette Jr. es colaborador de CNN y columnista del Grupo de Escritores del Washington Post.
San Diego, California (CNN) — Ahora que está detenido Miguel Ángel Treviño Morales, líder de violento cártel de drogas paramilitar conocido como ‘Los Zetas’, las autoridades mexicanas sienten lo que sintió el famoso agente federal Eliot Ness cuando arrestó al legendario Al Capone en 1929.
Es un golpe importante del presidente Enrique Peña Nieto, quien asumió la presidencia hace apenas siete meses y recuperó el poder para el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Tuve la oportunidad de reunirme en noviembre con Peña Nieto en la Ciudad de México con un grupo de estadounidenses. Lo que escuchamos nos dejó claro que pretendía aplicar contra los cárteles una estrategia diferente a la del expresidente panista Felipe Calderón. Su predecesor emprendió la guerra contra los cárteles en la que murieron más de 70.000 personas, aunque algunos calculan que las víctimas ascienden a 120.000.
Antes de ser elegido, Peña Nieto le dijo a los votantes mexicanos que rendirse no era una opción, que la legalización de las drogas no estaba en discusión y que continuaría la lucha contra los cárteles pero con métodos y objetivos diferentes.
El nuevo plan era seguir confiscando el dinero y las drogas de los traficantes sin incrementar la cantidad de víctimas. Se suponía que Peña Nieto se concentraría menos en atrapar a los capos y más en reducir la violencia y proteger al pueblo mexicano.
Quise entender mejor el tema, así que antes de irme de la Ciudad de México, me reuní con un viejo amigo que es uno de los mejores reporteros en activo y ciertamente uno de los más reconocidos en México.
Alfredo Corchado es el jefe de oficina del diario Dallas Morning News en México y autor del famoso libro: Medianoche en México.
Le pregunté si los estadounidenses deberían preocuparse ahora que había un nuevo sheriff en el pueblo. ¿Qué impedirá que Peña Nieto se rinda en esta guerra?
“No creo que puedan darse el lujo de rendirse”, dijo Corchado. “Eso sería como regalar el país. Además, creo que la estrategia de perseguir a los cárteles, de enfrentarlos cara a cara solo va a generar más y más violencia”.
Se supone que es una nueva clase de guerra contra el narco, aunque se parece mucho a la vieja. Como dicen los críticos, la cifra de muertos en el primer semestre de la presidencia de Peña Nieto es casi la misma que la del último semestre del gobierno de Calderón. Algunos mexicanos se preguntan si los dos principales partidos políticos de México terminarán actuando igual en la guerra contra el narcotráfico.
Como referencia para Estados Unidos, piensen en la forma en la que el presidente Barack Obama ha recurrido a las mismas estrategias del expresidente George W. Bush para asegurar el país en la guerra contra el terrorismo.
Además, parece que el enemigo de México está tan decidido como el de Estados Unidos a crear caos y pesadillas. En los últimos 10 años, el narcotráfico en México se ha vuelto más violento. Una de las principales razones es la entrada en escena de ‘Los Zetas’ y de sujetos peligrosos como Treviño Morales, por quien el gobierno estadounidense ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares.
El cártel es relativamente nuevo en el sangriento mundo del narcotráfico en México. Sus orígenes se remontan a 1999, cuando los comandos de élite del ejército mexicano decidieron que preferían trabajar para los narcotraficantes que enzarzarse en balaceras contra ellos. Así que desertaron y se volvieron la fuerza del poderoso y sólido Cártel del Golfo. En 2010, Los Zetas se independizaron.
Hay tres cosas que los distinguen: han diversificado sus actividades ilícitas más allá del narcotráfico e incursionaron en la extorsión, el secuestro, la prostitución y otros delitos; según las autoridades estadounidenses, son más sofisticados y recurren más a la tecnología que sus rivales; son mucho más violentos y adeptos a aterrorizar brutalmente a la población: han efectuado decapitaciones, torturas, homicidios en masa, han arrojado granadas en medio de una muchedumbre, colgado cuerpos en las plazas como si fueran piñatas en el mercado y más.
Aunque Treviño Morales esté tras las rejas, es probable que el terror continúe. Su hermano lo sucederá. En México dicen que cuando las autoridades cortan la cabeza de la serpiente, crece otra en su lugar.
Tal vez. Pero las detenciones de alto perfil como ésta tienen un propósito. Advierten a los cárteles que son vulnerables y dejan claro que el gobierno mexicano no negociará con narcoterroristas.
Este es un nuevo capítulo en la historia, al menos cuando pensamos en lo cómodas que se encontraban las partes hace unas décadas.
“Durante 50 o 60 años hacíamos la vista gorda”, dijo Corchado. “Es como no querer dejar que el genio malvado saliera de la botella. Eso hicimos en México durante demasiado tiempo y ahora que el genio escapó, tendremos que enfrentar al monstruo”.
Ahora que los mexicanos ya no hacen la vista gorda y se están enfrentando a su monstruo, los estadounidenses tenemos que seguir apoyándolos para que no lo tengan que hacer solos.
(Las opiniones expresadas en este texto corresponden exclusivamente a Ruben Navarrette Jr.)