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Por Eric Marrapodi y Miguel Marquez, CNN

Copacabana, Brasil (CNN) – La Guardia Suiza ha tenido dos días particularmente complicados en su agenda durante la visita del papa Francisco a Brasil, con problemas de tránsito, una amenaza de bomba y enfrentamientos de manifestantes con policías.

Cuando el pontífice llegó este lunes a Río de Janeiro para presidir la Jornada Mundial de la Juventud, su caravana halló como primer reto un embotellamiento vehicular. Sin embargo, el Papa aprovechó la parada involuntaria para saludar a sus fieles en las calles.

Un vocero del Vaticano aseguró que Francisco no tuvo miedo durante el incidente, pero su secretario sí lo tuvo.

“El secretario del Papa me dijo que tuvo miedo cuando el coche frenó, pero que el Papa estaba muy feliz saludando a la gente”, indicó el padre Federico Lombardi.

Los funcionarios brasileños atribuyeron el descontrol de la muchedumbre a un problema de comunicación entre la ciudad de Río de Janeiro y la policía federal. Para Lombardi, la caravana  tomó un camino equivocado.

Aun así, el equipo de seguridad del Papa estuvo lo suficientemente confiado como para abrir la puerta del Fiat gris y entregarle un niño para que lo bendijera.

Una vez que Francisco pasó al papamóvil descapotable, se movió con facilidad entre las decenas de miles de personas que inundaron las calles de Río para alcanzar a ver al primer papa latinoamericano.

El contingente de seguridad del Pontífice, que incluye a la policía del Vaticano y la Guardia Suiza, acompañó al Papa desde la calle, acercándole algunos niños que deseaban conocerlo.

Choques con manifestantes

La escena fue diferente después del encuentro que Francisco mantuvo con la presidenta Dilma Rousseff en el Palacio Guanabara. Manifestantes que habían prometido no protestar durante la visita papal chocaron contra la policía, que los acusó de arrojar piedras contra ellos. Seis personas fueron arrestadas y dos fotógrafos resultaron heridos.

La policía brasileña también informó en un comunicado que el domingo se encontró un pequeño artefacto explosivo en el santuario de Nuestra Señora de Aparecida, que el Papa visitará esta semana. La bomba de fabricación casera fue destruida.

Funcionarios de seguridad del estado de Río de Janeiro se reunieron el martes para investigar lo ocurrido.

El Ministerio de Defensa brasileño, en tanto, indicó que más de 20.000 militares y policías han sido desplegados para las tareas de seguridad durante la Jornada Mundial de la Juventud.

Para la misa final, en un campo al oeste de Río, el organismo precisó que 400 soldados estarán posicionados en el altar y 94 torres de seguridad entre la multitud, que se estima llegará al millón de personas.

“En materia logística, se trata del evento más complejo que la ciudad ha enfrentado”, dijo el alcalde Eduardo Paes. “Sabemos que al Papa le gusta romper el protocolo”, agregó.

El martes, la policía utilizó perros para rastrear el escenario principal de Copacabana, donde revisó el altar y el sector VIP. Paralelamente, tres pequeños buques de la armada brasileña recorrían la costa para verificar que no hubiera nada sospechoso.

Según la agenda del Vaticano, el Papa descansará durante el martes. El programa oficial de la Jornada Mundial de la Juventud comenzará en la tarde-noche de este martes.