Por Holly Yan Saad Abedine y Reza Sayah
(CNN) — Las fuerzas de seguridad egipcias atacaron este miércoles dos campamentos improvisados que los partidarios del depuesto presidente Mohamed Morsi instalaron en la capital, arrasando con las tiendas y lanzando tiros de advertencia y gases lacrimógenos.
Cerca de tres horas después de que comenzó el operativo, las fuerzas de seguridad dispersaron a los manifestantes de uno de los campamentos más pequeños, el de Nahda, cerca del campus de la Universidad del Cairo.
Sin embargo, en el más grande —cerca de la mezquita de Rabaa al-Adawiya al este del Cairo— las autoridades encontraron mayor resistencia y el ejército llamó a sus fuerzas especiales.
Por el el caos de la redada, CNN no ha podido verificar de manera inmediata el número de víctimas.
El partido de la Hermandad Musulmana aseguró que al menos 200 partidarios del expresidente egipcio Mohamed Morsi murieron y cerca de 8.000 quedaron heridos.
El Ministerio del Interior dijo que hay nueve manifestantes muertos y 78 heridos. También reportó la muerte de cinco oficiales y heridas a 29 más, mientras trataban de dispersar a los manifestantes.
El gobierno bloqueó todos los caminos que llevan al campamento de Rabaa, y suspendió el servicio de trenes al Cairo. La Hermandad Musulmana aseguró que las acciones eran para evitar que varios de sus miembros llegaran a la ciudad.
Una nuevo zona de guerra
Las redadas comenzaron con el inicio de la instalación de los campamentos. Poco después de tres horas, en el campamento Nahda solo quedaban restos de las casas de campaña.
Pero la imagen era diferente en Rabaa, donde uno de los manifestantes Hassan Al Qabana dijo que la situación parecía “un asedio total”. Una de la entradas principales a Rabaa lucía como una zona de guerra. Algunas ráfagas de balas pasaban las delgadas nubes de fuego y gas. Algunos de los tiros eran similares a las de armas automáticas.
Muchos manifestantes denunciaron a los líderes militares y señalaron los agujeros generados por las balas. Algunos de los heridos —o posiblemente muertos— fueron llevados en camillas a una clínica improvisada.
El caos no solo se limitó al Cairo. Los simpatizantes de Morsi sitiaron varias iglesias en Sohag, donde abrieron fuego en la iglesia de San Jorge, a un camión turístico y a un automóvil de policía, de acuerdo con la agencia estatal de noticias egipcia.
Arrestos en masa
El Ministerio del Interior dijo que más de 200 manifestantes fueron detenidos, algunos con armas de fuego y municiones. Grandes columnas de humo negro se elevaban hacia el cielo, y se registró un incendio cerca de los manifestantes.
Varios padres de familia escaparon de la zona, y algunos de los niños portaban máscaras antigás. Un grupo de manifestantes intentó voltear un camión de la policía.
Los líderes de las protestas se subieron a un escenario y tomaron un micrófono. Una multitud de simpatizantes levantaron la mano en señal de paz y ondearon la bandera de Egipto.
La Hermandad Musulmana dijo que la policía lanzó bombas molotov dentro de las clínicas de los campamentos. El Ministerio del Interior dijo que las fuerzas de seguridad no utilizaron armas de fuego y en su lugar fueron atacados por “elementos terroristas” dentro de los campamentos.
“Las fuerzas de seguridad egipcias se han comprometido al autocontrol para hacer frente a los manifestantes”, dijo el ministerio.
Los esfuerzos desesperados
En un intento de ahuyentar a las fuerzas de seguridad, los manifestantes desprendieron ramas y arrastraron pipas y tablones para colocar barricadas improvisadas en las calles cerca del campamento de Rabaa.
Los que hablaron con CNN insistieron en que no portaban armas y que su manifestación era pacífica. Un hombre que parecía ensangrentado dijo a CNN que sus amigos estaban muertos, y que los cuerpos podrían estar en las clínicas improvisadas.
Varios de los manifestantes dijeron que morirían por sus causas.
Por seis semanas, los simpatizantes de Morsi se han aglomerado en dos campamentos, y se han negado a dejarlos hasta que el expresidente sea reinstalado.
Reza Sayah reportó desde Cairo y Saad Abedine desde Atlanta; Holly Yan escribió desde Atlanta. Salma Abdelaziz en el Cairo contribuyó con este reporte.