(CNN) – Los humanos tienen una relación extraña con la comida. Ésta es una verdad global, y tal vez se evidencia de mejor forma por el conjunto de festivales de comida inusuales que se dan alrededor del mundo. No sólo celebramos la comida; luchamos en ella, hacemos guerra con ella, la idolatramos, y en Gloucestershire, Inglaterra, hacemos competencias de comida desde la cima de una empinada colina hacia abajo.
Sin importar cuál sea tu comida favorita, existe la posibilidad de que en algún lugar del mundo, grandes grupos de aficionados han encontrado alguna extraña forma de conmemorarla. Incluso el Spam (carne enlatada) ha encontrado un lugar de honor.
“Hawai es uno de los mayores consumidores de Spam en el mundo”, explica Karen Winpenny, una de las organizadoras del Waikiki Spam Jam, que se celebra cada año; el año pasado tuvieron 25.000 visitantes. La compañía Hormel Foods vende más productos en Hawai por persona, que en cualquier otro estado de Estados Unidos. Según el sitio web de Spam Jam, cada año se consumen casi siete millones de carne enlatada en Hawái.
Más o menos doce vendedores en el festival muestran la inesperada versatilidad de este producto.
“Este año, probamos tarta de queso hecha con Spam y helado de Spam. En el pasado, hemos probado ravioles de Spam, kotsu de Spam, poki de Spam y papas fritas de Spam; casi todo puede hacerse con Spam”, explica Winpenny.
Los alimentos que se presentan en los festivales pueden ir de lo más común, como melones, calabazas y papas, a lo más atrevido. En Virginia Occidental, los habitantes disfrutan celebrar una delicia local: animales que han sido atropellados en la carretera. La semana pasada, vimos el inicio del Testy Festy en Clinton, Montana, una celebración de las Ostras de las Montañas Rocosas, también conocidas como testículos de toro. El próximo mes, los comensales aventureros pueden probar escorpiones en el Bugfest de Carolina del Norte.
Sin embargo, hay momentos en los que sólo ingerir nuestra comida favorita no es suficiente. Algunas veces, la única forma de hacerles justicia es provocar un desastre. Varios festivales requieren que los participantes se ensucien. La Tomatina, un festival para el que miles de personas viajan a España a enfrentarse en una lucha con tomates, es tal vez el más famoso de este tipo, aunque hay muchas ocasiones en las que los participantes sienten la necesidad de jugar con la comida.
El 23 de agosto, Barnesville, Minnesota, celebrará durante dos días el festival Potato Days, dedicado al tubérculo comestible: las papas. Sin embargo, sin importar cuántas actividades presenten los organizadores, la más popular sigue siendo la competencia de lucha en puré de papas.
“Es todo un espectáculo ver a las personas luchando rodeados de puré de papas”, admite Theresa Olson, la directora ejecutiva del festival. “Al final, el puré de papas queda por todas partes”.
El festival inició en 1951, como una fuente de entretenimiento después de la cosecha. En ese entonces, las actividades se limitaban a un concurso de cortar papas para los hombres, y una competencia de pelarlas para las mujeres. Desde entonces, la actividad ha cambiado, y los eventos ahora incluyen una competencia de cocina, un concurso de esculturas hechas con puré de papas, y un desfile de modas de sacos de papas.
“A menudo, este festival obtiene la mayor cantidad de votos como uno de los mejores festivales de Estados Unidos, en parte porque está dirigido a toda la familia, y es gratis”, dice Olson.
En algunos casos, las celebraciones culinarias funcionan como un vínculo histórico. En Bessieres, Francia, cada año los pobladores hacen un omelet gigante durante la Pascua para alimentar a los pobres. Se cree que esta tradición inició cuando Napoleón y su ejército se detuvieron en ese pueblo para pasar ahí la noche. La leyenda dice que El Pequeño Cabo le ordenó a los habitantes que reunieran todos sus huevos y le hicieran una “tortilla de huevo” a su ejército.
Desde entonces, la celebración se ha expandido a las comunidades en las que se habla francés alrededor del mundo. En Abbeville, Los Ángeles, el lugar inició su propia versión de la tradición (aunque con un toque criollo).
“Ya está presente en siete ciudades alrededor del mundo, y cada uno agregamos un ingrediente local”, dice Arlene White, una de las organizadoras de la celebración del omelet gigante en Abbeville. El pueblo utiliza 5.000 huevos, y le agregan Tabasco y langosta, para ponerle un toque tradicional del lugar.
Mientras muchas personas creen que la comida es un arte, algunas regiones llevan esta forma de pensamiento a otro nivel. En Suecia, el Festival del Räbechilbi (nabo) las personas crean carrozas flotantes utilizando 40 toneladas de nabos vaciados. Anteriormente, han creado réplicas de panteras, molinos de viento, barcos, ballenas, incluso Amy Winehouse. Aunque el pequeño pueblo de Richterswill alberga tan sólo 12.000 habitantes, el festival atrae a 20.000 visitantes cada año.
“Somos una aldea pequeña, así que te imaginarán cuánto se llena en esos días”, dice Michele Fasler, portavoz de Räbechilbi.
Fasler describe la atmósfera como cálida y tranquila. Sólo no te comas los nabos, advierte.
“No es bueno para tu estómago”, explica. “Es como si comieras muchos frijoles”.