Por Adrian Covert, CNNMoney
(CNNMoney)– Lo que hizo Samsung con su Galaxy Gear no puede llamarse innovación. El reloj inteligente que presentaron el miércoles está lejos de ser una innovación. Carece de imaginación, es deductivo, incluso retrogrado.
Sí, seguro, el Samsung Gear es el teléfono inteligente más avanzado hasta la fecha, pero eso es únicamente porque hay muy pocos a la venta hoy día y ninguno ha sido espectacular.
Jugué un rato con el Galaxy Gear el miércoles y aunque como hardware no presentaba fallas o problemas tampoco era especialmente rápido o intuitivo. Como reloj tampoco parece tener una función distintiva.
No es tan grande como uno podría pensar, pero tampoco es especialmente pequeño. Es bastante feo, en línea con la mayoría de otros productos Samsung. Un dispositivo de seguridad impidió que me probara el reloj, pero parecía cómodo.
Samsung dice que la batería del Galaxy Gear dura todo el día. Pero después de preguntar si eso significaban 24 horas o la duración de una jornada laboral, un representante de la empresa se puso nervioso. Ya sea una otra, es otro aparato más que los usuarios tendrán que cargar con frecuencia al igual que un teléfono.
La función más llamativa del Galaxy Gear es su capacidad para enviar notificaciones: de correos electrónicos, mensajes de texto, llamadas, alertas de redes sociales, etcétera. Más allá de eso, nada que destacar.
No sólo el desempeño de la aplicación de voz S-Voice fue mediocre (en parte por el ruido del lugar) sino que tampoco ofrece mucho más que hacer. Iniciar una llamada, enviar un mensaje de texto, mirar información del tiempo, y tal y cual. No puedes buscar en Internet y para activar la función de voz hay que usar la mano.
Puedes hacer llamadas completas a través del reloj, desde marcar el número, a llamar y escuchar. Pero parece haber pocas situaciones en las que esto sería absolutamente necesario más allá de la novedad.
Luego están las aplicaciones, que podrían compensar la falta de visión de Samsung. Pero visto lo que vimos el miércoles, los primeros esfuerzos son poco prometedores.
Por ejemplo esta Runkeeper, que utiliza el pedo metro del Galaxy Gear y cuenta los pasos que das, pero si quieres acceder a los datos del GPS tienes que llevar el teléfono contigo.
El reloj cuenta con una cámara montada a un lado de la correa capaz de tomar fotos de 1,9 megapixeles y captar videos en 720p, pero para qué usar esa cámara en lugar de sacar el teléfono. Se pierde más tiempo navegando hasta la aplicación de la cámara del reloj que sacando tu celular.
Aquí esta el quid: necesitas un teléfono para que el Galaxy Gear sea funcional. Por el único teléfono que funciona ahora mismo con el reloj es el “phablet” Galaxy Note III, recién anunciado. Samsung no confirmó si extendería la compatibilidad a otros teléfonos Galaxy, pero dio a entender crípticamente están trabajando en ello. No está claro si otros teléfonos Android llegarán algún día a funcionar con el Galaxy Gear.
Pero no se perderá mucho.
De la misma forma en que no necesitamos las funciones de una computadora de escritorio en nuestro teléfono, tampoco necesitamos la funcionalidad de un teléfono en nuestras muñecas. Lo que necesitamos es algo que complemente al teléfono.
Quizás pasando algo más de tiempo con el Galaxy Gear descubriremos alguna cualidad redentora en este reloj, pero con un precio de 300 dólares tendría que ser algo espectacular para justificar la cantidad.