(CNN) — El pequeño perro con pelaje café y blanco todavía no tiene nombre, solo un número: 917.
Cuando fue hallado, el cachorro de ocho semanas pesaba menos de dos kilos y había sido abandonado, con una cadena alrededor de su cuello que pesaba cuatro veces más que él.
Es uno de los 371 perros confiscados por las autoridades federales y estatales en agosto en Alabama, Mississippi, Georgia y Texas en lo que las autoridades han llamado el segundo cuadrilátero más grande de peleas de perros en Estados Unidos.
Normalmente, quienes fuerzan a pelear a los perros esperan hasta que los caninos tengan al menos seis meses antes de que los encadenen y los expongan al calor o frío extremo como parte de un brutal programa para transformarlos de perros a peleadores, de acuerdo al Director Ejecutivo de la Sociedad Estadounidense por la Prevención de la Crueldad de Animales (ASPCA, por sus siglas en inglés), Matt Bershadker.
Este cachorro era uno de los tantos perritos de ocho y 10 semanas que tenían cadenas muy pesadas y fueron encontrados durante las redadas.
“Lo que vimos en la propiedad hizo que se inclinaran hasta los investigadores más fuertes que tenemos, por así decirlo”, dijo Bershadker.
Los perros fueron puestos en cuidado temporal de la ASPCA y la Sociedad Humana de Estados Unidos. Más de 250 de ellos, incluyendo al cachorro número 917, fueron llevados a un almacén con aire acondicionado, donde la ASPCA los está cuidando. Los otros están en manos de la Sociedad Humana.
En septiembre, se le brindó el acceso exclusivo de la rehabilitación de los perros de peleas a CNN. No se dará a conocer la localización del centro de rehabilitación por razones de seguridad.
No solo se le está brindando tratamiento médico a los perros por la desnutrición y las heridas que obtuvieron de sus peleas, sino que también están recibiendo “un plan enriquecedor de la modificación de conducta persona para maximizar la oportunidad de cada perro para ser puesto en adopción”, dijo Bershadker.
El objetivo es convertir a estos perros de peleas en animales que puedan ser mascotas o que trabajen como animales de rescate y rehabilitación.
“Lo que haremos es que iremos con cada perro de manera individual para evaluar sus fortalezas y sus debilidades”, dijo Bershadker.
Las cicatrices de las peleas
Si no hubiera sido rescatado, el cachorro número 917 y otros perritos se hubieran convertido en perros típicos criados para pelear. Algunos de estos perros, informaron los fiscales, generaban ingresos de hasta 200,000 dólares (2 millones 410,000 pesos).
El lograr que el animal adquiera la condición física adecuada es casi siempre la prioridad para quienes los entrenan, y eso generalmente empieza tras pocos meses de levantar una cadena pesada.
El siguiente paso es poner al perro en “la torre del homenaje”, un programa de entrenamiento intenso antes de su primera pelea. Cuando se consideren listos, los perros son puestos en un ‘pozo de pelea’, ya sea en una pelea de prueba o en ‘el programa’, una pelea frente a espectadores.
“Esas peleas pueden durar 30 minutos, una hora, dos horas, incluso tres horas”, dijo Bershadker. “Ahí es donde obtienen las heridas físicas”.
Aunque el cachorro 917 era muy joven para tener heridas y cicatrices de una pelea, muchos de los otros caninos confiscados en la redada de agosto mostraron evidencia de ser parte de un pozo de pelea.
En el refugio de ASPCA, la doctora Sarah Kirk conduce un examen a uno de los perros rescatados. En la mesa está un perro tan flaco que sus costillas y sus vértebras son visibles a través de su piel.
“Claramente no se le ha tratado bien”, dice la doctora. “La condición de su cuerpo es probablemente un dos de un nueve posible”.
Las cortadas, cicatrices y un tumor grande en su pata sugieren unos 10 años muy duros para este animal, que seguramente hizo más de una aparición en el pozo de pelea.
Desde que llegó al refugio, el perro has sido desparasitado y se le ha dado medicina para las pulgas y para aliviar su dolor. El pronóstico es bueno: Kirk dice que con el cuidado adecuado este perro tendrá una buena calidad de vida.
Atacando el cuadrilátero de peleas de perros
La redada al cuadrilátero de peleas de perros de agosto empezó con poca información.
“En 2010 obtuvimos una pista de un acusado de venta de drogas que nos dijo que había peleas de perros que se llevaban a cabo en Lee County, Alabama”, dijo Clark Morris, un fiscal federal en Alabama.
Eso llevó a una investigación en Alabama que conllevó más evidencia de peleas de perros en los estados cercanos. Las autoridades llevaron a cabo 13 órdenes de registros en Alabama, Mississippi, Georgia y Texas, que condujo a 12 arrestos.
Aquellos que fueron arrestados desde entonces hicieron declaraciones judiciales de no culpable por una variedad de cargos federales, incluyendo conspiración para promover y patrocinar peleas de perros y manejar un negocio de apuestas.
“Los arrestados estaban apostando desde 1,500 a 200,000 dólares (19,563 a 2 millones 410,000 pesos) en una pelea de perros, de acuerdo a nuestra investigación”, dijo Morris, que es fiscal en el caso.
Si son sentenciados los arrestados enfrentan hasta 15 años en prisión. El juicio se programó para febrero de 2014.
Gary Tuchman y Dominic Swann contribuyeron con este reporte.