Por Kat Kinsman
(CNN) — La depresión es una batalla diaria para millones de personas, y el estigma que rodea a la enfermedad solo se suma a esa carga. Pero la pastelería Depressed Cake Shop de Emma Thomas ayuda a que las conversaciones sobre el tema tabú sean más fáciles.
“El concepto es: haz pasteles grises, vende pasteles grises y crea una plataforma para la discusión y cobertura mediática (…) Y creo que eso es lo que hemos hecho”, dijo Thomas.
La especialista en relaciones públicas y directora creativa se volvió cada vez más consciente de que las personas en la comunidad creativa a su alrededor frecuentemente tienen depresión, pero no siempre tienen la libertad de discutir este tema con las personas en sus vidas profesionales o personales.
“Si vas al médico y tienes depresión, el médico dirá que tienes estrés para que la depresión no esté en tu registro (…) Si regresas a trabajar después de tener gripe, las personas no te juzgan para siempre. Pero si tienes depresión y regresas a trabajar después de estar deprimido, te juzgan para siempre”.
Al frustrarse con el tabú, y cómo afectaba a las personas que quería, Thomas comenzó a cocinar un esquema. Su agencia, Cakehead Loves, dirige una iniciativa anual centrada en la venta de pasteles en beneficio de ciertas causas. En 2011, los pasteles fueron cocinados en forma de sushi, con las ventas destinadas a beneficiar a las víctimas del tsunami. En 2012, después de la muerte de Steve Jobs, las ganancias de los pasteles con temática de tecnología fueron usadas para recaudar dinero para obras altruistas de cáncer de páncreas.
A principios de agosto, Thomas y la pastelería colaborativa Eat Your Heart Out lanzaron la pastelería emergente Depressed en Brick Lane en Londres; que solo vendía productos horneados grises para representar visualmente la enfermedad mental. Las ganancias estuvieron dirigidas a apoyar los servicios de salud mental. Ahora al menos 50 sucursales surgieron en todo Reino Unido, Malasia, Argentina, Pakistán y Estados Unidos.
Thomas acredita lo atractivo del movimiento a su enfoque sencillo y divertido sobre un tema difícil. “Siempre hay folletos pesados y sitios web y no hay una forma fácil para que las personas ofrezcan su apoyo o generen debates”, dijo.
Con la pastelería Depressed, “las personas pueden apoyar causas altruistas con solo comprar pastel”.
Con tantas tiendas emergentes impulsadas por voluntarios en todo el mundo, Thomas y su equipo no pueden supervisar personalmente cada ubicación, pero en su lugar ofrecen orientación creativa. “Haremos las relaciones públicas y la creación de conciencia”, dijo. “Tendremos todo listo para ti. Esto da confianza en el concepto”.
Los participantes deben comprometerse a respetar dos reglas: vender solo productos horneados grises (“¡de lo contrario no es una noticia!”) y dar las ganancias a una organización altruista de salud mental.
Y la conversación no se limita a las galletas con caritas tristes y pastelillos con nubes impresas. Thomas dijo que el grupo de Facebook para voluntarios alberga un ambiente seguro para que quienes tienen depresión, y sus seres queridos, hablen sobre ello.
“Muchas personas dicen que eso lo hace accesible”, dijo Thomas. “Mientras que las personas no irían a una conferencia sobre depresión, el grupo es bueno porque es un ambiente realmente relajado en el que todos se sienten cómodos”.
Sabrinah Morad es una de esas voluntarias, quien organiza una venta de dos días en Malasia. Morad fue llevada al grupo de la pastelería Depressed por su hermana, Zainah, quien es propietaria de un café de estilo malayo en Cardiff, Gales y participaba en el proyecto allí.
“Mi padrastro tiene depresión y desde que lo recuerdo, su enfermedad se hablaba en susurros”, dijo Morad. “Realmente nunca lo entendimos mientras crecíamos y casi se sentía como si tuviéramos la culpa de alguna manera porque estaba triste todo el tiempo”.
A Morad y a su hermana nunca se les permitió hablar de lo que pasaba en casa, y descubrieron que las personas en su cultura asociaban los síntomas de su padre con el ocultismo, la magia negra o un maleficio.
“Recuerdo hace algunos años cuando algunos de los familiares de mi padrastro del pueblo llegaron a la casa de mi madre con un bomoh (curandero) para bendecir la casa y ahuyentar a los ‘demonios’ de él”, dijo Morad.
Morad cree firmemente en que poder hablar sobre la depresión en una forma casual ayudaría al público a entender que no es solo algo que pueda quitarse fácilmente, y que no deben de avergonzarse.
“Nos faltan grupos de apoyo aquí, hay muy pocos consejeros entrenados”, dijo. “Esperemos que con la conciencia venga el apoyo y mejor cuidado médico para esta enfermedad”.
Jane Reyes ayudó a organizar la campaña en San Francisco, Estados Unidos. Junto con QueerLife Space, su grupo recaudó 1,000 dólares (12,866 pesos) en un día para apoyar a los servicios de salud mental; una causa que le afecta personalmente. Reyes perdió gradualmente la función muscular en sus extremidades debido a una enfermedad degenerativa llamada Charcot-Marie-Tooth, pero descubrió que todavía tenía movilidad suficiente para hornear y decorar pasteles.
“Tenía esta cosa que perdonaba y comprendía mis limitaciones, permanentes o temporales, además era buena en eso así que me ofreció mucho orgullo y sentido de realización”, escribió Reyes en un correo electrónico. “Para alguien con discapacidad mental o física estas cosas son raras y preciosas”.
La solidaridad dentro de la comunidad de voluntarios de la pastelería Depressed probó ser esencial para Reyes en su lucha contra la depresión causada por su dolorosa discapacidad.
“Hacer estas conexiones a través de un pastel salvan mi vida”, escribió. “Cuando escuché sobre el proyecto de Emma, me impactó como un rayo y sabía que debía ser parte de este”.
Thomas está muy consciente del impacto profundo que su iniciativa ha creado, y reconoce que su mayor lucha en estos momentos es alentar a los participantes a mantener la sencillez.
“Todos quieren complicarlo”, dijo. “’Establezcamos grupos de apoyo. Hagamos esto…’ Eso no es lo que hacemos. Se trata de hacer pasteles grises, vender pasteles grises; eso es todo”.
Thomas busca alguien que cuide el legado de la pastelería Depressed y se asegure de continué en el futuro.
“Tenemos a personas que cocinan y nos cuentan sus historias, y las personas cocinan debido a cómo afectó a sus amigos. Es increíble y conmovedor”, dijo. “¡Y solo iba a ser una tienda!”.
Las próximas 50 sucursales (y no hay duda de que serán muchas más) son solo la cereza del pastel de una idea verdaderamente dulce.
Las pastelerías Depressed en Estados Unidos surgirán en Los Ángeles, Nueva York, Atlanta y más ciudades por venir. ¿Quieres involucrarte? Hay más información en depressedcakeshop.com.