Por Oliver Cury, especial para CNN
(CNN) – Crecí en la ciudad de Nueva York durante los años setenta y ochenta; cenábamos fuera y bebíamos regularmente varias noches a la semana.
Recuerdo muy bien cómo era estar cerca de fumadores, ya fueran mis amigos fumando en bares (teníamos 14 años) extraños hombres mayores inmersos en una nube de humo en la cafetería local, o el abuelo Ed encendiendo un puro en el elegante restaurante de mariscos (me daba la tira para usarla como anillo, así que, por mí, no había problema).
Nunca me ha gustado el humo de los cigarrillos o fumar, pero la ley no lo prohibía en aquel entonces y la gente lo aceptaba como parte de nuestra cultura, al igual que estar cerca de una persona que huele mal porque no usa desodorante. ¿Qué puedes hacer? ¿Declararlo ilegal? Parte del ritual de salir era volver a casa con olor a humo, y esperar que nadie encendiera un cigarrillo en un buen restaurante, y nos impregnara el olor a cigarrillo a los demás.
Si nos adelantamos al año 2003, soy escritor sobre alimentos para Time Out New York, y estoy cubriendo la intención de Bloomberg de prohibir los cigarrillos en bares y restaurantes. Por supuesto, la legislación resulta polémica. Sin embargo, la ley propuesta no se basa en la idea de que fumar es siempre molesto para los no fumadores, que afecta directamente el aroma y sabor de la comida, que los olores se impregnan en la ropa sin importar dónde te sentaste o que el humo lastima los ojos. No, se basa en el hecho de que los meseros, barmans y ayudantes están siendo sometidos a condiciones laborales poco saludables.
Hace unos días surgió un debate similar: ¿Se debería prohibir los cigarrillos electrónicos en los restaurantes? El tema ha inquietado a fumadores, comensales, meseros, gerentes, chefs… y abogados. Mi primera reacción fue la siguiente: Nadie podrá prohibir estos artilugios, sin importar qué tan antiestéticos sean, a no ser que puedan probar que los cigarrillos electrónicos interfieren directamente con la experiencia del cliente o la salud del trabajador.
Por lo que puedo ver, los cigarrillos electrónicos no huelen mal, no invaden la ropa, y no dejan cenizas, colillas o incluso humo. Sí, se ven un poco ridículos, pero si contribuyen a que alguien deje de fumar cigarrillos de verdad (los cuales son dañinos por muchas razones aparte del hecho de que contienen nicotina), entonces ¿a quién le importa si alguien enciende uno de estos cigarrillos falsos? Son como palillos de dientes en ese sentido, y no puedes prohibir algo por ser de mal gusto.
A continuación, algunos datos que aclaran el asunto. Personalmente, los cigarrillos electrónicos me recuerdan mucho a la goma de mascar. Se trata de algo que no haría en un restaurante elegante, pero tampoco abogaría por prohibir la práctica del todo.
Los cigarrillos electrónicos no huelen mal
No olerás el cigarrillo electrónico de la persona en la mesa de al lado porque estos aparatos, que funcionan con baterías, emiten vapor, como lo que sale de tu boca cuando respiras. Hasta donde yo sé, ningún paladar se verá afectado si alguien se sienta cerca de un fumador de cigarrillos electrónicos.
En teoría, los cigarrillos electrónicos son ecológicos
No hay colillas que puedan tirar al suelo, y no se contamina el aire, aunque, si bien es cierto, el fumador en algún momento tendrá que desechar la batería.
Los cigarrillos electrónicos son feos y algo ridículos
Muchos críticos destacan el hecho de que los cigarrillos electrónicos son sencillamente palos de plástico. Algunos de estos aparatos también simulan que la punta del cigarrillo se consume. Como Eric Ripert dijo: “Es extraño ver a alguien fumar con un cigarrillo de plástico”.
Los cigarrillos electrónicos tienen nicotina, pero ninguno de los otros ingredientes dañinos que se encuentran en los cigarrillos tradicionales
CNN Health explica qué contienen estos productos, y discute su seguridad. El veredicto: Es necesario investigar más al respecto, porque nadie sabe si existe un impacto a largo plazo en los fumadores o en el ambiente.
La ley es turbia
No está claro si Bloomberg o el próximo alcalde (o político) también intentará prohibir los cigarrillos electrónicos. Lo que se sabe es que estos cigarrillos se encuentran claramente exentos de las prohibiciones de fumar en algunos casos. Visita el sitio web de los Estadounidenses por los Derechos de los No Fumadores, para conocer las normas y reglamentos específicos según ciudades y estados.
Los cigarrillos electrónicos pueden evitar que los fumadores se levanten de la mesa para salir a fumar
A los chefs no les gusta cuando la comida se sirve a tiempo, pero los clientes están afuera fumando. Los platillos se enfrían, o los mandan de regreso a la cocina para que los coloquen bajo una lámpara de calor que ocupa espacio. Y muchos neoyorkinos no soportan cuando el humo llega a las ventanas mientras pequeños grupos de fumadores (ebrios y escandalosos) se reúnen afuera para calmar sus ansias entre sorbos y bocados. Mantengamos a los fumadores en el interior y todas estas molestias se reducirían al mínimo.
[polldaddy poll=7427549]