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Nairobi, Kenia ( CNN ) - Apoyado por varios extranjeros, una mujer se lamenta en la puerta de la principal morgue de la ciudad de Nairobi, incapaz de controlar su dolor. Entra en la improvisada tienda de campaña marrón, pero sus gritos no dejan de escucharse fuera. Mientras, decenas de familias permanecen y esperan nuevas noticias, sin saber si sus seres queridos están vivos o muertos.

Janet Mwikali estaba acunando a su nieta a la vez que esperaba saber alguna novedad sobre el paradero de su marido John que trabajaba dentro del supermercado Nakumatt del centro comercial y es uno de los más de 60 que aún siguen desaparecidos. “Tengo la esperanza, y rezo”, dijo. “Es el amor de mi vida”.

Es una escena que se reproduce muchas veces desde que 15 hombres armados de Al-Shabaab atacaron el centro comercial Westgate el sábado. Nada menos que 63 personas siguen en paradero desconocido, una semana después de que comenzara el asedio.

Sin embargo, las probabilidades parecen sombrías. Al menos 67 personas han muerto y muchos más pueden haber quedado atrapados entre los escombros del edificio parcialmente derrumbado.

El gobierno de Kenia anunció el martes que el secuestro había terminado, pero dejaron de llegar cadáveres a la morgue de la ciudad. Así que la angustiosa espera continúa.

Para aquellos que saben que algunos de sus seres queridos se han ido, un largo camino hacia la recuperación comienza.

Los familiares de las víctimas se reunieron el jueves en honor de la popular anfitriona de Radio Africa Ruhila Adatia - Sood, quien murió cuando hacía de jurado del concurso de cocina para niños en el centro comercial. Varios niños también recibieron disparos.
Adatia - Sood estaba embarazada de su primer hijo cuando murió. Los familiares de Adatia - Sood dijeron a David McKenzie de CNN en una emotiva entrevista que la joven era “el pegamento que nos mantenía unidos”.

Para los que se quedan esperando y pensando en las afueras de la morgue, la esperanza es el único consuelo.

Tienen la esperanza de no ver a sus seres queridos pasar por allí, pero quieren respuestas desesperadamente.

Un día después de que Mwikali mantuviera a su nieta en brazoa, orando por el regreso de su marido, se encontró el cuerpo de su marido en la morgue. Pero estaba demasiado abatida para hablar.