Por Karol Brinkley, CNN
(CNN) – Un día en el trabajo, el consultor de tecnologías de la información, Justin Shelton, de repente comenzó a sentirse enfermo. Unas horas después, estaba en la sala de emergencias, y los médicos le dijeron que podría tener una infección en los riñones.
Solo necesitaban hacer un análisis para confirmar el diagnóstico.
Las siguientes palabras fueron un duro golpe de realidad: la máquina de análisis no podía soportar su peso.
“Me dijeron, ‘creo que tienes una infección en los riñones, pero no podemos confirmarlo, así que solo vamos a tratarla agresivamente y espero que sea eso’”, dijo Shelton.
Tenía 25 años y pesaba 268 kilogramos.
Dos años antes, la esposa de Justin, Lauren Shelton, tuvo su propio susto médico; su vesícula biliar tuvo que ser removida debido a complicaciones relacionadas con su peso. En su punto máximo, Lauren pesaba 154 kilogramos.
Su tamaño también dificultaba las tareas diarias. Hace años, Lauren estaba en un avión, y el cinturón de seguridad no cerraba. Estaba mortificada e intentaba esconder de los sobrecargos que no cabía en el asiento.
A Lauren y a Justin les habían pedido no subirse a las montañas rusas en un parque temático debido a su tamaño.
Pero el viaje de Justin a la sala de emergencia fue la gota que derramó el vaso. Algo necesitaba cambiar.
Afortunadamente para Justin, los médicos estaban en lo correcto y pudieron tratar la infección en sus riñones sin el análisis. “Me hizo pensar, ‘¿qué hubiera pasado si hubiera sido otra cosa? ¿Qué hubiera pasado si hubiera sido algo más grave? ¿Qué hubiera hecho?’”, dijo Justin.
Así que en febrero de 2012, la pareja comenzó un viaje de 19 meses para tomar el control de su salud.
Primeras batallas
“Siempre fui más grande que los otros niños, pero los kilogramos realmente comenzaron a almacenarse en la preparatoria y continuaron en los siguientes años”, escribió Lauren en su blog, OvercomingO.com.
Para Justin, fue una lesión en la rodilla a los 13 años lo que lo mantuvo alejado de jugar deportes. Dejó de hacer ejercicio, los malos hábitos alimenticios continuaron, y su peso se salió de control.
Los Shelton se conocieron en línea hace siete años, y su relación giró en torno de sus hábitos alimenticios. Salían a comer alimentos no saludables, uno tras otro.
Sabían que para ser saludables, necesitaban alguien que los llevara en la dirección correcta. Así que buscaron ayuda de un programa de administración de pérdida de peso en una escuela médica local.
El asistente de un médico les dio pautas sobre lo que debían y no debían comer, y la cantidad de ejercicio que necesitaban.
Justin y Lauren comenzaron su nueva rutina de ejercicio con actividades sencillas como caminar alrededor del parque y nadar. A finales de 2012, se unieron a un gimnasio.
“Vamos al gimnasio entre cinco y seis días de la semana y tomamos un día libre e intentamos hacer algo divertido y activo como caminatas o nadar”, dijo Lauren.
La pareja también comenzó a utilizar una aplicación de smartphones para contar las calorías que consumen. Al comienzo, comían en restaurantes solo en ocasiones especiales y preparaban todas las comidas en casa.
Lauren encontró recetas para versiones más saludables de los alimentos que amaban. Su dieta consiste principalmente en carnes magras con muchas frutas y vegetales. Incluso hoy en día, todo lo que comen va a un diario de comidas.
El peso disminuyó rápidamente al principio. Justin perdió 11.3 kilogramos y Lauren perdió 13.6 kilogramos solo en el primer mes. Intentaron mantener estable la pérdida de peso después de eso, pero sabían que no podían esperar ver un gran número tan grande mes tras mes sin sentirse decepcionados.
Pesarse mensualmente los ayudó a rastrear su progreso.
“Tenemos gráficas que muestran nuestra pérdida de peso a través de una aplicación. Nos ayuda a permanecer motivados y superar las semanas difíciles”, dijo Justin.
En solo 19 meses, Justin perdió 164 kilogramos y Lauren 80, para un total de 244 kilogramos.
Nadie es perfecto
A medida que comienzan a moverse a la fase de mantenimiento de su dieta, la pareja se permite un capricho de vez en cuando. Ahora tienen lo que llaman su comida especial de domingo, donde cocinan algo distinto.
“Este domingo, podemos tener hamburguesas de pavo a la parrilla en un pan integral con algunas papas horneadas”, dijo Lauren. “Normalmente, no comemos almidones muy a menudo y no guardamos panes en la casa”.
Todavía ceden a los antojos de vez en cuando. Lauren también dice que controla sus ganas de comer dulces al distraerse en actividades como caminatas o siestas.
Lo que la mantiene en su camino es entender que “sin importar cuántas veces te resbales o lo arruines, simplemente tienes que comenzar de nuevo, y eventualmente llegarás allí”, dijo. “Tienes que permanecer positivo y recordarte que eres humano y nadie es perfecto”.
Aunque lograron perder una cantidad sustancial de peso; Lauren pasó de ser talla 32 a talla 12, y Justin pasó de ser talla 58 en pantalones a talla 36, la pareja lucha con los efectos secundarios psicológicos de un cambio físico tan masivo.
La imagen de sí mismos ha sido un obstáculo para Lauren y Justin. Admiten tener momentos en los que todavía se ven como las personas con obesidad que solían ser.
“No me veo tan pequeño como lo que muestran las fotografías o cómo las personas nos dicen que nos vemos”, dijo Lauren.
Aunque las luchas y los triunfos encontraron apoyo entre sí. Dicen que hacer esto como equipo los acercó más, y sienten casi como si fueran recién casados de nuevo.
Recientemente, Lauren y Justin viajaron en avión y estuvieron emocionados de descubrir que no solo podían abrochar sus cinturones sino que necesitaban ajustarlos. También regresaron al parque temático y se subieron a las montañas rusas sin ningún problema.
“Fue una especie de triunfo”, dijo Justin. “Somos más aventureros y extrovertidos. Nuestra perspectiva cambió casi completamente”.