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Por Anna Coren y Ben Brumfield

CEBÚ, Filipinas (CNN) — Toneladas de alimentos procedentes de todo el mundo han llegado a Filipinas, pero los cientos de miles personas que se quedaron sin hogar y con hambre tras el paso del tifón Haiyan aún no las reciben.

La devastación por la tormenta causó bloqueos en los caminos que llevan a las zonas más afectadas.

El Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) ha enviado al menos 2.700 toneladas de arroz en el país, pero la pesadilla logística de viajar entre las islas cuyas poblaciones quedaron destruidas por una de las tormentas más fuertes de la historia complica la entrega.

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Propagación de enfermedades en Filipinas
04:42 - Fuente: CNN

El despeje de carreteras y pistas de aterrizaje ha llevado mucho tiempo, dijo el portavoz de la UNICEF, Christopher De Bono. “Yo no creo que sea culpa de nadie. Creo que es la geografía y la devastación”, señaló.

“¡Necesitamos comida, tenemos que comer!”, gritaba este martes una multitud reunida alrededor de un avión de suministros tras aterrizar en Guiuan.

La ciudad de 50,000 personas quedó borrada del mapa por la tormenta que tocó tierra por primera vez en ese lugar este viernes.

La tormenta causó al menos 2.275 muertos y dejó heridas a más de 3.665 personas.

Las primeras entregas de alimentos en Guiuan y en Tacloban, las ciudades más afectadas por el tifón, representan un rayo de esperanza para al menos dos trabajadores humanitarios.

“Buenas noticias para Filipinas”, anunció el Programa Mundial de Alimentos de la ONU este miércoles. “La distribución del PMA en Tacloban comenzó esta mañana. Se repartió arroz a 3.000 personas”.

Pero más de 2 millones de personas necesitan alimento, según el gobierno.

“Entiendo que esto no es un rayo de esperanza para la gente que está en tierra, quienes todavía esperan ayuda”, dijo De Bono.

El jefe de la UNICEF espera que la entrega de ayuda aumente considerablemente este miércoles, pues varias pistas de aterrizaje han quedado limpias en zonas devastadas y llega un vuelo tras otro con ayuda.

En Guiuan, la desesperación se manifestó en la cara de los residentes, mientras veían que los soldados descargaban sacos de arroz y cajas de agua embotellada del avión de carga C-130.

Muchos de ellos han estado bebiendo agua sucia para sobrevivir y eso podría poner en peligro su salud, ya que la tormenta provocó fugas de las fosas de aguas residuales.

“Los sistemas de saneamiento han sido destruidos y los niños son los más vulnerables al cólera, algo común después de este tipo de desastres”, dijo De Bono.

Mientras, cuerpos de las víctimas yacen entre los escombros o en las calles. El gobierno no ha podido contarlos a todos, pero hay temores de que la cifra crezca.