Por Kelly Wallace
Nota del editor: Kelly Wallace es corresponsal digital de CNN y editor-at-large sobre temas de familia, trabajo y vida.
(CNN) – “Mi última jefa fue mujer. Lo único que hacía era controlar a todos de forma excesiva”.
“Cada jefa que he tenido ha sido extremadamente pasiva-agresiva en su liderazgo”.
“Era mucho más fácil cuando me supervisaba un hombre porque él no soportaba la mezquindad o los chismes”.
Lo siento, mujeres del mundo laboral. Esos son los comentarios que hemos recibido en respuesta a mi reciente artículo sobre cómo a las empresas que tienen más mujeres en puestos ejecutivos y juntas corporativas les va mejor económicamente.
Sin embargo, recibimos tantos comentarios de personas que expresaban que definitivamente preferían trabajar para un hombre, que supimos que teníamos que explorar el “por qué” detrás de ese sentimiento.
Luego, esta semana, la organización Gallup añadió algunos números y así, avivó el debate.
‘No me sorprende’
En entrevistas telefónicas con una muestra aleatoria de 2.059 adultos, Gallup encontró que los estadounidenses aún prefieren que su jefe sea hombre y no mujer; el 41% expresó la preferencia de trabajar para un hombre y el 23% indicó que prefieren ser supervisadas por mujeres. Se trata del número más alto que se ha registrado respecto a la preferencia de mujeres como jefes desde que Gallup ha estado haciendo la encuesta.
Al comparar estos resultados con las respuestas obtenidas en 1953 -ahí es cuando Gallup lanzó esta pregunta por primera vez- vemos que la brecha se ha reducido significativamente. En 1953, el 66% optó por la preferencia de tener un hombre como supervisor y el 5% escogió una mujer, una enorme brecha que se ha reducido a una diferencia de 18 puntos en la actualidad.
“Creo que es genial ver esa tendencia, así que estoy muy motivado por ella, pero no me sorprende que todavía se trate de una proporción de 2 a 1, de personas que prefieren trabajar para hombres que para mujeres”, dijo el sociólogo y consultor sobre el lugar de trabajo, BJ Gallagher, quien ha escrito varios libros, entre ellos un éxito de librería que habla de la diversidad llamado “A Peacock in the Land of Penguins” (Un pavo real en la tierra de los pingüinos).
Lo que encabeza la lista de razones, según Gallagher, es el hecho de que los hombres siguen teniendo más poder en el lugar de trabajo que las mujeres.
“Si pudieras elegir, preferirías trabajar para alguien que tiene cierta influencia, algo de poder, autoridad, cierto estatus, y eso aplica en hombres y mujeres”, dijo Gallagher.
“Eso corre hacia abajo, de modo que si trabajas para un jefe poderoso, tú eres un poco más poderoso. Tu departamento se ve bajo una luz más positiva si el jefe es una persona poderosa e influyente”, indicó.
‘Cómo diferenciar a hombres y mujeres en la posición de jefes’
En conversaciones con Gallagher y otros expertos, está claro que existe otro factor que influye: los estereotipos reales que existen respecto a trabajar para una mujer.
“Es un antiguo estereotipo que las mujeres podrían no ser buenas jefas, así que cuando eso sucede, todos lo tienen en mente”, dijo Susan Nierenberg, vicepresidente de mercadeo global y comunicaciones corporativas de Catalyst, una organización no lucrativa enfocada en la expansión de oportunidades para las mujeres en los negocios. “Debido a que el estereotipo está presente, y hay un menor número de mujeres en posiciones de líderes que hombres, podrías recordar a la mujer que te trató mal y decir, ‘Oh, sí, me acuerdo de ella’. Y eso refuerza el estereotipo”.
“La percepción no es la realidad, y los estereotipos son percepciones”.
Gallagher ha creado una lista titulada “Cómo diferenciar a hombres y mujeres en la posición de jefes”, con ejemplos de las diferencias de género percibidas. “Un jefe es asertivo; una jefa es mandona” y “Un jefe presta atención a los detalles; un jefa es quisquillosa”.
“Hay un estándar doble”, dijo Gallagher, quien también escribió “Todo lo que necesito saber lo aprendí de otras mujeres”. “Exactamente el mismo comportamiento en un jefe se ve como una ventaja, y el mismo comportamiento en una jefa se ve como algo negativo”.
Por ejemplo, Gallagher dijo que si un jefe “se molesta, golpea su puño sobre la mesa y dice: ‘Quiero que esto esté listo las 3 en punto hoy por la tarde’, todo el mundo dice: ‘Vaya, él es el tipo de persona que toma el control’”.
Si una mujer hace lo mismo, indicó Gallagher, la gente tiende a decir: “Vaya, qué arpía”.
“Así que el mismo tono de voz, las mismas palabras, el mismo lenguaje corporal, todo se filtra a través de nuestros estereotipos y suposiciones acerca de cómo se deben comportar diversos grupos”, dijo.
El asunto de ser ‘la única mujer en un grupo de hombres’
Algo que alimenta los estereotipos, según Gallagher y los líderes de Catalyst, son entornos en los que hay pocas mujeres en posiciones de liderazgo.
“Cuando hay una única mujer en un grupo de hombres, es una sola mujer quien va a llegar a la cima, ¿qué ocasiona esto?”, dijo Ilene Lang, presidenta y directora ejecutiva de Catalyst, durante una entrevista el mes pasado.
“¿Será que esto va a animar a alguien a apoyar a las mujeres? ¿Anima esto a las mujeres a apoyar a otras mujeres? Se trata de una cultura que animará a las mujeres a luchar contra otras mujeres o a desalentarlas”.
Pero cuando la cultura de la organización se centra en la consejería y el patrocinio, y hay más mujeres en posiciones de liderazgo, ese “mito de la abeja reina” respecto a que las mujeres no ayudan a otras mujeres se derrumba, dijo Lang.
De hecho, un informe realizado por Catalyst encontró que el 73% de las mujeres que recibieron el apoyo para su desarrollo profesional están contribuyendo a apoyar y desarrollar a otras mujeres, frente al 30% de los hombres.
“Nuestra investigación muestra que las mujeres no sólo patrocinan y apoyan a otras mujeres, sino que lo hacen por otros hombres también, y realmente hacen por otros lo que una vez hicieron por ellas”, dijo Lang.
Esa ha sido la experiencia de Karen Shaer, una de las mujeres cuyo perfil tracé el mes pasado. Shaer es la vicepresidente senior y abogada general de la firma de servicios legales Garden City Group, donde ocho de los 15 ejecutivos de la empresa son mujeres.
“Podría ser que algunas mujeres tienden a ser más críticas, pero no me ha tocado verlo”, dijo Shaer. “He visto más los esfuerzos que las mujeres hacen por apoyar a otras mujeres”.
La madre de dos hijos expresó, “Es contagioso. Cuando las mujeres ayudan a otras mujeres, entonces las mujeres que recibieron la ayuda tienen un modelo a seguir en ese aspecto. Y luego… si se desarrollan y llegan a ocupar una posición de poder y autoridad, considero que lo más probable es que se vuelvan y traten a alguien de esa manera”.
‘He tenido buenas experiencias con ambos’
Shaer, quien anteriormente trabajó como fiscal federal, dice que no tiene preferencias; ha tenido buenas experiencias con hombres y mujeres en roles de mando.
“Más que todo busco cualidades que puedan compartir hombres y mujeres”, dijo. “Busco a alguien que sea un buen comunicador, que vaya a ser un buen maestro y que brinde apoyo, alguien que esté abierto a dar oportunidades que lleven al crecimiento y desarrollo; creo que eso lo puede hacer tanto un hombre como una mujer”.
Las quejas que expresaron nuestros lectores sobre mujeres que ejercen un control excesivo, que guardan rencores y no son capaces de tomar decisiones no han sido parte de la experiencia de Shaer, indicó.
“Tal vez sólo he sido muy afortunada al tener muy buenos jefes y supervisores”, dijo. “No ha sido mi experiencia que las mujeres hagan esas cosas. Creo que mi experiencia quizá ha sido lo contrario”.
Lee: Las mamás que trabajan en casa también se ven forzadas a lidiar con varias cosas a la vez. Cuando le pregunté a una muestra de mis amigos en Facebook acerca de los hallazgos de la nueva encuesta, recibí varias respuestas; la mayoría expresó comentarios positivos respecto a trabajar para mujeres.
“Con una notable excepción, todas las buenas jefas que he tenido han sido mujeres”, dijo Kim Kennedy, productora de un noticiero en Nueva York. “Las mejores jefas son colaboradoras e intuitivas; te dejan espacio para lograr cosas que van más allá de tu función o descripción de puesto, y muchas también son buenas mentoras”.
Por otro lado, tenemos a Joy Lipkin, una educadora de universidad en Nueva York, quien también trabaja con jóvenes estudiantes que están en el programa de educación especial.
“Los hombres son más francos y menos vinculados emocionalmente (lo digo como algo positivo)”, escribió Lipkin en Facebook. “Las mujeres guardan rencores y buscan vengarse de sus subordinados. Esa ha sido mi experiencia”.
Un padre de dos hijos, quien no quiso ser identificado, dijo que ahora lo supervisan dos mujeres y es “mucho más agradable” trabajar para ellas que para los supervisores que tuvo en su anterior trabajo. Sin embargo, agregó, “Creo que, en general, sólo depende de las personas individuales”.
Estoy de acuerdo.
La persona más terrible para quien he trabajado en mi carrera fue una mujer. La persona más increíble que me ha supervisado, alguien que me aconsejaba y apoyaba también fue mujer. Además, he trabajado para hombres que han sido buenos y otros, malos jefes.
Así que, al igual que Shaer del Garden City Group, no tengo preferencias. Actualmente, trabajo para una mujer así que, por supuesto, me inclino en esa dirección.
¿Prefieres que tu jefe sea hombre o mujer? Escríbenos en la sección de comentarios, o sigue a Kelly Wallace en Twitter, y dale “me gusta” a CNN Living en Facebook.