Por Kathleen Toner y Erika Clarke

Memphis, Tennessee (CNN) – En los últimos 15 años, Chad Pregracke ha ayudado a retirar más de 67.000 neumáticos del río Mississippi y de otros cauces de agua en Estados Unidos.

Pero eso es solo arañando la superficie.

También ha ayudado a recuperar 218 lavadoras, 19 tractores, 12 jacuzzis, cuatro pianos y casi 1.000 refrigeradores.

“La gente intencionalmente botó (estas cosas) en el río y también contaminó”, dijo Pregracke.”Incluso a unos 150 kilómetros de distancia, (la basura) encontrará su camino hacia un arroyo o hacia un colector de aguas pluviales y, en última instancia, el río Mississippi”.

Para Pregracke, quitar estos residuos se ha vuelto el trabajo de su vida. A veces llamado ‘El hombre basura de los ríos’, vive en una barcaza aproximadamente nueve meses al año con los integrantes de su tripulación, de 12 personas. Juntos, organizan limpieza comunitaria a lo largo de los ríos de todo el país.

“La basura entró en el agua una por una a la vez”, dijo Pregracke. “Y esa es la única manera en que puede ser retirada”.

Es un trabajo sucio, pero Pregracke, de 38 años, lo asumió porque se percató de que nadie lo hacía. Comenzó como el esfuerzo de una sola persona y con los años, su energía, entusiasmo y dedicación han ayudado a hacerlo crecer. Hasta la fecha, cerca de 70.000 voluntarios se han unido a su cruzada, ayudándolo a recolectar más de 3.000 toneladas de desechos por medio de su organización sin fines de lucro, Living Lands & Waters.

Pregracke creció en East Moline, Illinois, en donde el río Mississippi se encontraba en su patio trasero. Cuando era adolescente, trabajó como buzo comercial de moluscos, y empezó a darse cuenta de los montones de residuos en el legendario río, el cual abastece de agua potable a 18 millones de personas en más de 50 ciudades estadounidenses.

“Vi miles de barriles, miles de llantas, automóviles, camiones y techos de autobuses escolares…. me harté de verlos y quise hacer algo al respecto”, dijo.

Con perseverancia, honestidad y desparpajo, Pregracke recibió una pequeña subvención por parte de Alcoa, en 1997, y pasó ese verano limpiando un tramo de aproximadamente 50 kilómetros del río, solo. Transportaba la basura en un bote y la clasificaba en el jardín de sus padres para reciclarla.

Su forma de operar se ha vuelto mucho más sofisticada desde aquellos primeros días, y su organización no lucrativa ya cuenta con una flota de barcos. Y aunque cuenta con recursos y conocimientos técnicos, él depende de cada comunidad que visita para que haya el suministro de mano de obra necesario para hacer la tarea.

En promedio, Pregracke dice que organiza 70 limpiezas anuales en 50 comunidades. Las limpiezas se publican en la página de internet de la organización no lucrativa, Facebook y otros medios, para que la gente se entere de dónde y cuándo pueden ayudar como voluntarios.

En los lugares de limpieza, la pasión de Pregracke por el trabajo se vuelve contagiosa, y su humor construye un ambiente alentador, algo que sabe que es necesario para el trabajo que hacen. Su equipo hace uso de sátiras, burlas de los discursos motivacionales y música para hacer que los voluntarios mejoren su desempeño, y en ocasiones hacen un poco de karaoke en su barco DJ.

“Hacemos todo lo que podemos para que la gente se emocione por ello”, dijo Pregracke. “Queremos que la gente se quede con una buena sensación acerca de lo que lo hicieron, para que de esa manera regresen”.

“Recolectar basura es difícil, miserable y peligroso. Intentamos hacerlo divertido”, dijo.

Al final del día, los voluntarios regresan a la orilla del río y forman una cadena humana para subir el botín del día en la barcaza y clasificarla. Cerca del 90% de lo que recuperan se recicla. Pregracke dice que al resto se le da un manejo adecuado.

Cree que los voluntarios adquieren una sensación de gran éxito al ver la basura apilada al finalizar la limpieza, y considera que eso es igual de importante que la cantidad de basura que ayudan a recolectar.

“(Estoy) creando una oportunidad para que la gente salga y haga algo positivo”, dijo. “Hablar está bien, pero eso no hace mucho. Soy de acciones”.

A lo largo del año, la flotilla de Pregracke viaja por los ríos de todo el Medio Oeste. En los últimos tres años, el grupo ha visitado Memphis, Tennessee, todas las primaveras, para ayudar a limpiar un puerto en el río Mississippi, donde las aguas están llenas de desechos. Durante su más reciente visita, recolectaron más de 54 toneladas de basura en 14 días.

“Es una cantidad grandísima, la peor que he visto en mi vida… (pero) yo nunca he estado en una ciudad en la que hubiera más personas que salen y dicen , ‘Hagamos algo al respecto’. Es algo fenomenal”, dijo Pregracke.

Además de la limpieza de ríos, Pregracke ha lanzado un salón de clases barcaza flotante, en donde su personal da clases a estudiantes y profesores de preparatoria sobre los daños de la contaminación en los ecosistemas pluviales. Y en 2007, su organización no lucrativa implementó un programa para plantar 1 millón de árboles a lo largo de las costas del río para proteger y restaurar el medio ambiente natural. El grupo se encuentra a la mitad del camino para alcanzar su objetivo.

Pregracke dice que su organización no lucrativa ya ha llevado a cabo más de 700 limpiezas en 22 ríos, pero dice que apenas está comenzando. Ve su trabajo como una especie de servicio distinta para el país.

“Muchas personas me llaman conservacionista o medioambientalista, pero la cuestión es que no soy distinto a los demás”, dijo. “Solo quiero ser conocido (como) un estadounidense laborioso”.

En última instancia, dice Pregracke, su mensaje va mucho más allá de la limpieza de ríos. Cree que su actuar es prueba de que cualquier persona puede marcar diferencias:

“Si tuviera algo que decir, esta no necesariamente sería sobre los ríos. Sería sobre encontrar (una) causa que fuera preciada para uno y llevar a cabo acciones. El cambio es lento, como una barcaza o un tren, (pero) una vez que logra su impulso, es difícil de parar”.