(CNN) – Y en Filipinas son muchas personas los que sacan fuerzas para seguir adelante en las peores circunstancias.
Una de ellas es Golda Boco, una enfermera que perdió a su hija de cuatro años en el tifón Haiyan. Ayudar a otros es la única manera en que deja de pensar en Grace Angelie.
Es enfermera y ha encontrado la luz que ahora la guía ayudando a algunos de los sobrevivientes del paso del tifón.
Casi dos semanas después de la tragedia, el cuerpo de su hija —a la que llamaba “Ángel”— no aparece.
Y en el rostro de cada niño sobreviviente, Golda ve a su hija.
Los vecinos dicen que vieron a dos niños flotando cogidos de la mano. Golda cree que era su hija y su ángel guardián.