Por Ben Brumfield
(CNN) — Imagina una nueva enfermedad arrasando el continente, llenando la tierra de cadáveres humanos cubiertos de llagas y manchas rojas, pero también de cuerpos de caballos, perros, gatos, monos… cada mamífero en su camino. Y además puede mutar.
Ahora alégrate de que no seas una salamandra o una rana, particularmente dos especies llamadas ranas de Darwin en honor al científico británico Charles Darwin. Una ya se extinguió y la otra está en peligro, según científicos.
Un hongo hiperagresivo con un ADN modificado está infectando y matando a los anfibios, y ha acabado con poblaciones enteras de estas ranas, según un nuevo estudio publicado la semana pasada en el diario científico PLOS one.
Una de las especies, la Rhinoderma rufum, fue vista por última vez en 1980. Su prima cercana, Rhinoderma darwinii, descubierta por Darwin en su travesía alrededor el mundo en 1830, está amenazada.
Pocos grupos de estas especies continúan con vida en los bosques templados de Chile, en Sudamérica, donde Darwin los encontró entonces. Pero ahora, simplemente están resistiendo.
Lo que la enfermedad no ha hecho para matarlos, la actividad humana (incluida la agricultura) lo ha hecho.
Además de la distinción de llevar el nombre del autor de la teoría de la evolución, estas ranas también son los únicos vertebrados (además de los caballitos marinos) cuyo macho queda, en cierta forma, embarazado.
“Los machos se ocupan de los jóvenes incubándolos en sus sacos vocales por al menos parte de su desarrollo”, detalla el estudio. El resultado es un pequeño bulto.
Las ranas representan solo un indicador del peligro en cuanto a la enfermedad. Eventualmente todos los anfibios pueden contagiarse. El hongo —Batrachochytrium dentrobatidis en términos científicos— causa una horrible infección.
Se llama chytridiomycosis y los científicos la han calificado como “la peor enfermedad infecciosa jamás registrada entre vertebrados en términos del número de especies impactadas y su potencial para llevarlas a la extinción”.
Además el hongo es genéticamente flexible. Hay muchas cepas del mismo, con la posibilidad de que aún surjan nuevas. La más virulenta tiene un ADN reconvertido; básicamente es mutante.