Por Madison Park y Yoko Wakatsuki, CNN
(CNN) — Los pescadores, buzos y botes arrinconan a los delfines nariz de botella que chapotean frenéticamente mientras tratan de escapar de sus captores humanos en una conocida ensenada en Japón.
Al parecer están muy estresados, en los videos proporcionados por el grupo de defensa de la vida marina, la Sociedad de Conservación Sea Shepherd, es posible observar que algunos incluso trataban de saltar y se retorcían mientras se enredaban en las redes.
Los delfines que quedaron separados en grupos más pequeños se mecían en el agua y trataban de alcanzar al resto de los miembros de su manada. El grupo ambientalista señaló que al parecer los delfines estaban ensangrentados y que no habían comido nada en las 72 horas que llevaban atrapados en las aguas de Taiji.
Para la cuarta noche seguían atrapados más de 200 delfines y probablemente maten a varios el martes, de acuerdo con los activistas que han vigilado las actividades en la ensenada ubicada al suroeste de Japón.
El evento anual es el punto focal de la temporada de caza de delfines de la comunidad de Taiji.
En defensa de la tradición
Aunque la caza de delfines es condenada en Occidente, muchas personas la defienden en Japón por ser una tradición local y dicen que es igual a matar a otros animales por su carne.
Kazutaka Sangen, alcalde de Taiji, defendió la práctica y dijo que es legal.
“En nuestra comunidad hay pescadores que ejercen sus derechos de pesca”, dijo. “Creemos que tenemos que proteger de las críticas a nuestros habitantes”.
Acusó a Sea Shepherd de usar el tema de la caza de delfines para recaudar fondos y llamar la atención. Los activistas han transmitido video en vivo de los acontecimientos en la ensenada y han publicado actualizaciones constantes en Twitter.
El gobierno de la provincia de Wakayama, en donde se localiza Taiji, permite una “cuota anual” de caza. Este año, el gobierno permitirá que 2,026 marsopas pequeñas y delfines (esta cifra contempla a 557 delfines nariz de botella) sean masacrados.
La caza de delfines ha sufrido algunos cambios, dijo Sangen. El ayuntamiento quiere hacer un estudio de ballenas y marsopas con el fin de crear un parque marino en la ciudad. El método de caza ha cambiado y se ha refinado, agregó.
El lunes, los pescadores se dedicaron a elegir los delfines que venderán a los parques marinos y acuarios de Japón, así como el extranjero, señaló el grupo ambientalista.
Los entrenadores pusieron una marca blanca a los delfines que consideran no aptos para cautiverio. Probablemente maten a esos animales el martes y devuelvan algunos al océano, según el grupo.
Japón responde con críticas al tuit de Kennedy
Caroline Kennedy, a quien se designó recientemente como embajadora de Estados Unidos en Japón, tuiteó que está “muy preocupada por la inhumanidad de este tipo de cacería de delfines”.
“Entiendo que su declaración es una expresión de su preocupación en este asunto”, dijo Sangen. “Siempre hay personas que dan su opinión sobre lo que está mal o bien, pero lo que debemos tomar en cuenta es si los pescadores cazan especies amenazadas o no. No es así. Pescamos con permiso, igual que Estados Unidos”.
Aunque los medios japoneses no cubrieron la cacería de delfines, varios de ellos hicieron reportajes sobre los comentarios de Kennedy. En las redes sociales, los usuarios japoneses atacaron a Kennedy por haber hecho comentarios sobre lo que es una tradición para muchas personas.
Un usuario, con el nombre de @simaya, tuiteó: “Se refiere a dar un trato humanitario a los animales. ¿Qué hay de las bombas atómicas, del Agente Naranja y de los misiles que caen sobre los civiles en Medio Oriente?”.
Masayhisa Sato, legislador japonés, tuiteó: “La caza de delfines pertenece a la cultura de la pesca tradicional. Me pregunto si es adecuado que la embajadora haga comentarios sobre esto”.
Se avecina una masacre de delfines
El lunes, los buzos y los botes empujaron a los delfines hacia segmentos de agua cada vez más reducidos para elegir a los que serán conservados en cautiverio.
Unos 40 o 60 pescadores locales trabajan con redes para dividir a la manada de delfines que, según cálculos iniciales de la Sociedad de Conservación Sea Shepherd, se compone de más de 250 ejemplares.
“Cierran las redes para reunir a cada subgrupo, luego los empujan hacia unas lonas con las lanchas. Los entrenadores colaboran con los asesinos debajo de las lonas, en las zonas poco profundas, para seleccionar a los delfines ‘más bonitos’ para venderlos y generar grandes ganancias para los cazadores”, señaló el grupo.
“Sin embargo, el proceso es brutal y estresante. Algunos delfines mueren por las heridas que sufren durante las maniobras o simplemente por estrés”.
Varias decenas de hombres rodearon a los delfines y los arrinconaron contra un bote, luchaban con ellos y los llevaban hacia unas redes negras jalándolos de su aleta dorsal. Cuando los hombres lograron meter a los delfines en la red, emitieron un grito triunfal.
Los Guardianes de la Ensenada contaron 51 delfines nariz de botella cautivos en los últimos tres días.
Los delfines a los que no seleccionaron para el cautiverio se enfrentarán a un destino incierto: algunos serán asesinados y otros liberados.
Cuando inicie la masacre, el agua de la ensenada se teñirá de sangre, como se ha documentado en el material gráfico que la Sociedad de Conservación Sea Shepherd ha grabado anteriormente.
Los pescadores “matarán a los delfines ‘indeseables’ (los que tengan cortes y cicatrices) debajo de las lonas para esconderse de nuestras cámaras cuando llegue el momento”, señaló el grupo. En la ensenada fueron instaladas grandes lonas de color ocre, como se puede ver en la transmisión en vivo de Sea Shepherd.
Japón, en el ojo de la controversia
El documental nominado al Óscar en 2009, The Cove, dio relevancia al tema de la caza de delfines en Taiji con las escenas sangrientas de la masacre de delfines.
El gobierno local condenó la cinta en un comunicado en internet y señaló que estaba distorsionado, que era tendencioso e injusto con los pescadores. “En The Cove filmaron en secreto las escenas de los delfines moribundos y muestran su muerte de forma que provoca indignación”, según el comunicado de los representantes de Wakayama.
“La pesca de delfines en Taiji ha sido blanco de acoso psicológico constante y de interferencia de parte de organizaciones extranjeras y agresivas dedicadas a la protección de los animales”, señaló.
La práctica japonesa de cazar ballenas también está en conflicto con las posturas de gran parte del mundo.
A principios de este año, Sea Shepherd señaló que había ahuyentado a los balleneros japoneses de las aguas de la Antártida. La flota japonesa ejecuta una cacería anual de ballenas a pesar de que existe una moratoria mundial y se aprovechan de una laguna legal que permite matar mamíferos con fines científicos. En Japón es común encontrar carne de ballena para el consumo.
Laura Smith-Spark contribuyó con este reportaje. Madison Park reportó y escribió desde Hong Kong. Yoko Wakatsuki reportó desde Tokio.