(CNN) — Wang, el último oso polar que vive en cautiverio en África pasa sus días extrañando a su compañera de toda la vida en un zoológico de Johannesburgo muy lejos de su hábitat en el Ártico, por lo que sus cuidadores están en una misión para animarlo y distraerlo de su duelo.
El oso ha estado solo desde que GeeBee, su compañera durante cerca de tres décadas murió este año. Pasaron sus días juntos desde que eran oseznos y mantuvieron una amistad notable. Es conocido que los osos polares tienden a ser animales solidarios.
GeeBee murió en enero por un ataque al corazón. “El día en que ella murió, Wang se estaba comportando de forma inusual”, dijo Agnes Maluleke, cuidadora del zoológico. En lugar de abalanzarse sobre la comida, Wang caminó alrededor del cuerpo de su compañera, la miraba y así siguió, observándola toda la noche, de acuerdo con Maluleke.
“Tuvo que ser inmovilizado para alejarlo del cuerpo de GeeBee”, dijo.
Poco después, Wang perdió su interés en comida y en nadar, su pasatiempo favorito con GeeBee. “Se veía muy infeliz. Estaba evitando nadar, lo que le gusta cuando hace calor”, dijo. “Aún no ha superado la situación del agua, casi no lo hemos visto nadar”.
Personal del zoológico intervino para animarlo. Para el Día de San Valentin le trajeron una caja llena de fruta y carne que decoraron con corazones y una nota que dice “Te amamos Wang”.
“Como su pareja no está ahí pensamos en organizarle algo especial para mostrarle que nos importa y lo amamos”, dijo Maluleke. La caja al parecer emocionó a Wang, mientras una multitud entusiasmada lo veía abrir su regalo y darse un festín con el contenido.
Empresas le regalaron juguetes, incluyendo un balón lleno de premios que comió por horas. Otra empresa incluso ofreció una máquina de nieve con la esperanza que pueda emocionar al oso, cuya especie está acostumbrada a temperaturas bajo cero.
Pero Wang sufre de una enfermedad del hígado y ha vivido toda su vida en un clima templado, por lo que un cambio de temperatura súbito podría ser fatal para su avanzada edad, explicó Maluleke.
Una larga amistad
Wang nació en un zoológico japonés y GeeBee llegó desde Canadá, ambos fueron intercambiados por leones y se conocieron en el zoológico de Johanessburgo cuando tenían 6 meses. Ahí vivieron ahí por 28 años y no tuvieron crías porque la reproducción de los osos polares es estimulada por el clima frío.
Wang no es el único oso polar que los seres humanos han intentado rescatar. Knut conmovió los corazones del mundo cuando su madre lo rechazó tras su nacimiento en el zoológico de Berlín en 2007.
Un cuidador se encargó el osezno hasta que fue lo suficientemente grande para defenderse y aunque los grupos protectores de animales denunciaron que era antinatural, el oso y su cuidador —que dormía a un lado de su refugio— se convirtieron en celebridades instantáneas.
Knut murió hace tres años, a la edad de cuatro.
Sin embargo, la historia de Wang podría ser distinta, el oso parece estar respondiendo a las atenciones extra, informó el personal del zoológico. Se está mostrando más interesado en la comida y sus alrededores y está más alerta día tras día, informaron.
Los cuidadores no saben cuánto tiempo más vivirá Wang, en libertad los osos polares raramente alcanzan los 20 años, señaló Maluleke.
Pero por ahora, sus amigos humanos continuarán buscando formas de estimularlo y consolarlo.