(CNN) -— Algo divertido le ocurrió a Mad Men en el camino a su séptima temporada.Se volvió otro programa de televisión.
La serie sobre una agencia de publicidad de la década de 1960 que intersecta con la experiencia estadounidense terminó su sexta temporada pasando por 1968; la Ofensiva del Tet, los asesinatos de Martin Luther King Jr. y Robert F. Kennedy, y la carrera presidencial que terminó en la elección de Richard Nixon. ¿Qué traerá la temporada final?
Los críticos encontraron a esa temporada llana y desconectada en comparación con temporadas previas, con Matt Zoller Seits de la revista New York declarándola “lenta, desigual y desenfocada” y Hanna Rosin de Slate describiéndola como “una temporada extraña en lo que parecía arrojar posibilidades intrigantes de trama y después aburriéndose rápidamente con ellas”.
Lo que no quiere decir que el programa haya llegado a un punto bajo mientras los espectadores se preparan para la séptima temporada, la última del programa, que comienza este domingo en AMC.
Todavía era un buen programa de televisión, todavía tuvo nominaciones al Emmy y caché cultural.
Los espectadores y críticos todavía analizaron cada símbolo, desde los elevadores en el edificio del protagonista Don Draper hasta la camiseta vestida por su esposa, Megan (Jessica Pare).
Los espectadores querrán saber si algunas de las preguntas planteadas en la sexta temporada se responderán. ¿Sobrevivirá el matrimonio de Don? Después de un amorío fue descubierto por su hija Sally, ¿podrá reparar su relación con ella?
Don (Jon Hamm) también terminó la temporada en una disputa con Sterling Cooper; la agencia en el centro del programa, donde era el director creativo. En su lugar, muchas figuras en Sterling Cooper enfrentan la incertidumbre: Peggy Olson (Elisabeth Moss) quien pasó la sexta temporada alejada, y después se reunió, a la agencia; Pete Campbell (Vincent Kartheiser), cuyo matrimonio decayó; y Roger Sterling (John Slattery), quien mantiene viendo a la mortalidad en el rostro (y haciendo bromas en sus sombras).
Y después, por supuesto, está el misterioso Bob Benson (James Wolk), el vendedor ansioso que resultó ser bueno en elogiar a sus colegas. ¿Cómo le irá con esa gran cuenta de General Motors?
Por todo eso, Mad Men no solo fue el fenómeno que fue durante sus primeros cuatro años, cuando el solo título Mad Men se volvió sinónimo de la idea de un “Estados Unidos de la era Kennedy”.
Cuando Mad Men se estrenó en 2007 “no había nada comparable”, dijo la consultora de estilo y experta en belleza Rachel Weingarten, cuyo libro Hello Gorgeous! se enfoca en parte en la era Mad Men. “La televisión moderna y especialmente el cable no tenían nada así; ese aspecto estilizado, esa forma de hablar. Todos se sentían sofisticados hablando de eso”.
No hacía daño que el programa abordara cuestiones, como el sexismo y creación de imagen, a través del prisma de una era que parecía incluso más distante de lo que fue, añade Jerald Podair, un profesor de Historia en la Universidad Lawrence de Wisconsin en Estados Unidos.
El programa rápidamente se volvió una referencia de un tipo diferente de Estados Unidos; uno recordado por sus hombres que bebían mucho, mujeres subordinadas y cigarrillos por todos lados, que en el que vivimos ahora. Era un Estados Unidos diferente del que existía a finales de la década de 1960.
“Para nosotros, 1962 es mucho más un país extranjero que 1968, debido a que 1968 básicamente es quienes somos ahora, y 1962 es quienes éramos”, dijo Podair.
Parte del idioma
Esas primeras temporadas de Mad Men lograron convertirse en pláticas de oficina con una facilidad sorprendente.
Cualquier periodista que buscara comparar nuestra época confusa con principios de la década de 1960 con corbatas y faldas invocaban a Mad Men. Tipos atractivos e inescrutables eran “Don Drapers”, en honor del personaje principal de Jon Hamm, un director creativo de una agencia de publicidad; las amas de casa elegantes y tranquilamente desesperadas eran “Betty Drapers”, en honor de su eventual exesposa, interpretada por January Jones. ¿Una mujer soltera profesionista? Conoce a Peggy Olson (Elisabeth Moss).
Banana Republic y Brooks Borthers presentaron las líneas de moda inspiradas en Mad Men, el nombre “Betty” se volvió popular de nuevo, y; debido a que la imitación es la forma más sincera de televisión, tomando prestada la vieja línea de Fred Allen, la época elegante del programa de repente estaba por toda la televisión, presentada en programas como Pan Am, The Playboy Club y Magic City.
Ese periodo de Mad Men se volvió parte del idioma.
“Es tiempo de acabar con las políticas laborales que pertenecen a un episodio de Mad Men”, dijo el presidente Obama de Estados Unidos en su discurso del Estado de Unión de 2014, y nadie tuvo que preguntar a qué se refería.
“Es raro que el nombre de un programa se vuelva una referencia de una era”, dijo Podair, al señalar que Mad Men ahora representa el principio de la década de 1960 en una forma que Father Knows Best o Leave It to Beaver representa a la década de 1950.
De hecho, para un programa que nunca disfrutó los ratings gigantes de su compañero de AMC, The Walking Dead, tuvo un impacto más allá de su audiencia. Mad Men promedió menos de un millón de espectadores por episodio en su primera temporada. No fue hasta la cuarta temporada que llegó a los dos millones, y los ratings de la temporada pasada, la sexta del programa, promediaron aproximadamente 2.5 millones.
Compara eso con The Walking Dead, que promedió 13.3 millones para su temporada más reciente; y tuvo 15.7 millones para el final de su cuarta temporada. Incluso los canales públicos estarían emocionados con eso.
Mad Men atrajo atención a pesar de críticas de que sobresimplificó una era compleja; y que, a cambio, los medios de noticias de hoy en día hacían lo mismo.
“Desde donde estoy, ¡afirmar que este programa exasperante es remotamente representativo de la época en la que vivimos sería como intentar pasar Dynasty en History Channel!”, exclamó el publicista y director de arte George Lois en un artículo de opinión de CNN. “Mad Men no es nada más que el cumplimiento de cada estereotipo posible de principios de la década de 1960 liado bien para convencer a los consumidores que el tipo de comportamiento moralmente repugnante exhibido por sus personajes es glamuroso y vintage”.
Pero eso no sorprende a Weingarten. Después de todo, señala, la televisión tiende a ser una aspiración. “No es la vida real”, dijo. “Es muy estilizada”.
Creando el camino
El creador de Mad Men, Matt Weiner intentó hacer un punto parecido.
“Sé que esto suena como una broma”, dijo a The Wrap el año pasado, “pero nada de esto es real”.
Al menos, todas esas pláticas ayudaron a que Mad Men hiciera que el mundo fuera seguro para la regla del cable básico.
“Durante mucho tiempo solo era HBO”, dijo a CNN, Kevin Rahm, quien interpreta al rival de Draper, Ted Chaough. “Cuando este programa salió al aire en AMC, nadie había escuchado de AMC más allá de (ser) American Movie Classics. Creo que el programa hizo espacio para que Netflix tuviera sus propias series, que Amazon tuviera sus propias series. Creo que allanó el camino”.
Incluso si Mad Men perdió su lugar en el espíritu de la épica; la asociación con Banana Republic se perdió y Game of Thrones es el programa del momento (por ahora); todavía tiene una audiencia fiel.
AMC cuenta con eso. Después de que la temporada final de Breaking Bad funcionara tan bien al ser dividida en dos, la cadena anunció que haría lo mismo para Mad Men. Así que el estreno de este domingo presenta la séptima temporada, parte uno.
Igual que en el pasado, Weiner y AMC piden silencio alrededor de la discusión por adelantado del estreno. Sin embargo, ni siquiera puede revelarse el año; con base en las fotografías de publicidad que muestran minifaldas y patillas, probablemente sea 1969 o 1970, lo que representaría oportunidades para que los personajes del programa intersectaran temáticamente con eventos históricos como el aterrizaje en la Luna, los asesinos Manson, Woodstock, los tiroteos de Kent State y los Mets Milagrosos. (Bueno, principalmente se realiza en Nueva York).
El guionista Robert Towne de Chinatown fue añadido al personal de guionistas, y Milton Glaser, el gran artista gráfico, fue seleccionado para crear el poster de este año.
Si representar a finales de la década de 1960, con su mundo mezclado, psicodélico, sacudido, significará que el programa sea menos exótico para nosotros, que así sea.
“Es una señal del triunfo del programa y también de su fracaso”, dijo Podair. “Cuando recordemos el programa, vamos a recordar la porción de 1962 y probablemente no vamos a recordar la porción de 1967 o 1968 porque hemos estado ahí y ya hicimos eso”.
Weiner solo quiere que sea bueno.
“Siempre siento presión de entretener a la audiencia y mantener al programa en el nivel en el que creo que está y no repetirnos”, dijo a CNN.
Pero Mad Men al ser Mad Men; y todavía teniendo una mitad que grabar, no puede evitar pensar en el pasado también. Una cosa es preguntarse sobre el flujo de la década de 1960, y otra es recrear su mundo. Mientras el programa se dirige a su final, él tiene visiones del comienzo.
“Pensé un poco sobre sentarme en una habitación, teclear el título de la página y cómo ocurrió todo esto”, dijo.