Por Matthew Ponsford, para CNN
(CNN) – La voz desde la cumbre de la Fórmula Uno es ominosa.
“Susie Wolff es buena, pero ¿alguna vez estará en la posición de mostrar qué tan buena es?”, reflexionó el máximo líder de F1, Bernie Eccleston, en marzo. “Lo dudo”.
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Para cualquier jefe de equipo que esté decidiendo si debe darle o no una oportunidad a una corredora, las pruebas son claras. En 50 años desde que una mujer estuvo por primera vez detrás del volante de un auto de F1, la suma total de sus éxitos es medio punto del campeonato.
Sin duda, dicen los hombres más importantes de F1, hay una razón por la que una mujer no puede participar en carreras con los chicos.
A Wolff, una piloto de pruebas de la escudería Williams que espera convertirse en la primera corredora de este deporte motor de élite en 20 años, siempre le han dicho por qué no lo logrará.
Desde cuellos frágiles hasta una falta de agallas, los jefes de los equipos y las luminarias de F1 se han dispuesto a dar su opinión acerca de las debilidades que tienen las mujeres, lo que ha evitado que las corredoras avancen hacia las carreras regulares.
Giovanna Amati, la última en entrar al campeonato de 1992, no inició una carrera.
María de Villota parecía que iba a ser la próxima, pero sufrió severas lesiones en un accidente durante su primera sesión de prueba para la escudería Marussia en el 2012, y murió justo 15 meses después.
Dos años después del accidente de la española, todas las miradas estarán pendientes de Wolff cuando participe en las sesiones de práctica en el grand prix británico y alemán en julio, para la escudería Williams.
La pregunta importante es ¿puede una mujer derrotar a los chicos en su propio juego?
‘Ella no tiene la fuerza’
“Sé que las mujeres tienen alrededor de 30% menos músculo que los hombres”, dice Wolff. “Y esa era una de las razones más importantes por las que la gente me decía que no me iría bien en F1, porque simplemente no sería lo suficientemente fuerte”.
El ex doctor jefe de F1, Gary Hartstein, experimentó de primera mano las exigencias físicas (y la fractura de cuello que podría ocurrir en las fuerzas de viraje 3,5G) cuando dio cinco vueltas con McLaren en su auto de F1 de dos asientos.
Yo pensé: si estuviéramos dando seis vueltas, tendría que haber presionado el botón que les dice ‘¡ya no quiero hacer esto!’, porque el cuello me dolía mucho”, recuerda.
Cualquier corredor, ya sea hombre o mujer, necesitará someterse a un extenuante curso de entrenamiento para aumentar la fuerza del tronco y la parte superior del cuerpo si van a competir en un grand prix. Pero después de todo, ¿las mujeres no estarían entrenando detrás de los hombres?
“En términos de fuerza: no. Olvídalo. No hay obstáculo ahí”, dice Hartstein.
“Ese nivel de fuerza en el tronco y en la parte superior puede ser alcanzado por cualquier mujer que esté preparada para dar el tiempo necesario”.
Esto no es algo que le tengas que decir a Wolff. Ella dice que cualquier duda que hubiera tenido antes de su sesión de prueba de 89 vueltas en Silverstone el año pasado se desvaneció rápido.
“Ya en mi primera vuelta después de las paradas supe que iba a ser manejable”, dice.
“Creo que tenemos una leve desventaja en términos de fuerza física, pero es algo que podemos superar y que no nos impedirá alcanzar el éxito en F1”.
‘Ella no podrá manejar la presión’
Cuando Stirling Moss, la leyenda de las carreras de 84 años de edad, dio su opinión respecto a que las “damas” compitieran en F1, él no dudó en que pudieran llegar a tener la fuerza necesaria. Solo le preocupaba el hecho de que carecieran de concentración, enfoque y “aptitud mental” para dar “lo mejor en la carrera, e ir a la par” de los mejores corredores.
La respuesta de Wolff fue “encogerse de hombros”. Para ella, y muchos otros observadores, los comentarios parecían ser los típicos comentarios del brusco chovinismo que ella había hecho de lado en su ascenso hacia los niveles superiores del deporte.
“Creo que estamos en una generación diferente”, expresó con cortesía.
Pero nueva evidencia sugiere que no todos los estereotipos sobre la composición mental de cada género carecen de justificación.
Hartstein considera el más común: que las mujeres son más maternales y los hombres, más agresivos.
“Eso me hubiera hecho reír hace algunos años”, dice.
“Pero creo que la ciencia está empezando a darse cuenta que el cerebro y el comportamiento humano se ven afectados de forma dramática por el sexo”.
“Hay comportamientos que puedes observar en las diferentes culturas… en general, los hombres son más temerarios, más descarados y están más dispuestos a tomar riesgos”.
Él dice que en teoría, estas diferencias basadas en el género podrían tener un impacto en esos rasgos de la personalidad que son necesarios para tener éxito en el deporte motor y en la pista al momento de una carrera.
Y ni hablar de que una corredora no tendrá los mismos niveles de agresión que incluso el corredor más impulsivo, dice Hartstein, o que, de hecho, las estrategias más calmadas prevalecerán al final.
Y para poner este hecho desconocido en el contexto de las cosas que sí conocemos: cuando de mantener niveles súper humanos de enfoque y concentración se trata, las corredoras tienen todo lo que se necesita para competir en F1, insiste.
Hartstein sostiene que esto, también, ha sido una base en lo físico y podemos decir, a partir de pruebas en rendimiento de maratón (como un indicador de acondicionamiento aeróbico) que las mejores mujeres son tan buenas como los mejores hombres.
Para Wolff, todo lo relacionado al acondicionamiento aeróbico y a las diferencias basadas en el género son solo académicas.
“Me siento increíblemente afortunada de estar en un deporte en el que cuando me pongo el casco y salgo a la pista, no importa cuál sea mi género; todo lo que importa es mi rendimiento, y eso es lo esencial en un deporte: tu rendimiento”, dice la corredora de 31 años.
‘Nunca conseguirá el dinero’
Pero para Ecclestone, las cosas van más allá. Inevitablemente, también está la cuestión del dinero.
“El gran problema con una mujer, incluso si es lo suficientemente buena, es tener la oportunidad de demostrarlo”, dijo Ecclestone en una entrevista con The Sydney Morning Herald.
“Porque un equipo no aceptará a una corredora a no ser que le lleve buen patrocinio”.
Con toda la publicidad positiva que ha rodeado al ascenso de Wolff, podrías creer que los anunciantes estarían deseosos de asociarse con ella.
“Generalmente hablando, las mujeres en el deporte sin duda son una atractiva propuesta para los patrocinadores, ya que a menudo las ven como personas más agradables y confiables, en comparación con sus contrapartes masculinas”, dice Nigel Geach, vice presidente senior del deporte en Repucom, una compañía de investigación de mercado.
Pero considera el principal patrocinador de la escudería Williams, Martino: ¿tendría sentido su publicidad (la cual se basa en imágenes al estilo “Mad Men” y en fantasías de seducción masculina) con una sensata corredora detrás del volante?
Geach habla sobre la “activación de nuevos ejemplos de patrocinio”; marcas nuevas, con menos temática de “machos” que se involucren más con las pilotos femeninas del deporte. Pero hay un truco:
“Los corredores primero deben convencer a los inversionistas de que son capaces de competir para los puntos durante la temporada de F1”, dice.
Comprensiblemente, ninguna marca quiere que su nombre aparezca al lado de un auto que va en último lugar, pero esta es una promesa que rara vez puede hacerse, incluso cuando a un posible competidor le ha ido bien en otras categorías de carreras.
Si a eso le sumamos el peligro del deporte (evidenciado por el trágico accidente que sufrió de Villota, quien fuera el rostro femenino más visible de F1 antes de su muerte el año pasado) y aquí el don inevitable de la publicidad va en contra de una mujer piloto pionera.
Si todo el mundo está pendiente de ti, nadie se perderá el momento en que llegues de último, o salgas lastimado.
En cuanto al hecho de que Wolff sea o no la mujer que demostrará que realmente se puede contar con mujeres corredoras, nadie quiere hacer suposiciones.
Pero ella está dispuesta a ser paciente y esperar a que la oportunidad se presente:
“No se está impulsando a las mujeres para subir la cuota; esto simplemente se está dando de manera orgánica”, dice la escocesa. Ella está casada con Toto Wolff, director ejecutivo en la escudería de F1 que está dominando esta temporada, Mercedes, y accionista en Williams.
“Yo creo que lo que se necesita ahora es que las mujeres estén en la pista, compitiendo. Esta será una inspiración para las niñas. Si logramos las carreras, luego veremos que las mejores mujeres llegan a la cima, y ahí es cuando surgirán las futuras campeonas”.