Por Alexander Nekrassov, especial para CNN

Nota del editor: Alexander Nekrassov es un comentarista ruso y exconsejero presidencial y gubernamental de Rusia. 

(CNN) — ¿Tuviste un momento que te recordaba a Francisco Fernando cuando escuchaste por primera vez sobre el accidente del vuelo MH17 de Malaysia Airlines en el este de Ucrania?

Hablo sobre el archiduque austriaco Francisco Fernando, cuyo asesinato hace 100 años generó la Primera Guerra Mundial.

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La reacción de algunos políticos y periodistas sugiere que recordaron eso, después del accidente del MH17; señalando que el mundo nunca sería el mismo.

El Boeing 777 de Malaysia Airlines, en su ruta de Ámsterdam a Kuala Lumpur, se estrelló en la región de Donetsk en el este de Ucrania, en un área controlada por fuerzas antigubernamentales, conocidas como “separatistas prorrusos” en el occidente.

Incluso antes de que cualquier detalle del accidente fuera confirmado, Rusia se encontró bajo escrutinio, acusado de ser responsable de las muertes de 298 personas a bordo de ese avión, incluidos ciudadanos de Holanda, Malasia, Australia y Filipinas.

La parte más increíble de toda esta saga dramática se presentó cuando el presidente de Rusia, Vladimir Putin, tuvo una conversación telefónica “programada”, como nos aseguraron, con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que como el destino lo arregló, en realidad se llevo a cabo cuando los restos del vuelo MH17 todavía se incendiaban en la tierra en un campo no muy lejos de la ciudad de Shahtersk. ¿Vaya coincidencias, no?

Según las declaraciones del Kremlin y la Casa Blanca sobre la llamada, Obama y Putin discutían la crisis en la tierra en Ucrania, las sanciones y formas de encontrar una solución diplomática antes de que Putin señalara reportes de que un avión malayo se había estrellado.

Los detalles del intercambio de los dos líderes respecto al accidente no fueron revelados pero parecería seguro asumir que Putin trató de asegurarle a su contraparte estadounidense que Rusia no tuvo nada que ver con el derribo del avión comercial.

Obama probablemente pretendió creerle pero mantuvo la mente abierta sobre esto, especialmente mientras su consejeros nacionales de seguridad; de los cuales hay muchos en estos días, probablemente le decían que todo apuntaba a que Rusia tuvo algo que ver en esta tragedia.

Naturalmente, el momento en el que el avión tocó tierra, el gobierno ucraniano señaló como culpable a Moscú, acusándolo de armar a los rebeldes en el este y ofrecerles todo tipo de respaldo.

Útilmente, se produjo una grabación de una supuesta conversación telefónica entre dos “oficiales rusos”, uno en el este de Ucrania y el otro en Rusia, con la intención de probar que discutían el derribo del avión.

Pero, con toda honestidad, sería difícil para el gobierno ucraniano y para sus aliados explicar cómo este ejército desorganizado; y sí, es un ejército desorganizado, sin importar lo que afirmen algunos, pudo lograr derribar el avión que volaba a una altitud de 10 kilómetros, a una velocidad de 1,287.4 kilómetros por hora.

Algunos periodistas televisivos dicen que debido a que los separatistas ya derribaron varios aviones ucranianos pudieron derribar el vuelo MH17.

Solo que hay un problema: todos los aviones anteriores volaban a altitudes mucho más bajas, y algunos en realidad volaban tan bajo como a algunas yardas del piso, mientras que el vuelo MH17 estaba fuera del alcance de todos los misiles antiaviones que las fuerzas antigubernamentales tienen en su posesión.

Así que derribar un avión de pasajeros a esa altitud hubiera necesitado un sistema mucho más sofisticado, sin mencionar personal en la tierra con entrenamiento específico requerido para operarlo.

Sin embargo, Putin tendrá dificultades convenciendo al mundo que Rusia no tuvo nada que ver con el derribo del vuelo MH17. Debido a que según las apariencias, la evidencia circunstancial está en su contra.

Ya sabes, Crimea volviéndose parte de Rusia y “separatistas prorrusos” librando una guerra con las tropas gubernamentales en el este con respaldo de Moscú.

Así que en el Kremlin obviamente se preparan para una turbulencia seria, si se puede usar la expresión, esperando aguantarla; especialmente mientras la situación en este momento no está clara, con el ejército ruso y el Pentágono ofreciendo reportes conflictivos de lo que “pudo” haber ocurrido.

Eso sí, el Kremlin ya ideó un movimiento brillante, al decir este jueves que se negaría a aceptar las dos cajas negras del vuelo MH17 que fueron recuperadas por combatientes antigubernamentales en el lugar del accidente. En teoría, eso le niega a Kiev la oportunidad de afirmar que Rusia “manipula” la evidencia… aunque Ucrania afirmó este viernes que Rusia tenía los dispositivos de grabación.

Lo único que casi definitivamente cambiará después del derribo del vuelo MH17 es que la guerra civil en Ucrania que de alguna forma había sido olvidada por el mundo; con la muerte de casi 300 ciudadanos extranjeros, tendrá una dimensión internacional.

Y quizá, solo quizá, todas las partes clave ahora harán un esfuerzo serio por intentar detener el derramamiento de sangre allí. Y el momento que nos recordó a Francisco Fernando solo será un momento y nada más.

Las opiniones expresadas en este texto pertenecen exclusivamente a Alexander Nekrassov.