Por Athena Jones y Deirdre Walsh
(CNN) — Mientras el Congreso lucha para impulsar una reforma que aligere la crisis al sur de la frontera de Estados Unidos, la Casa Blanca está considerando medidas que el presidente Barack Obama pueda tomar por su cuenta, para cambiar el sistema migratorio, quebrado y con necesidad de renovarse.
Una opción potencial de dicha acción ejecutiva incluye expandir un programa que permita que aquellas personas llevadas ilegalmente a Estados Unidos cuando eran niños, puedan quedarse sin miedo de que sean deportados, si cumplen con ciertos requisitos, le informaron a CNN fuentes familiarizadas con el asunto.
Otras posibles medidas incluyen otorgar algún tipo de estatus legal a los padres de los ciudadanos estadounidenses, así como permitir a ciertos inmigrantes indocumentados, que apliquen para un permiso de trabajo temporal, dijeron las fuentes.
“Hay tantas maneras de que puedan hacer que esto funcione para los inmigrantes indocumentados”, dijo una fuente.
“Creo que ahora están tratando de meterse a los detalles de lo que es posible desde una perspectiva legal, una perspectiva de política pública y también de lo que puede ser posible políticamente hablando”.
La presión, sin embargo, estará en cómo responder a los actuales problemas en la frontera. Decenas de miles de menores migrantes de Centro América han cruzado por la frontera del sur del territorio estadounidense, rebasando así los servicios relacionados y creando lo que la mayoría consideran, una crisis humanitaria.
En el Congreso, el vocero John Boehner le dijo a los reporteros este martes que cree que “hay suficiente apoyo” para impulsar una medida de 659 millones de dólares, que pueda motivar a los conservadores a unirse a la medida, a fin de pasar un acuerdo con fondos para atender el problema.
El nuevo plan es menor al paquete de 1.000 millones de dólares que se presentó la semana pasada, y es mucho menor a los 3.000 millones de dólares que pidió Obama.
El Congreso tomará un receso a finales de esta semana y algunos republicanos en el Congreso están preocupados sobre la potencial caída política si abandonan Washington sin atender el tema. Pero un grupo de conservadores continúan con dudas sobre el plan.
El líder de la Mayoría en el Senado, Harry Reid, reconoció este martes que los demócratas pudieran usar el fondo para atender el problema de la frontera, como un vehículo para sumar a la legislación que conlleve a una reforma migratoria comprensiva, lo que le permitiría a Obama no abundar tanto en la situación.
Pero tanto los simpatizantes de esta medida en el Congreso como el Senado concuerdan en que será casi imposible poder aprobar ambas medidas. Boehner ha dejado en claro que el Congreso no apoyará la medida del Senado.
Debido a la inacción del congreso sobre la reforma migratoria en general, Obama ha solicitado al Fiscal General Eric Holder y al Secretario de Seguridad Interior Jeh Johnson, que busquen una serie de medidas que podría tomar para “resolver la mayor parte de nuestro sistema migratorio por mi cuenta”.
En marzo pasado, la administración anunció que Johnson conduciría una revisión del proceso de deportación para encontrar un acercamiento más humano y de sentido común a la práctica.
Esa revisión es ahora parte de las discusiones sobre la acción ejecutiva que el presidente podría tomar.
Funcionarios de la Casa Blanca han indicado que estas acciones pudieran ser significativas y profundas. “La única pregunta es: ¿cuál será el costo político?”, dijo una fuente.