Por Jen Christensen, CNN
(CNN) — Kristin Hinson se percató de que algo no estaba bien con su bebé Noah cuando tenía seis meses de edad.
Era su cuarto hijo, y parecía estar por detrás en su desarrollo.
“Comenzó a mostrar señales, cosas cuestionables. Nada terrible, pero no me seguía por la habitación con sus ojos”, dijo Hinson. Con dos hijos mayores que tienen autismo, se preocupó porque el pequeño Noah se dirigiera hacia la misma dirección. “Nadie estaba muy preocupado, pero a los nueve meses, mostraba retrasos significativos”.
Un niño normalmente no es diagnosticado con autismo hasta los tres años o más. Aunque los signos del trastorno del espectro autista, o TEA, pueden ser difíciles de detectar en los bebés, los investigadores sugieren que puede haber algunas indicaciones tempranas si sabes qué observar.
Los niños con autismo a menudo no producen muchos sonidos o utilizan sus voces para comunicarse. Pueden involucrarse en comportamiento repetitivo frecuente. Se quedan viendo las manos u objetos durante largos periodos.
Sally Rogers, una profesora de Psiquiatría y Estudios del Comportamiento en el Instituto UC Davis MIND en Estados Unidos, se preguntó qué pasaría si un padre pudiera intervenir antes de que un niño sea diagnosticado oficialmente con autismo. Otra investigación sobre la intervención temprana mostró ser prometedora.
Rogers le preguntó a Hinson si estaría interesada en volverse parte de un estudio. Debido a que el estudio involucraba terapia de modificación del comportamiento, si Noah no era diagnosticado con autismo no habría ningún daño. Hinson dijo que sí, al igual que otros seis padres con hijos de entre siete meses y 15 meses de edad, quienes mostraron algunas señales de autismo.
“Como padre, tomaré cualquier cosa que pueda ayudar a mi hijo”, dijo Hinson.
Para el estudio, ella y los otros padres visitaron la clínica de Rogers una vez a la semana durante 12 semanas.
Allí, los investigadores enseñaron a los padres técnicas de modificación del comportamiento que podían utilizar con sus hijos.
Las técnicas fueron ejercicios sencillos: Hinson jugaba a la “pelota” con Noah, recitando el poema clásico sobre los cerdos que van al mercado y tocan los pies de Noah. A menudo, los niños con autismo se angustian cuando los tocan. Otras veces jugaba al “avioncito” con la comida de Noah mientras lo alimentaba. O se enfocaba en canciones y rimas.
“Las cosas básicas que haces como mamá, pero que realmente generan las respuestas que da y realmente refuerzan las respuestas para hacer que participe conmigo”, dijo Hinson. “Lo maravilloso de esto fue la mayoría de lo que me enseñaron, me enseñaron cómo utilizarlo en mis rutinas diarias generales con Noah”.
Los científicos creyeron que los padres serían más aptos para hacer ejercicios que pudieran entrelazar en su vida diaria.
Aproximadamente después de 15 meses, todavía hay preocupaciones, pero Hinson notó mejoras en las interacciones de Noah con él. A los 18 meses, parecía recuperar el rumbo en términos de desarrollo.
“Era como esta cosa hermosa que sucedió”.
Noah no solo se ponía al corriente de las metas de desarrollo de otros niños de su edad, sino que las superaba.
Permaneció hablador y participativo.
“Esto lo ayudó completamente”, dijo. “No sé lo que hubiera ocurrido (de lo contrario)”.
No estaba sola. A los 36 meses, el grupo que utilizó las técnicas de intervención del comportamiento con sus hijos tenían tasas mucho mejores del trastorno del espectro autista. Cinco niños ya no mostraban síntomas de autismo, uno tenía autismo leve pero ningún retraso en el desarrollo y uno tenía autismo serio.
Hoy, Noah es un niño de cuatro años con habilidades extensas de lenguaje.
Los científicos detrás del estudio advierten que este solo es un estudio piloto; los resultados todavía no pueden aplicarse a una población más grande.
“Con siete (niños) no puedes llegar a una conclusión”, dijo Rogers.
Pero otros investigadores en el campo ven una promesa verdadera en los resultados.
“Es emocionante pensar en una intervención que pueda cambiar el resultado de desarrollo de los bebés en riesgo de trastorno del espectro autista”, dijo el médico Jeremy Veenstra-VanderWeele, un profesor de Psiquiatría en la Universidad de Columbia en Estados Unidos. “Este estudio piloto… sugiere que los padres pueden ser entrenados para interactuar con sus bebés utilizando muchos de los mismos principios que son utilizados para niños y preescolares con TAE”.
“Comienza a establecer el escenario para estudios futuros, controlados y al azar para evaluar si este tipo de intervención en realidad podría prevenir que los bebés desarrollaran síntomas completos del trastorno del espectro autista”, dijo Veenstra-VanderWeele. Si funciona en un grupo más grande, esto “sería un resultado verdaderamente transformador”.
Miriam Falco y Debra Goldschmidt de CNN contribuyeron con este reporte.