Por Matthew Ponsford, para CNN
Talentos que prometen es un nuevo espacio que presenta a talentos creativos emergentes que se convertirán en los próximos exponentes destacados en la cultura y las artes.
(CNN) – Un artista de retratos promete capturar más de lo que una fotografía podrá hacer jamás: más allá de solo un vistazo a la apariencia externa de una persona, un retrato puede mostrar a una persona tal como es. Pero, ¿cómo lo hacen los artistas?
Jonathan Yeo es uno de los mejores artistas de retratos de Gran Bretaña. Algunas de las personas más famosas del mundo (entre ellas Tony Blair, Nicole Kidman, Damien Hirst, Kevin Spacey, Prince Phillip y Malala Yousafzai) se han sentado para que su imagen sea reproducida por él.
Aquí, se reúne con la primera bailarina Tamara Rojo, directora artística y bailarina estrella del Ballet Nacional de Inglaterra, y explica cómo crear un impresionante retrato… desde escoger un modelo hasta inmortalizarlo en pintura.
Solo si consideras que alguien es aburrido, entonces eso tiende a hacer que el proceso sea más difícil.
Un retrato es básicamente un documento que define una relación entre el artista y el modelo, y eso cambia de cierto modo a medida que se llegan a conocer.
Lo que hago, a pesar de que uso pintura, es una especie de dibujo.
La ventaja de dibujar directamente en el lienzo es que conservo los trazos que me gustan, y entonces podría ser que quede como un estudio. O podría ser que haga otra capa y luego otra capa, y entonces sería más tridimensional.
En esta etapa, no necesariamente sabes lo que sucederá.
Tienes ojos muy bonitos y definidos. Es importante que logres hacer bien eso, más que cualquier otra cosa.
A veces puede llevar mucho tiempo, pero si logras hacerlo bien, eso será clave en el dibujo, y será lo que llame la atención de las personas cuando lo vean.
Si logras hacer eso bien, es difícil que la gente vea para otro lado. Es algo muy poderoso. No lo puedes fingir. Si alguien no tiene ojos muy interesantes, entonces no los puedes fingir.
Nos interesan más los rostros que cualquier cosa. Es natural; obtenemos mucha más información de lo que sucede a partir de los rostros, expresiones y reacciones de otras de personas. Gran parte de la forma en que nos comunicamos no es consciente; se trata de cómo nuestros rostros reaccionan o no reaccionan, de cómo traicionan la forma en que pensamos o enfatizan o exageran lo que decimos, o lo contradicen.
Si la gente realmente lo quiere ver mientras lo estoy haciendo, los dejo hacerlo, pero siempre y cuando no me digan nada al respecto.
Quizás al final les preguntaré que piensan, pero mientras lo haces no quieres que nada influencie o tergiverse lo que tienes planeado hacer.
A menudo no es fácil juzgar en ese momento, cuando acabas de hacer algo que podría ser bueno o no. Podría gustarte algo ese día porque es lo que estabas intentando hacer, pero a veces los mejores retratos se dan por casualidad. Porque si eso no es lo que estabas intentando hacer ese día, no lo ves como un éxito. Y solo cuando lo dejas a un lado, lo olvidas, trabajas en algo más, luego regresas y lo encuentras, lo verás con la mente fresca y entonces podrás ser más objetivo al respecto. Es agradable tener a alguien allí sentado, pero al mismo tiempo, las personas más interesantes están ocupadas y no tienen todo el día libre.
Algunas cosas las puedes hacer sin la persona -el vestido y la pose puedes hacerlos de las fotos- pero luego tienes que procurar que la gente vuelva a sentarse allí para poder hacer su rostro y la expresión.
En ese momento, la foto no cuenta la historia completa: quieres ver no solo cómo se ve alguien, sino cómo se mueve y reacciona una persona ante las cosas, y si logras obtener eso, eso es lo que hace que realmente cobre vida y hace que el retrato sea más interesante.