"La Bella Principessa"

Por Matthew Ponsford, para CNN

(CNN) – Podría ser el descubrimiento del siglo, o algo mucho más sospechoso. “La Bella Principessa”, un retrato a plumilla de 33 centímetros de alto de una mujer florentina con una sonrisa similar a la de Mona Lisa, se mantuvo en un cajón durante décadas antes de ser “redescubierta” y atribuida a Leonardo da Vinci como una obra maestra perdida con un valor de 150 millones de dólares.

Cada año, vemos que “valiosísimas” obras de arte extraviadas reaparecen (un Van Gogh perdido, un botín de Caravaggio, una reserva oculta de obras de Picasso y Matisse) y transforman a los propietarios en multimillonarios de la noche a la mañana.

Hoy en día, el pujante mercado internacional del arte crea una atracción casi irresistible para los saqueadores de áticos y para los compradores en mercados de pulgas que esperan salir muy beneficiados), y también es un objetivo seductor para estafadores y falsificadores. Actualmente, el Departamento de Justicia de EE.UU. establece que el crimen relacionado al arte es la tercera actividad criminal que más dinero genera en el mundo… superada únicamente por el tráfico de drogas y armas.

Aquí, un profesor a cargo de una nueva clase sobre la detección de falsificaciones y director de ciencia en el laboratorio de la Galería Nacional Británica explica cómo las nuevas técnicas identifican a los falsificadores más astutos y sacan a las verdaderas obras maestras a la luz.

  1. ¿Tiene estilo?  

Antes de que un cuadro se encuentre frente a los dispositivos de alta tecnología de los que ahora presumen los científicos del arte, es probable que se enfrente al examen más antiguo: un examen realizado por un “connoisseur”, un miembro de un grupo de expertos en el arte cuyo importante apoyo puede hacer que una pintura sea considerada como una posible obra maestra.

Martin Kemp, un estudioso líder de da Vinci, llevó a cabo un “interrogatorio” crítico relacionado a la Principessa que duró un año (el trazo, la composición y los detalles de la ropa fueron analizados) para descubrir si el retrato llevaba los sellos de un maestro, o de un artista menor.

“Kemp específicamente recopiló pruebas de todos los errores que los falsificadores de Leonardo habían cometido durante años”, dice la Dra. Christa Roodt, profesora de arte, leyes y negocios de la Universidad de Glasgow, quien está dando un nuevo curso sobre falsificaciones, atribuciones y el mercado del arte.

Marika Spring muestra una imagen de “La Virgen de los claveles”, que revela un bosquejo debajo.

“Buscaba cosas como el trazo de un pincel de una persona diestra [da Vinci era zurdo] lo cual podría pasar inadvertido, y delataría al falsificador, o que no le habían hecho capas a la pintura como Leonardo lo hacía”.

  1. Ver debajo de la superficie  

Kemp no encontró errores. Cada vez más, los científicos están desarrollando técnicas que permiten que la mirada crítica de los conocedores penetre aún más allá, para “darle un nuevo enfoque a los historiadores de arte”, dice Jean Penicaut, directora ejecutiva de Lumière Technology, una firma con sede en París que ha trabajado con Kemp para descubir los secretos de la Princepessa.

Durante décadas, los forenses han empleado imagenes de rayos x e infrarrojas para ver detalles escondidos debajo de la pintura de la superficie. Así, a menudo encuentran secretos sobre los que se ha pintado posteriormente.

La Galería Nacional de Londres adquirió “La Virgen de los claveles” en 2004 por 22 millones de libras esterlinas, luego de identificar que verdaderamente se trataba de un cuadro de Rafael. En su laboratorio de alta tecnología, la directora de ciencia, Marika Spring, explica cómo las imágenes infrarrojas encontraron un bosquejo tentativo debajo. Esto era algo que el artista hacía normalmente cuando pensaba en ideas para el cuadro, algo que no es muy probable que esté presente cuando un estudiante o falsificador copia un original.

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Las cámaras de 300 megapíxeles “multiespectrales” de Lumiere van más allá, al producir una imagen digital que atraviesa la pintura y ofrece una visión detallada del interior del cuadro, desde la superficie hasta el lienzo, revelando las veces que un falsificador cometió un error. Al no encontrar nada, empezaron a creer que la Princepessa podría ser una obra verdadera.

  1. Probar los materiales  

Una falsificación renacentista pintada con pigmentos sintéticos modernos podría ser descubierta de inmediato. Una mirada rápida bajo el microscopio es suficiente para ver la diferencia entre estos inventos del siglo XIX y los pigmentos utilizados en los siglos XV y XVI.

Pero eso no se detiene allí. Spring se acerca a una manchita microscópica de pintura para mostrar capa sobre capa de pintura y base, puesta por el pintor. Una partícula angular en la base, explica, es “cristal en polvo sin color.”

El equipo había descubierto esta capa inferior en otros cuadros de Rafael en la colección, pero antes de esto, Spring dice: “No hay forma de que un copista, varios siglos después, supiera que así era como Rafael preparaba sus pinturas”.

También en lo que se refiere a la Princepessa, el análisis de pigmento mostró únicamente sustancias disponibles durante la vida de da Vinci. La datación con radiocarbono (un proceso más comúnmente utilizado para fechar hallazgos arqueológicos prehistóricos) indicó que el pergamino fue realizado entre 1440 y 1650.

“Ambas de esas pruebas” dice Roodt, “indicaron que bien podrían ser de Leonardo”.

  1. Superando a los falsificadores  

Cualquiera de esas pruebas en algún momento podrían haber descartado una falsificación actual, pero los falsificadores se mantienen al día con los avances científicos.

“Las técnicas están mejorando todo el tiempo, y las técnicas pueden ser utilizadas para bien o para mal”, dice Roodt y se ríe.

“¿Qué pasa si el gran avance científicamente también ayuda al falsificador a hacer una falsificación más perfecta? Así que es una carrera… es una carrera de ingenio, tecnología y habilidad”.

La Galería Nacional ha confirmado la autenticidad de la obra de Rafael más allá de cualquier duda y está colgado en las salas de la galería, pero las pruebas con la obra de Da Vinci continúan.

Los pigmentos antiguos y modernos se utilizan para autentificar obras de artes, y ¿qué pasa con las falsificaciones?.

Los procesos que más comúnmente se ven en una escena de asesinato ahora se utilizan en el intento por reconstruir la evidencia final. Roodt menciona a Peter Paul Biro, un forense canadiense experto en arte, quien intentó encontrar las huellas digitales de da Vinci en la pintura de Principessa.

La controversia parecía haberse resuelto cuando Biro encontró una marca debajo de las capas de la pintura que correspondían a una obra conocida de da Vinci, pero las técnicas de Biro ahora están bajo escrutinio, después de que una investigación por parte del New Yorker sugiriera que las había usado para autentificar otras falsificaciones.

Por ahora, la Principessa sigue en el limbo.