Por Allyssia Alleyne
(CNN) – “La ilustración es el arte del pueblo”, dice Lawrence Zeegen, decano de la Escuela de Diseño del London College Of Communication. Con esto en mente, él ha escrito Fifty Years of Illustration (Quince años de ilustración), un libro que considera los inicios de la ilustración contemporánea y las imágenes más memorables realizadas desde entonces. Mostrando más de 255 artistas, el tomo explora qué tanto impacto han tenido los ilustradores y por qué su trabajo continúa resonando.
Zeegen comienza su retrospectiva a mediados de los años sesenta, cuando las atrevidas nuevas formas de la ilustración estaban floreciendo en la comunidad de Haight-Asbury de San Francisco, Nueva York y Londres. También fue el momento en el que Zeegen tuvo uno de sus encuentros más memorables con la ilustración.
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La ilustración de la portada del disco Revolver (para EMI Records) por Klaus Voormann, 1965
“Cuando tenía cuatro o cinco años, crecí con el disco (Revolver de los Beatles) en el tocadiscos todo el tiempo, y uno de mis primeros recuerdos es esa clase de intensidad con la que Klaus Voormann retrató a los Beatles, el tipo de fotomontaje, el dibujo del cabello. La música hacía sentido por la portada y viceversa”.
Dylan por Milton Glaser, 1967
Según Zeegen, los años sesenta fue el tiempo cuando la ilustración se popularizó como una oportunidad para la auto-expresión, en lugar de una herramienta para la publicidad.
“La mayoría de la ilustración en la década de 1950 fue una respuesta a la salida de la Segunda Guerra Mundial”, explica. “Si nos fijamos en el arte gráfico y la ilustración que se realizó, principalmente en los Estados Unidos, todo era acerca de vender el consumismo. Tú viste ilustraciones geniales de carros, de refrigeradoras, de la mamá cocinando una tarta de manzana, etc., pero todo era sobre el cambio de productos”.
Esta forma revolucionaria de ver la ilustración condujo a la creación de imágenes que reflejaban el espíritu de la época y daban forma a su futuro. El ahora famoso póster desplegable de Bob Dylan hecho por Milton Glaser (quien personalmente prefería a Elvis) es a menudo acreditado por ayudar a establecer la fama del cantante de folk desde el principio.
“No había manera de predecir que Dylan iba a ser el artista en el que se convirtió. Pero, ¿de qué manera Glaser, como ilustrador, logró capturar esa esencia a través de ese perfil, ese cabello, es de un momento y tiene una resonancia”.
El póster de La naranja mecánica (para Stanley Kubrick & Warner Bros. Entertainment Inc.) por Philip Castle, 1971
Es bastante fácil definir un cierto tiempo en la vida de uno basado en las ilustraciones que eran populares, al igual que con la música.
“Puedes ser de cualquier condición social y en algún lugar una ilustración te ha tocado… Ya sea que la conozcas como una ilustración, como arte o como diseño gráfico, pues eso no tiene mucha importancia. Lo más importante es el: ‘¡Wow!, yo tenía ese libro, y qué sensación tan genial me inunda al pensar en el tiempo en que tuve ese libro y el tiempo en que me lo leyeron”.
Richard Nixon por Gerald Scarfe, 1974
Pero los elementos exactos que hicieron de la ilustración una herramienta tan poderosa para crear esperanza y vitalidad, también la convirtieron en una manera útil para expresar insatisfacción, empezando con los sentimientos contra la guerra de Vietnam en la década de los años sesenta, y continuaron en la década del desencanto político de los años setenta y la década neoliberal de los años ochenta.
“Había un montón de gente que tenía la creencia de que su participación en la formación y el cambio de opiniones era importante”, dice Zeegen. “Ya sea que se tratara de un póster denunciando la guerra de Vietnam o del trabajo de Sue Coe acerca de How to Commit Suicide in South Africa (un libro de 1984 que trata de la segregación racial), éstos fueron momentos importantes en la historia de la ilustración, cuando los ilustradores tenían un punto de vista sólido, tenían un mensaje y encontraron un medio para difundirlo”.
El póster Long Distance Kiss (para Atenea) por Syd Brak, 1982
Pero no todas las ilustraciones pretenden promover un mensaje, música o causa. Long Distance Kiss por el ilustrador sudafricano Syd Brak fue el póster mejor vendido del mundo en 1982, a pesar de que no existía una verdadera historia detrás de él. Durante la llamada “década del diseño”, el público gravitaba hacia las imágenes que reflejaban las modas llamativas y coloridas de la época, ya sea que representaran algo o no.
The Black Sheep of the Family por Joost Swarte, 1990
El auge de las computadoras en la década de los años noventa dio lugar a lo que Zeegen llama la “digitalización” de la ilustración, la cual revolucionaría la forma en que se haría el trabajo a partir de entonces. “De forma cursi me refiero a ello como BC (siglas en inglés para ‘antes de las computadoras’) y AD (siglas en inglés para ‘después de lo digital’”, dice.
Debido a que la mayoría de los ilustradores trabajaban como contratistas en lugar de trabajar para estudios (a diferencia de los animadores, cineastas y diseñadores gráficos, por ejemplo), la ilustración fue una de las últimas disciplinas en pasar de lo análogo a lo digital.
“El resto de la comunidad de diseño veía a los ilustradores como luditas”, explica Zeegen.
Los diseñadores gráficos internos que no contaban con formación formal en ilustración, se encontraban entre los primeros en experimentar con el arte generado por computadora.
“Todo mostraba la apariencia de lo digital. Tenía que verse súper digital porque querían que la gente supiera que se había hecho así… fue una importante estética visual probablemente durante cinco años, mientras que la comunidad de la ilustración pudo entender y resolvió cómo lograr una verdadera estética”.
Flamma Flamma - La obra de arte de CD de The Fire Requiem (para Sony Music) por Amy Guip, 1994
Y cuando lo lograron, los ilustradores también se centraron en exhibir todas las posibilidades que presentaban las computadoras, hasta que las computadoras pasaron de ser novedad a ser la norma. “La tecnología podría pasar un poco a segundo plano y nosotros podríamos volver a una estética que era más amplia; podríamos volver a la narración de cuentos, a tener ideas y a la creatividad de una manera diferente”.
El auge de las computadoras también permitió el crecimiento de la comunidad de la ilustración. El almacenamiento digital derribó las restricciones geográficas que limitaban a quien podría prosperar profesionalmente. Los días en que los ilustradores tendrían que vivir en los alrededores de las grandes ciudades para atender a los clientes quedaron atrás. La entrega de las pruebas queda a un solo clic de distancia.
Going green (para Deliver Magazine y el Servicio Postal de los Estados Unidos) por Charles Wilkin, 2007
Hoy en día, pareciera que la revolución digital está completa. Sin embargo, mientras que no sea posible crear una imagen completamente terminada con nada más que una tableta de dibujo y Photoshop, la ilustración ha conservado gran parte del mismo espíritu.
“Lo que la ilustración no ha dejado atrás luego de hacer ese salto es la conexión que tenía con las técnicas prácticas análogas y tradicionales. Además, hemos visto un resurgimiento del interés en las técnicas artesanales que los ilustradores contemporáneos fusionaron magistralmente con lo digital”.
A New Hope por el Mr. Bingo, 2007
Los ilustradores también se han beneficiado del hecho, en general, de que la sociedad se ha interesado cada vez más en el diseño. Cuando Zeegen inicialmente tuvo la idea de escribir un libro sobre la ilustración para el público en general, se enfrentó al retroceso por parte de aquellos que creían que el público no estaba interesado. Mucho ha cambiado desde entonces.
“Ha habido un reconocimiento debido a la amplitud de la práctica que existe, y se tiene un mayor conocimiento respecto a lo que hacen los ilustradores”, dice. “Ahora hay muchas más plataformas en las que se pueden ver a los ilustradores contemporáneos. Así que, no solo es el tamaño de un póster, no solo es una sobrecubierta o portada del álbum, sino aplicaciones móviles, iPads y pantallas. Se cuenta con una gran cantidad de puntos de venta que no existían hace 15 años”.
Deco Muse por Stina Persson, 2010
Pero a Zeegen le preocupa que la misma ubicuidad que ha hecho que la ilustración represente una gran parte de las conversaciones de diseño de hoy en día, también ha hecho que para los ilustradores jóvenes en realidad sea más difícil tener un impacto. Muchos artistas se esfuerzan por crear algo que te llame la atención en lugar de hacer una declaración, lo cual a la larga hace que su trabajo sea poco memorable.
“¿La idea de Warhol de 15 minutos de fama? Hoy en día, tienes suerte si logras 15 segundos, porque simplemente es… está en auge, está bien, es vistoso, se acabó, el siguiente”, dice. “Raspa la superficie y te das cuenta de que mucho de esto no tiene ninguna sustancia, por lo que no va a resistir la prueba del tiempo”.
Sin embargo, él menciona una ilustración en particular como una señal de que, efectivamente, todavía hay artistas que crean trabajo influyente.
“El más emblemático es el Shepard Fairey Obama de 2008 [el afiche “Hope” de Obama]. Eso, para mí, era una gran esperanza”, dice. “Antes de ese póster, los estadounidenses ni siquiera sabían quién diablos era Obama. Así que el impacto es cómo ese póster creó una visión diferente de lo que podría ser un presidente. Sí, el primer candidato negro, el primer presidente negro. Pero, al mismo tiempo, el hecho de que viene de una filosofía del arte callejero y que es una imagen ilustrada más que fotográfica es muy importante”.