Por Henry Kimball, especial para CNN
(CNN) – Joe Van Veldhuizen había recorrido 30 kilómetros de su primera carrera Ironman. Le faltaban dos horas para completar la prueba, y solo 4,8 kilómetros para entrar a la maratón de 42 kilómetros.
Le dolían todos los músculos de su cuerpo, y las ampollas en sus pies eran del tamaño de monedas de cincuenta centavos. Pero Van Veldhuizen estaba decidido a terminar.
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Completar el Ironman de Coeur D’Alene de 2013 sería la culminación de todo por lo que había trabajado.
Sin atajos
Van Veldhuizen cambió de profesión (de agricultor a bombero) hace 10 años, cuando la industria láctea tuvo una caída significativa. Ser bombero significaba que debía pasar mucho tiempo sentado y comiendo, a la espera de que sonara la alarma. El residente de Albany, Oregón, quien medía 1,80 metros, poco a poco empezó a subir de peso.
Para el año 2007, Van Veldhuizen llegó a pesar 113 kilos, lo que se tradujo en un índice de masa corporal de 35. (Cualquier cifra por encima de 30 se considera obesidad).
Él sabía que necesitaba que ese número bajara. Sentía que no tenía la resistencia aeróbica para hacer bien su trabajo.
“Las cosas que matan a los bomberos son el cáncer y los ataques al corazón”, dijo Van Veldhuizen, ahora de 45 años. “Muchos de esos ataques al corazón ocurren porque la gente no se encuentra tan en forma como podría”.
Bajar de peso no fue tarea fácil para él, pero se negó a tomar atajos. Su mantra: tomar las cosas despacio y con calma mientras hacía cambios progresivos en su estilo de vida. Redujo el tamaño de sus porciones y se ejercitó más, en lugar de probar dietas de moda o usar los suplementos anunciados en la televisión.
Para Van Veldhuizen, comer menos fue un gran desafío. ¿Su solución? Registrar todo lo que comía en una aplicación sobre nutrición de su teléfono inteligente. Así también sabía cuánto tiempo tendría que pasar en el gimnasio ese día.
Su primer régimen de pérdida de peso fue modesto: 20 minutos de cardio en la máquina elíptica. Encontró que el movimiento de rotación era más fácil para sus articulaciones, especialmente en las rodillas y los tobillos. Poco a poco, aumentó la duración y la intensidad de su sesión de ejercicios. Un año después, podía hacer una hora en la elíptica sin parar. Se ejercitaba en la resistencia y el grado de inclinación más altos de dos a tres veces a la semana. Eso lo ayudó a bajar sus primeros 7 kilos, y sentía que su condición física era mucho mejor.
Después de dominar esa máquina, sintió que sus articulaciones podían soportarlo, así que empezó a correr. Eso fue en 2008.
Un año después, Van Veldhuizen entró a una carrera de 5K, seguida poco después por una de 10K. Luego, un amigo le sugirió que intentara con un triatlón. Había estado corriendo, pero ni siquiera tenía una bicicleta. Así que pidió prestada una y también comenzó a ir a la piscina una vez a la semana. Con el tiempo, iba a nadar todos los días.
Para diciembre de 2012, Van Veldhuizen había bajado 18 kilos.
Dice que no habría podido alcanzar sus objetivos sin la ayuda de amigos como Josh Gum. Gum animó a Van Veldhuizen y entrenó junto a él. Gum era un veterano atleta Ironman; para los no familiarizados, una carrera Ironman consiste en nadar 3,8 kilómetros, hacer una carrera en bicicleta de 180 kilómetros y finalizar con una carrera de 42 kilómetros… todo en menos de 17 horas. Gum se quedó impresionado por la dedicación de Van Veldhuizen.
“Fue una experiencia extraordinaria para mí ver el progreso (de Van Veldhuizen)”, dice Gum.
Van Veldhuizen corrió media carrera Ironman en Sun River, Oregón, y luego se inscribió para el Ironman en Idaho en 2013.
Un verdadero atleta Ironman
“Me tomó 10 horas hacer el recorrido en bicicleta, nadar, cambiarme de ropa y ese tipo de cosas. Así que tenía 7 horas para correr un maratón”, dice Van Veldhuizen.
Se sentía bien, pero casi al final de la carrera se encontró con un serio tropiezo en el camino… o más bien, un problema en su pie. Van Veldhuizen pronto se dio cuenta de que lo que pensaba, era una molesta piedra en su zapato en realidad era una gran ampolla roja en su talón.
Pero no entró en pánico. En cambio, calculó los kilómetros que le faltaban y el tiempo que quedaba en el reloj.
Debido a que aún tenía que correr 11 kilómetros para llegar a la meta y le quedaban tres horas, decidió proceder de la misma forma en la que había abordado su proceso de pérdida de peso: con precaución.
“No sabes qué trae el próximo paso”, dice Van Veldhuizen. “De repente pisas mal un guijarro o caes en un bache, y te doblas el tobillo”.
Paso a paso, Van Vendhuizen avanzó hacia su meta. Dieciséis horas después del inicio, completó su primera carrera Ironman.
“Mi meta no era establecer ningún récord, sino terminarla”, dice Van Veldhuizen. Su amigo Gum también había estado en la carrera. Él logró alcanzar a Van Veldhuizen a mitad de la segunda vuelta del circuito de 90 kilómetros de recorrido en bicicleta. Eso ayudó mucho. “Los amigos y el apoyo que pueden darse el uno al otro son muy importantes. No haces estas cosas solo, las haces juntos. Para mí, la experiencia en sí es única en la vida”.
Van Veldhuizen cree que cualquier persona que se decide, puede hacer lo mismo que él hizo. Lo único que tienes que hacer, dice, es decidir qué quieres y trabajar para alcanzarlo.
Hoy en día, Van Veldhuizen dice que se siente mejor preparado para enfrentar los desafíos de socorrismo en su trabajo. Su entrenamiento como atleta Ironman le dio más energía y lo preparó más para entrar en acción durante sus turnos de 24 horas como bombero.
Este invierno, dice, él y su familia piensan correr senderos cerca de su hogar en el valle de Willamette de Oregón. Él, su esposa y su hijo de 13 años ya han participado en algunas carreras 5K juntos. Y sí, el próximo verano piensa participar en otra carrera Ironman en Canadá. Solo que esta vez, tiene un nuevo objetivo. Esta vez quiere completarla y superar su tiempo anterior.
Esta vez no quiere hacer nada lentamente.