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(CNN) -— Fue nombrado el “hombre sin país” que descubrió que corriendo en uno de los eventos más duros del atletismo se sentía como en casa. La historia de Guor Mading Maker hace que la mayoría de los relatos deportivos de triunfo sobre la adversidad se vean como un paseo por el parque.

Con una niñez robada, separado de sus padres y después de su país, el corredor de maratones fue empujado hasta sus límites emocionales durante su crianza en un país lleno de guerra, Sudán.

“Nací en una guerra; una guerra civil”, dijo Mading Maker a la serie Human to Hero de CNN. “En esa situación no existe la niñez.

“Realmente no me gusta hablar de eso… pero simplemente, mi familia me envió a que fuera a vivir con mi tío al norte de Sudán. Tardé tres años en llegar a él”.

El deportista de 30 años puede ser perdonado por no querer profundizar en algunos de los horrores que la segunda guerra civil de Sudán le infligió.

Un estimado de dos millones de vidas se perdieron entre 1983 y 2005, con 28 miembros de su familia incluidos ocho de sus 10 hermanos, pereciendo en el conflicto.

Fue en este antecedente sangriento que Mading Maker de nueve años inició un trayecto maratónico hacia el norte en busca de seguridad en 1993.

Viaje a lo desconocido

Fue uno de los “Niños perdidos” de Sudán; una banda itinerante de aproximadamente 20.000 jóvenes en su mayoría hombres, que fueron desplazados durante la guerra.

Buscaron refugio en ciudades en el norte o en campos de refugiados en países vecinos, pero muchos se enredaron en el conflicto.

Mading Maker no fue la excepción, fue forzado a trabajar por un dólar al día por los soldados sudaneses así como soportar el secuestro de pastores.

“No nos iban a dejar regresar… podrían matarnos o hacer lo que quisieran con nosotros”, recordó sobre su captura y subsecuente escape junto con otro niño.

“Cuando salió el sol, comenzamos a correr. Y caminamos, corrimos, caminamos, corrimos”.

Después de que finalmente se unió con su tío, ambos buscaron seguridad en la frontera en Egipto antes de que Estados Unidos les concediera asilo en 2001.

Se establecieron en Concord, New Hampshire, donde Mading Maker fue alentado por su nuevo maestro de gimnasia para que comenzar a correr, aunque inicialmente era renuente.

“Le dije: ¿sabes qué? Correr no es lo mío. No voy a correr porque ya corrí en África así que corrí por mi vida… así que a menos que alguien me persiga, correré.

“De otra forma no lo haré, y me dijo ‘no, tú puedes, tú puedes. Te ves como si pudieras ser un buen corredor’”.

Dos meses después, estaba en el equipo de la escuela.

“En mi primer año en la preparatoria gané… y en mi último año en la preparatoria gané el (título de 3.2 kilómetros) nacional a puerta cerrada. Eso me abrió la puerta a la universidad”.

Esa actuación y otras en exteriores lo hicieron ganar una beca en la Universidad Estatal de Iowa donde cimentó su estatus como atleta juvenil prometedor.

Hombre de maratón

Mientras Mading Maker comenzaba a hacer grandes avances en Estados Unidos, de regreso en su país natal, las cosas también se veían mejor.

Un acuerdo de paz firmado entre el norte y el sur de Sudán en enero de 2005 eventualmente llevaría a la independencia completa de Sudán del Sur seis años después.

La fecha, 9 de julio de 2011, está grabada en la memoria de Mading Maker; recientemente se había graduado de Iowa con una licenciatura en Química y se dirigía a una nueva vida en Flagstaff, Arizona.

“Puse mi bandera de Sudán del Sur enfrente de mi automóvil y manejé 22 horas desde Ames, Iowa hasta Flagstaff celebrando”.

Su mudanza a occidente también señaló un cambio de dirección para su carrera en el atletismo mientras cambió de pista a asfalto.

“No había carreras de (distancia corta) disponibles. La única oportunidad era un maratón. Entré al Maratón de las Ciudades Gemelas (en Minnesota)”.

Era instintivo, al llegar a casa en dos horas 14 minutos 32 segundos; un tiempo que cómodamente logró llegar al estándar de clasificación para los Olímpicos de Londres del año siguiente.

Pero había un problema. No tenía un país para competir; Sudán del Sur no era miembro del Comité Olímpico Internacional (COI) y todavía tenían que concederle la ciudadanía estadounidense.

En el último minuto, el COI le concedió permiso a Mading Maker de competir como atleta independiente; la primera vez en la historia olímpica.

No hubo un final estilo Hollywood para este cuento de hadas de la vida real; terminó en el lugar 47, pero mientras corría por las calles de Londres en su kit negro y gris de AOI (Atleta Olímpico Independiente), transmitió un mensaje poderoso a millones de personas marginadas en todo el mundo.

“Fue muy importante para todos los refugiados del mundo, y otros que (se sienten) desesperanzados por el futuro para (decir), ‘era como tú pero aquí estoy ahora con la ayuda de las personas’”.

“Y contigo trabajando duro, vas a lograr lo que quieras lograr”.

Regreso a casa

El siguiente verano fue incluso más trascendental para Mading Maker ya que regresó a Sudán del Sur para visitar a sus padres por primera vez en dos décadas.

“Fue simplemente abrumador. Fui muy afortunado de poder verlos de nuevo. Oraba mucho para encontrarlos vivos”, dijo sobre el viaje organizado por la Agencia de Refugiados de Naciones Unidas en junio de 2013.

La reunión probó ser igual de emotiva para sus padres.

Su madre colapsó a sus pies mientras lloraba y su padre cantaba antes de contarles a todos que el talento para correr de su hijo lo heredó de él; afirma haber perseguido y matado a jirafas en su juventud.

Mading Maker previamente utilizó el apellido de su tío (Marial) cuando se mudó a Estados Unidos pero lo volvió a cambiar al nombre de su padre (Mading Maker Deng) cuando fue juramentado como ciudadano de Estados Unidos.

Y es su país natal el que permanece al frente de sus pensamientos ahora.

“Quiero hacer algo por la comunidad y la gente de Sudán del Sur, especialmente para la juventud. Es mi objetivo asegurarme de que lleguen al Campeonato Mundial 2015 y a los Olímpicos de 2016 si es posible”, dijo el atleta de 30 años.

“Espero continuar lo que hago ahora, poder mostrar a la juventud de Sudán del Sur y al país que existe una manera.

“En lugar de estar en guerra, hay una forma en la que podemos unirnos. Podemos estar juntos, podemos estar felices al hacer algo que es positivo”.