Por Ana Navarro
Nota del editor: Ana Navarro, una estratega y comentarista republicana, fue presidenta de la campaña nacional hispana para John McCain en 2008 y copresidenta de la campaña nacional hispana para Jon Huntsman en 2012. Síguela en Twitter @ananavarro. Las opiniones expresadas en este comentario son exclusivamente las de la autora.
(CNN) –– El tema de la inmigración en Estados Unidos necesita una solución legislativa bipartidista que sea integral y permanente.
Una acción ejecutiva es una solución temporal y limitada. La noche en la que el presidente Obama anunció su más reciente acción ejecutiva sobre la inmigración, la califiqué de ser una curita.
Descubrimos que la curita podría no permanecer en su lugar.
En un caso presentado por 26 estados, un juez federal en Texas emitió una medida cautelar de detención de las acciones ejecutivas del presidente: la Acción Diferida para Padres de Ciudadanos o Residentes Permanentes (DAPA), la cual habría otorgado permisos laborales y extendido el estatus de deportación diferida, y la cual también habría ampliado el programa de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) para los inmigrantes indocumentados que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños.
Este es solo el comienzo de una batalla legal al respecto. La cuestión es si el presidente Obama excedió sus poderes y trató de legislar. Este es el trabajo del Congreso, y el problema, por constatar lo evidente, es que el Congreso no lo está haciendo. Durante décadas, el Congreso ha estado hablando acerca de arreglar el sistema de inmigración que está descompuesto. Esto no ha llevado a ninguna parte.
Por otro lado, hay una creciente presión sobre el presidente Obama por parte de una comunidad latina que está cada vez más frustrada y una base demócrata. Durante su campaña, él hizo promesas ilusorias que ofrecían una reforma migratoria en el primer año de su mandato. En sus primeros dos años, tuvo un Senado demócrata y una Cámara demócrata. Tuvo la posibilidad de actuar. En cambio, se quedó de brazos cruzados mientras el problema seguía latente.
Lo peor es que como parte de la lucha en relación a las acciones ejecutivas sobre la inmigración, el Congreso está jugando el juego de la gallina con el proyecto de ley de asignaciones del Departamento de Seguridad Nacional, el cual vencerá en unos cuantos días, e insiste en hacer reformas al proyecto que bloquearían las acciones de Obama sobre la inmigración.
Por último, añádele a esta ecuación la realidad de los millones de confundidas familias de indocumentados cuyas vidas y subsistencias están en la balanza, y quienes no tienen idea de cómo va a terminar todo esto. La verdad es que ninguno de nosotros lo sabemos.
Francamente, el asunto es un completo desastre. El presidente debería usar la orden de este juez como una oportunidad para invitar y presionar al Congreso a fin de que trabaje con él en una solución bipartidista. Detener la implementación del programa de inmigración. Detener el estratagema legal. Detener la irresponsable legislación que busca financiar al Departamento de Seguridad Nacional. Fijar una fecha límite para aprobar la legislación.
Solucionar el problema de la inmigración de manera justa, integral y permanente.