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(CNN)–Desde hace más de una semana, la especulación se ha propagado de forma desenfrenada. Así es como empezó todo. El 10 de febrero, el periódico The Washington Post publicó un titular que llamó mucho la atención: “El gobierno de Estados Unidos está a punto de retirar las advertencias sobre el colesterol”.

Cada cinco años, el Departamento de Salud y Servicios Sociales de los Estados Unidos (HHS, por sus siglas en inglés), junto con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), publica las “Guías Alimentarias para los Estadounidenses”, una publicación federal que tiene grandes implicaciones en lo que consumimos. Las directrices afectan todo, desde la forma en que las empresas pueden anunciar sus productos, hasta lo que contiene el almuerzo de la escuela de tu hijo y la asesoría dietética que ofrecen casi todos los médicos y nutricionistas en el país.

También sirven de base para las etiquetas de información nutricional de casi todos los empaques de alimentos. Así que ahora puedes entender por qué tantas personas están esperando ansiosamente la actualización de 2015.

El informe de 112 páginas del 2010 incluye 23 recomendaciones para la población en general y seis recomendaciones adicionales para grupos específicos de la población, como mujeres embarazadas. Los tres objetivos principales destacados fueron:

• Equilibrar las calorías con la actividad física para controlar el peso.
• Consumir más de ciertos alimentos y nutrientes, como frutas, verduras, granos enteros, productos libres de grasa y lácteos bajos en grasa y mariscos.
• Consumir menos alimentos con sodio (sal), grasas saturadas, grasas trans, colesterol, azúcares agregados y granos refinados.

Lo que complica más las cosas es una de las viñetas, en una diapositiva (página 7) de miles de diapositivas, que fue mostrada en una de las siete audiencias públicas realizadas en los últimos dos años para discutir las últimas revisiones de las directrices:

“El colesterol no es considerado un nutriente que cause preocupación por su consumo excesivo”.

Dentro del informe de asesoramiento

Efectivamente, ahí está, enterrado en la página 91 de Informe Científico de 572 páginas del Comité Asesor de las Guías Alimentarias (DGAC, por sus siglas en inglés)del 2015: “Anteriormente, las Guías Alimentarias para los Estadounidenses recomendaba que la ingesta de colesterol debía limitarse a no más de 300 mg/día.

El DGAC del 2015 no presentará esta recomendación porque la evidencia disponible no muestra alguna relación importante entre el consumo de colesterol en la dieta y el colesterol sérico (sangre), de acuerdo con el informe de la AHA/ACC (American Heart Association/American College of Cardiology). El colesterol no es un nutriente que cause preocupación por su consumo excesivo”.

Lo que hace que los comensales se inquieten es que este es, de alguna forma, un movimiento tectónico en relación a una de las principales clasificaciones nutricionales de los alimentos que consumimos. El colesterol ha sido una parte importante de las advertencias y líneas dietéticas ya que la American Heart Association hace más de medio siglo tenía en la mira este compuesto.

El Dr. Steven Nissen, presidente de medicina cardiovascular de Cleveland Clinic, le dijo a CNN: “La idea de que tenemos que limitar la grasa saturada y el colesterol provocó que los estadounidenses pasaran de una dieta bien balanceada a dietas altas en azúcar, lo que hizo que la gente comiera más y engordará más”.

La realidad, según Nissen, es que solo el 15% del colesterol que circula en la sangre viene de lo que comes. El otro 85% viene del hígado. “Así que, si optas por hacer dieta”, dice, “no estás cambiando mucho tu nivel de colesterol”. Sin embargo, los nutricionistas no recomiendan que salgas y comas hamburguesas con queso y papas fritas en exceso.

Hay mucho en juego en esta decisión. Los alimentos que son altos en colesterol, como los huevos, camarones y langosta, observaron un repunte importante en las ventas. Estos alimentos, quizás limitados adentro —o eliminados— de tu casa, podrían regresar de forma significativa.

Quién te dice qué comer

Los 14 expertos externos que conformaban el Comité Asesor de las Guías Alimentarias de 2015 son reconocidos a nivel nacional en los campos de la nutrición, la medicina y la salud pública.

En una carta a los secretarios del Departamento de Salud y Servicios Sociales de los Estados Unidos y al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, la presidenta del DGAC 2015, Barbara Millen, resalta los principales problemas de salud relacionados con la dieta que ella dice que estamos enfrentando y que debemos revertir.

“Alrededor de la mitad de todos los adultos estadounidenses —117 millones de personas— padecen una o más enfermedades crónicas prevenibles (énfasis de ella) que se relacionan con los patrones de alimentación de mala calidad y a la inactividad física, entre ellas las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión, la diabetes tipo 2 y los cánceres relacionados con la dieta”, escribe Millen.

“Más de dos tercios de los adultos y casi un tercio de los niños y jóvenes tienen sobrepeso o son obesos. Estos devastadores problemas de salud han persistido durante décadas, ejercieron presión sobre los costos de atención médica de Estados Unidos y enfocaron la atención de nuestro sistema de salud en el tratamiento de enfermedades, en lugar de hacerlo en la prevención. Estos instan a tomar acciones enérgicas y soluciones sanas e innovadoras”.

Millen espera que el informe “establezca una ‘cultura de salud’ a nivel individual y de la población y, al hacerlo, que las decisiones para una vida saludable sean fáciles, accesibles, asequibles y normativas –tanto en el hogar como fuera de él”.

“Se necesitan cambios de paradigma dramáticos para ayudar a que las personas y familias tomen un papel más activo en su salud personal y para incentivar la asistencia sanitaria y los servicios de salud pública, programas e investigación para enfocarse más en la prevención, en la alimentación personal y el manejo del estilo de vida”.

Qué falla en la dieta estadounidense

El informe identifica “insuficiencia de nutrientes” debido a su bajo consumo, entre ellos las vitaminas A, D, E y C, así como folato, calcio, magnesio, potasio y fibra.

Para las mujeres adolescentes y premenopáusicas, el hierro también se considera una deficiencia nutricional.

El DGAC resalta dos nutrientes que se consumen en niveles muy altos: sodio y grasas saturadas.

No es de extrañar, que ese sea el resultado de comer demasiados granos refinados, grasas sólidas y azúcares agregados.

El comité fue cautelosamente optimista sobre un grupo de edad: los niños pequeños (de 2 a 5 años) son los únicos que consumen la cantidad recomendada de frutas y lácteos, así que quizás haya esperanza para el futuro. El informe insta a una mejor comprensión de cómo mantener y fomentar los buenos hábitos alimenticios que se inician a muy temprana edad en la vida.

Qué deberías estar consumiendo

No es solo lo que comemos, sino cómo lo comemos. Al analizar las características comunes de una alimentación sana, el comité centró su investigación en la inspección de los patrones alimenticios, ya que “la totalidad de la dieta —las combinaciones y cantidades en que se consumen los alimentos y nutrientes— puede tener efectos acumulativos y sinérgicos sobre la salud y la enfermedad”.

Un patrón de dieta saludable es más alto en verduras, frutas, granos enteros, productos lácteos bajos o sin grasa, mariscos, legumbres y frutos secos; moderado en alcohol; más baja en carne roja y procesada; y baja en alimentos y bebidas endulzadas con azúcar y granos refinados.

El DGAC fomenta los hábitos alimentarios que son bajos en grasas saturadas, azúcares añadidos y sodio. Los objetivos para la población en general son:

• Menos de 2.300 miligramos de sodio en la dieta por día.
• Menos del 10% de calorías totales derivadas de grasa saturada por día.
• Un máximo de 10% del total de calorías de azúcares añadidos por día.

“El sodio, las grasas saturadas y los azúcares añadidos no deben ser reducidos de manera aislada, sino como parte de un patrón de dieta saludable que sea equilibrado, en su caso, en calorías”, señala el informe. “En lugar de enfocarse exclusivamente en la reducción, también se le debe dar énfasis al reemplazo y los cambios en la ingesta de alimentos y los patrones de alimentación”.

“Las fuentes de grasas saturadas deben ser reemplazadas con grasas no saturadas, ácidos grasos poliinsaturados en particular. Del mismo modo, los azúcares añadidos deben reducirse en la dieta y no ser sustituidos con edulcorantes bajos en calorías, sino más bien con opciones saludables como el agua en lugar de bebidas azucaradas. En cuanto al sodio, se debe hacer hincapié en la expansión de los esfuerzos de la industria para reducir el contenido de sodio de los alimentos y ayudar a los consumidores a entender cómo darle sabor a los alimentos sin sal con especias y hierbas”.

¿Qué sigue?

“Durante décadas, las Guías Alimentarias para los Estadounidenses han estado en el centro de nuestros esfuerzos para promover la salud y el bienestar de las familias estadounidenses”, dijo la secretaria del HHS, Sylvia Burwell, y el secretario de Agricultura, Tom Vilsack, en un comunicado conjunto. “Ahora que el comité asesor ha concluido sus recomendaciones, el HHS y el USDA revisarán este informe consultivo, junto con los comentarios del público —incluyendo otros expertos— y aportes de otras agencias federales al comenzar el proceso de actualización de las directrices”.

El público ahora se siente motivado a ver el informe del grupo consultivo independiente y a proporcionar comentarios por escrito durante un período de 45 días. Busca las directrices finales y actualizadas del gobierno a finales del año.

Mientras tanto, recuerda lo que mamá siempre te dijo: come tus frutas y verduras; es decir, si quieres comer tu postre.

Debra Goldschmidt y Jen Christensen de CNN contribuyeron con este reportaje.