Por Monica Sarkar para CNN
(CNN) –– No es inusual que los hombres se unan a la lucha por los derechos de las mujeres. Pero sí lo es si eligen usar minifaldas mientras protestan.
El brutal asesinato de una mujer turca, Ozgecan Aslan, de 20 años de edad, quien supuestamente se defendió de una agresión sexual antes de que su cuerpo fuera quemado y arrojado en el lecho de un río, ha provocado manifestaciones en la calle y en las redes sociales.
La etiqueta de Twitter #OzgecanAslan dio lugar a miles de tuits, y muchas mujeres pusieron fotografías en las que aparecen vestidas de negro. Y en días recientes, la etiqueta #ozgecanicinminietekgiy, traducida como “ponte una minifalda por Ozgecan”, ha comenzado a circular, a menudo acompañada de la foto de un hombre vestido con una falda corta.
Y aparentemente no importa de dónde venga la ropa, siempre y cuando se la pongan.
Algunos no tuvieron miedo de admitir sus reservas sobre el método de protesta, pero aun así expresaron su total apoyo al mensaje.
El prominente abogado y activista Hulya Gulbahar dijo que la protesta de la falda es “muy efectiva” y es la primera vez que los derechos de las mujeres han sido promovidos de tal manera en Turquía.
“El movimiento de las mujeres le está tratando de decir lo siguiente a la sociedad: ‘Mi ropa no es una excusa para tus violaciones o acoso sexual’. Pero la sociedad no quiso escuchar estas voces”.
“La gente trata de encontrar excusas para las violaciones y asesinatos. Pero no encontraron ninguna en este caso, porque Aslan era inocente, puramente inocente. La protesta demuestra que una falda corta no es excusa para una violación”.
Los derechos de las mujeres en Turquía han sido objeto de mucho debate en años recientes.
En diciembre del año pasado, ONU Mujeres firmó un acuerdo con Turgay Durak, el director ejecutivo del conglomerado turco Koc Holding, para fortalecer el empoderamiento económico y social de las mujeres en el país. Y en 2011, Turquía fue uno de los 14 países que ratificaron un tratado europeo con el fin de ayudar a combatir la violencia contra las mujeres.
Pero las estadísticas oficiales evidencian fuertemente la necesidad de que haya una reforma. En una declaración conjunta la semana pasada, representantes de ONU Mujeres y UNFPA dijeron lo siguiente: “A pesar del avance en la legislación y en las estructuras institucionales de Turquía, datos recientes sobre la violencia contra las mujeres demuestran que no han habido mejoras importantes desde 2008 y que la violencia en contra de las mujeres aún es dominante, ya que dos de cada cinco mujeres en Turquía están expuestas a la violencia sexual y física”.
El presidente, Recep Tayyip Erdogan, quien condenó el asesinato de Aslan en Twitter, fue criticado en un evento el año pasado por afirmar que los hombres y las mujeres no son iguales.
“Al menos cinco mujeres son asesinadas al día”, dice Gulbahar, al citar una estadística dada a conocer originalmente por Yasemin Yucel, presidenta delegada de la rama de Education Personnel Union en Tarso.
Gulbahar argumenta que la actitud del gobierno es el primer factor que tiene que cambiar, ya que solo ve a las mujeres como madres.
“Nuestro presidente y gobierno le dicen a la sociedad todos los días que no creen en la igualdad de hombres y mujeres; la mujer es considerada como un regalo de Dios para el hombre, se cree que el hombre protege a la mujer”.
“Ellos tratan de hacer que estas ideas sean las ideas de toda la sociedad. Pero algunas mujeres y hombres ahora se están resistiendo”.
Sin embargo, algunos han cuestionado la relevancia de la protesta con minifaldas.
“No sé qué tan efectiva es”, le comentó a CNN el periodista Andrew Finkel, quien reside en Estambul. “Obviamente se trata de una protesta ingeniosa, que los hombres turcos demuestren su lado femenino. No sé si esto se trasladará a la sociedad turca”.
“Ha habido una gran reacción a la muerte. La protesta de la minifalda no es el principal evento en esa protesta… no es como si todos los hombres en las calles de Turquía ahora llevan puesta una minifalda”.
“Mientras tanto, la reacción a la muerte de esta mujer ha sido muy importante y ha hecho que muchas personas reflexionen acerca de sus actitudes políticas”.
Añade que el asesinato ha generado una serie de reacciones distintas en el pueblo turco, las cuales han resultado ser tanto divisivas como unificadoras.
“Una sociedad como Turquía está muy polarizada entre adeptos y oponentes al gobierno; una campanilla de invierno no cae sin que haya alguna consecuencia política y sin dividir a la gente en clanes políticos”.
Debido a que el 69% de los hombres se desempeñan en trabajos remunerados en Turquía en comparación con el 29% de las mujeres, el hecho de que haya más mujeres en el lugar de trabajo es una buena manera para empezar a establecer la igualdad de género, agrega Finkel.
“Los ahorros personales en Turquía son bajos porque solo una persona trabaja en el hogar. Hay un impulso para que las mujeres ocupen puestos de trabajo reales. Si le das empleo a más mujeres, tienes que cambiar las reglas sociales que tratan a las mujeres como un objeto y las discriminan”.
Aunque hay asuntos más profundos involucrados, la protesta de la minifalda ha generado conciencia y ha cambiado puntos de vista.
“El problema real es una serie de actitudes que han sido arraigadas en los tribunales y en la sociedad patriarcal. Algunas personas han empezado a reconsiderar eso y yo creo que la protesta de la falda es solo una forma de hacer un llamado para que los hombres de Turquía reconsideren sus actitudes”, explica Finkel.
“La protesta de la minifalda es pequeña, pero creo que el significado simbólico es muy bueno”, dice Gulbahar.