Por Sarah LeTrent, CNN
(CNN) – Una tarde gélida de un domingo de enero, el padre de Molly Bair, de 17 años, la llevó a las canchas de tenis techadas del lugar, ubicadas en los suburbios de Filadelfia, para que junto con un amigo de la escuela secundaria le pegaran a algunas pelotas.
Esa noche, ella abordaría un tren hacia Nueva York para una sesión de fotos, y una semana después, un avión hacia París para participar en las pasarelas de alta costura.
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Este inverosímil itinerario resume la incipiente carrera de Bair en la moda: un viaje relámpago de la vida mundana de una adolescente estadounidense a las alturas enrarecidas del estilo internacional y viceversa, acompañada por una buena dosis de desconcierto adolescente.
“Nunca habría imaginado que una chica que pasó la mayor parte de su infancia con uniceja, gafas y una camisa Yoda estaría en Vogue Italia”, le dijo Bair a CNN desde la casa de su padre, donde aún reside cuando no está trabajando.
Con una altura de 1.85 metros, es difícil que Blair pase desapercibida debido a su estatura desgarbada. Si a eso le agregamos los pómulos altos, los ojos intensos, su cara simétrica y orejas prominentes, esta es una complexión que da lugar a que los transeúntes constantemente le pregunten sobre su linaje.
“La gente siempre me pregunta: ‘¿De dónde eres?’ Y yo les digo: ‘De Estados Unidos… estadounidense’”, dijo Bair.
Sin embargo, dijo que los rasgos que le valieron los apodos burlones de “mantis religiosa” y “alienígena” mientras crecía, la han clasificado con un cierto encanto para la industria de la moda.
“Supongo que soy una especie de persona que abarca a ese tipo de alienígena, rata, demonio, duende, diablillo y cosas como esas”, dijo ella.
Bair dijo que antes de que ella se iniciara en la moda, la gente a menudo se acercaba a ella en el centro comercial para preguntarle si era una modelo, pero ella nunca lo consideró en serio, sobre todo en tanto que luchaba con su aspecto mientras que otras chicas maduraban.
“Aún parezco un niño de 13 años de edad”, bromeó.
Ella equiparaba el modelaje con bellezas comerciales como modelos de Victoria’s Secret con sus largos rizos, bronceadas y formas esbeltas.
Pero en el lado editorial del espectro, a menudo es la peculiaridad la que funciona… y ha ayudado a forjar un vínculo inusual con otras modelos.
“Creo que es porque somos una especie de comunidad de personas que siempre han sido extrañas, altas y delgadas”, dijo Bair. “Es una locura que haya encontrado inmediatamente mucha gente parecida a mí. Es realmente extraño. Nunca he podido hacer amigos tan rápido”.
Bair fue descubierta en julio pasado en un mercado de pulgas de la ciudad de Nueva York por un agente de The Society Management, quien dijo que representaba a los mejores talentos como al ángel de Victoria’s Secret, Adriana Lima, y al pilar de las pasarelas, Lindsey Wixson.
“No tenía idea de quiénes eran esas personas. Pensé que era una estafa”, dijo Bair. Sin embargo, ella tomó la dirección de correo electrónico del agente y permitió que le tomara algunas fotografías rápidas de su rostro antes empezar a reírse con sus amigos.
Después de darse cuenta, a través de una rápida búsqueda en línea, de que la agencia no solo era legítima, sino que también una de las principales agencias del país, ella y su madre viajaron de regreso a Nueva York una semana más tarde, y “todo empezó a suceder”.
En menos de un año, ella modeló para los grandes diseñadores como Chanel, Alexander Wang, Proenza Schouler, Prada y Giambattista Valli, además de aparecer en Vogue Italia, W Magazine y en una campaña para la marca estadounidense Coach.
Sin embargo, aún existe una curva de aprendizaje, especialmente para alguien que hace tres meses estaba llenando solicitudes para la universidad y pensando en estudiar informática o una carrera en temas ambientales.
“Usé zapatos altos una vez antes de la moda. Eso fue para mi graduación de octavo grado, y eran plataformas… y de hecho me caí de las escaleras. Así que siempre he tenido un tipo de relación muy poco amable con los zapatos altos”, dijo Bair.
Sin embargo, más allá de lo superficial, Bair dijo que la carrera le ha dado una nueva percepción sobre la aceptación, una forma diferente de considerar la industria que a menudo es criticada por sus estándares de belleza poco realistas.
“Creo que ser una modelo y estar a la moda realmente ha abierto mis ojos en cuanto a la belleza en general. Creo que la belleza viene realmente de la singularidad”.