Mohamud tiene “una extensa red terrorista en Kenia”, de acuerdo con un documento del ministerio entregado a CNN.
El ministerio colocó un cartel de “más buscado” por Mohamud por su relación con el ataque. La recompensa ofrecida es de 20 millones de chelines kenianos o 215,000 dólares (más de 3 millones de pesos mexicanos).
“Pedimos a cualquiera con información sobre #Gamadhere que la comparta con las autoridades competentes y agencias de seguridad”, escribió el Ministerio del Interior en Twitter.
También el domingo,el Ministerio del Interior de Kenia identificó a uno de los terroristas involucrados en el atentado de la universidad de Garissa como Abdirahim Abdullahi.
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El padre de Abdullahi, un keniano somalí que dirige el gobierno de Mandera, al norte de Kenia, indicó a CNN que su hijo se encuentra desaparecido.
Su hijo se graduó en 2013 de la escuela de derecho de la universidad de Nairobi y trabajó para un banco durante dos meses antes de desaparecer, indicó el padre de Abdullahi en una entrevista telefónica.
“Recibí reportes de algunas personas que encontraron información en internet sobre que mi hijo era uno de los terroristas”, indicó. “Previamente le había dicho al gobierno que estaba desaparecido. Pedí que me ayudaran a encontrar a mi hijo”.
Añadió que no ha mantenido contacto desde la desaparición. El hombre comentó que “ya me di por vencido con él”.
El domingo, familiares de los 147 muertos en la universidad de Garissa abandonaron un centro mortuorio en Nairobi, Kenia, tras identificar los cuerpos de sus seres queridos.
Una mujer tuvo que ser llevada afuera mientras gritaba “¿por qué, por qué? ¿Dónde están, hijos?”.
Impactantes historias de sobrevivencia siguen apareciendo.
Para sobrevivir a los militantes de al Shabaab que entraron en su dormitorio, dispararon y mataron a sus compañeros, Cynthia Cheroitich, de 19 años, corrió a un armario y se escondió entre la ropa. Sus dos compañeras estaban bajo la cama y los atacantes las llamaron.
“(Los atacantes) les dijeron que si no sabías leer nada para ellos en la palabra musulmana, lo que fuera, que te recostaras”, dijo Cheroitich a CNN. “Y entonces, si sabías, debías ir a otro lado.”
La adolescente no vio lo que pasó después. Lo escuchó.
“Estaban disparando por todos lados”, dijo. “No quería abrir los ojos.”
Los dos días que siguieron, Cheroitich no salió. Incapaz de conseguir agua, se hidrataba con crema para el cuerpo. Cuando la policía llegó a su cuarto —mucho después del atentado que dejó 147 muertos en la escuela— ni siquiera les creyó. Solo una visita del director de la universidad la convenció de que era seguro salir.
“Estaba muy asustada”, recordó.
Al Shabaab amenaza con”otro baño de sangre” en Kenia
El pueblo de Garissa está a 144 kilómetros de la frontera con Somalia.
Al Shabaab se encuentra en Somalia, pero no ha limitado sus acciones en el país. En 2013, sus militantes atacaron el centro comercial Westgate en Nairobi, la capital de Kenia.
El sábado, el grupo terrorista advirtió que los atentados continuarán y prometió otro “baño de sangre” en Kenia.
La amenaza recibió una respuesta tajante de Nathif Jama Adam, gobernador del condado de Garissa.
“La falacia y el pensamiento satánico de al Shabaab es que en Somalia, matan musulmanes y somalíes”, dijo. “Cruzan la frontera aquí y entonces dicen que matan a los no musulmanes. Es una manera contradictoria de proceder”.
Mencionó que los militantes “se dejaron llevar por la destrucción” y buscaron la división entre musulmanes y no musulmanes.
“Pero eso es algo que necesitamos combatir”, comentó Adam.
Desfile de horror
La policía de Garissa retiró este sábado los cuerpos de los hombres que, dijeron, participaron en el ataque.
Los cuerpos —cubiertos por lonas— se apilaban en la parte trasera de una camioneta pickup y fueron llevados al campo de futbol de una escuela primaria.
Una multitud se encontraba reunida, a pesar del sol. La camioneta pasó cerca de los asistentes para que pudieran inspeccionar los cuerpos.
“Esos tiradores mataron a niños inocentes. Queremos quemarlos”, dijo un hombre a CNN. La ira se multiplicó en la multitud.
El presidente estalla contra quienes ayudaron en la masacre
El mandatario de Kenia, Uhuru Kenyatta, también se refirió duramente contra el grupo terrorista y sus seguidores este sábado.
En un discurso televisado a nivel nacional, Kenyatta dijo que la lucha del país contra el terrorismo “ha sido más difícil por el hecho de que quienes planean y financian esta brutalidad se encuentran en nuestras comunidades y fueron gente común al principio”.
Kenyatta condenó la “corrupción de los peores criminales de Kenia, que financian, esconden y reclutan en nombre de al Shabaab”.
“No es una forma de hacer justicia, avergonzar socialmente y condenar a quienes no lo merecen”, indicó el presidente.
Al describir a la organización terrorista como una “amenaza contra la existencia de nuestra república”, Kenyatta instó a sus compañeros a “decirle a aquellos que creen que un califato es posible en Kenia que somos un estado indivisible, soberano y democrático”.
“Esta pelea nunca terminará”, añadió. “Nuestros padres sangraron y murieron por esta nación. Y haremos lo que sea para defenderla”.
Kenyatta declaró tres días de luto nacional en conmemoración a las víctimas del ataque.
Christian Purefoy reportó desde Garissa y Lillian y Florence Obondo desde Kenia. David McKenzie, Don Melvin, Jethro Mullen y Jessica King contribuyeron en el reporte.