Por Joel Baden and Candida Moss
(CNN) – ¿Supiste la “noticia” más reciente sobre Jesús? Si no es así, ha surgido una nueva evidencia que revela el verdadero sitio donde fue sepultado, lo que arroja dudas sobre la tradicional imagen bíblica de su vida y su muerte.
Vale la pena ver más allá de la exageración de los medios y considerar algunos de los hechos y preguntas que están en juego en esta historia.
Nota del editor: Joel Baden es profesor de Biblia hebrea en la Universidad de Yale. Candida Moss es profesora del Nuevo Testamento y cristianismo primitivo en la Universidad de Notre Dame.
Primero, el contexto:
En 1980, en el área de Talpiot en Jerusalén, descubrieron una antigua tumba sellada debajo de un sitio de construcción. La tumba, conocida en los círculos académicos como la “tumba de Talpiot”, contenía 10 osarios: cajas para depositar los huesos de los difuntos un año después de la muerte.
La tumba de Talpiot saltó a la fama internacional en 2007 con un documental de Discovery Channel, “La tumba perdida de Jesús”, producido por James Cameron y escrito por el cineasta Simcha Jacobovici.
La película y sus partidarios afirman que la tumba de Talpiot contiene los restos mortales de Jesús de Nazaret y su familia. No solo tenían pruebas de que Jesús no había resucitado de entre los muertos, sino que también afirmaban tener pruebas de que Jesús estaba casado y tuvo hijos.
Nombres que conoces de la Biblia
Los osarios en esta tumba, sorprendentemente, parecían tener nombres familiares: “Yeshua bar Yosef” (Jesús, hijo de José), y “Mariamne e Mara” (María, conocida como la maestra). Otras cajas tenían inscritos los nombres de María (otra María), Mateo, José y Judas.
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Esta era la familia de Jesús, según argumentaron los productores: su madre María, su hermano José y, la más importante, la otra María. Se trata de María Magdalena, quien fue sepultada junto a Jesús porque estaban casados. Y la caja de Judas, la cual dice “Judas, hijo de Jesús” era exactamente lo que aparenta ser: el lugar de descanso del hijo de Jesús y María.
Cinco años más tarde, en 2012, Jacobovici y otras personas regresaron al lugar para investigar una tumba directamente contigua a la primera. Utilizando una “cámara serpiente” robótica dentro del estrecho espacio, encontraron otro osario singular: uno adornado con una imagen de Jonás mientras emergía del gran pez que se lo había tragado, símbolo tradicional de la resurrección de Jesús.
La imagen en la caja venía acompañada por una inscripción de cuatro líneas que fue presentada como “¡Divino Jehová, levántate! ¡Levántate!” Esta era otra prueba arqueológica, según argumentaron, de un conjunto de tumbas de la época cristiana temprana en este lugar en la Jerusalén del siglo I.
Otra pieza del rompecabezas
Esta semana, otra pieza de evidencia ha sido añadida al rompecabezas. Un arqueólogo israelí, Aryeh Shimron, anunció que la tierra que se encontró en los osarios de Talpiot concordaba bastante con la tierra que se encontró en otro artefacto controvertido: el osario de Santiago.
El osario de Santiago fue revelado al público en 2012, al haber sido adquirido por un distribuidor de antigüedades israelí en algún momento en los años setenta. Al igual que los de la tumba de Talpiot, lo que hacía que el osario fuera interesante era su inscripción: “Santiago, hijo de José, hermano de Jesús”.
Vincular el osario de Santiago con la tumba de Talpiot —de hecho, proporcionar evidencia científica de que una vez debió haber estado dentro de la tumba de Talpiot— le añade mucho más peso a la teoría de que la tumba, en realidad, era donde Jesús y su familia (incluso su esposa e hijos) estaban sepultados.
Es una historia convincente. Pero también es frágil. Este pequeño grupo de investigadores, científicos y cineastas nos ha presentado un rompecabezas complicado, en el que las piezas han sido perfectamente alineadas Pero si recoges una sola pieza para examinarla más cuidadosamente, todo se viene abajo.
¿Puede la evidencia ser sometida al escrutinio?
La identificación de la tumba de Talpiot como el lugar de sepultura de la familia de Jesús se hizo principalmente con base en los nombres encontrados en los osarios en la tumba: particularmente, por supuesto, los de Jesús y María.
Podemos empezar ahí. La caja que supuestamente dice “Jesús, hijo de José” definitivamente dice “hijo de José”, pero ese primer y crucial nombre es bastante incierto. Un erudito sugirió que dice Hanun, solo para dar una idea de qué tan inciertas son las letras del mismo.
Y la caja que supuestamente pertenece a María en realidad dice: “Mariam y Mara”, lo que sugiere que había dos mujeres sepultadas en ese osario individual. También es un problema que, mientras todos los otros osarios están inscritos en arameo, este está inscrito en griego.
En cuanto a los nombres en los otros osarios, algunos de ellos se ajustan perfectamente a la historia de Jesús (José, por ejemplo, el hermano menor de Jesús). Otros, sin embargo, no se ajustan tanto: Matia (Mateo) no era miembro de la familia de Jesús, de acuerdo con la Biblia, y, lo que resulta más complicado, Yehusa bar Yeshua: Judas, hijo de Jesús.
Los partidarios de la teoría regularmente hacen referencia a la extraordinaria colocación de tantos nombres bíblicos en una sola tumba. Pero según lo que la mayoría de otros eruditos han señalado, estos eran los nombres más comunes en ese período, especialmente José y María.
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La evidencia de la tumba de al lado —el osario con el símbolo de Jonás y el pez de la era cristiana temprana— es igualmente difícil de comprender.
Parece que las únicas personas que ven un pez en la caja son quienes ya pensaban que Jesús estaba enterrado al lado; casi todos los demás ven un patrón geométrico abstracto, o quizá la representación de un tarro.
En cuanto a la inscripción acerca de que Dios levantó a alguien, parece que este fue un caso de haber leído mal. El griego probablemente dice algo mucho menos interesante: “Aquí hay huesos. No los toco. Agabus”. Agabus sería el nombre del difunto, tal vez.
Luego tenemos el osario de Santiago. La cuestión de la autenticidad de la inscripción en la caja —el osario en sí, sin duda es antiguo— es tan tirante que el distribuidor que lo tiene en propiedad fue llevado a juicio por fraude de antigüedades.
Incluso si el juicio terminó sin que se probaran las denuncias de falsificación, no tenemos idea de dónde vino el artefacto.
Además, casi todos los expertos en epigrafías antiguas han concluido que mientras el nombre Santiago parece ser auténtico, las palabras “hermano de Jesús” son evidentemente de una mano distinta, y probablemente fueron añadidas mucho después, si no es que en la época moderna.
Cuatro problemas con la historia del osario de Santiago
La parte más reciente de la historia del osario de Santiago —que una vez podría haber estado contenido en la tumba de Talpiot— tiene su propio conjunto de problemas:
1. Implica que una tumba que siempre se ha pensado, contenía 10 osarios, en realidad contenía 11.
2. Que este onceavo osario, del cual de otra forma no se tendría conocimiento, resultó que se encontraba muy cerca de la entrada de la tumba.
3. Que esta caja que se encontraba más cerca de la puerta había sido saqueada, pero todas las demás quedaron tal cual.
4. Que la única caja que surgió de la tumba fue la del osario de Santiago.
Nada de esto está respaldado por evidencia alguna.
Finalmente, tenemos la pieza más reciente del rompecabezas: el análisis de la tierra que parecía vincular al osario de Santiago con la tumba de Talpiot.
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Estos resultados de laboratorio no han sido revisados y no han sido sujetos a una revisión por parte de colegas. Y existen preguntas razonables sobre el proceso que podrían ser planteadas incluso por quienes no son expertos al respecto: en particular, el hecho de que solo se tomaron algunas muestras de tierra, lo que significa que no sabemos si esta es una relación única o si muchas tumbas en Jerusalén presentarían la misma correlación.
Todas las piezas individuales necesarias para completar el rompecabezas están en duda. No está claro si en realidad van todas juntas, o si producen una imagen significativa cuando se combinan.
Una historia que no tiene lógica
La historia que se cuenta acerca de esta tumba simplemente no tiene mucho sentido.
Incluso si estuviéramos de acuerdo con todo esto —que la primera generación de cristianos enterró a Jesús y a su familia, al igual que a algunos seguidores cercanos en estas tumbas, quizá en secreto por temor a ser acosados por las autoridades judías— tendríamos que creer que los primeros cristianos perdieron el conocimiento de este sitio de sepultura casi inmediatamente.
La idea de la resurrección surgió muy temprano en el cristianismo… casi inmediatamente después de la muerte de Jesús. Esto, en teoría, explicaría la imagen de Jonás (si existiera tal imagen) en la tumba de al lado.
Pero esto presenta un dilema lógico: tendríamos una tumba que contenía el osario de Jesús —sus huesos— que coexiste, temporal y físicamente, con la creencia de que sus huesos no deberían estar ahí. Y tendríamos que creer que un año después de que Jesús murió y supuestamente resucitó, sus seguidores fueron y volvieron a enterrar su cadáver descompuesto en un osario.
Además, todas las personas de la familia de Jesús, todos esos otros nombres inscritos en los osarios en la tumba de Talpiot, habrían sido enterrados ahí después de Jesús, presuntamente años después.
En otras palabras, los primeros cristianos, bajo la creencia de que Jesús era el hijo de Dios resucitado, entraban a su tumba para depositar los huesos de sus familiares, y nunca nadie mencionó el lugar, lo convirtió en un lugar de peregrinación o lo marcó para otros seguidores de Jesús.
Considerando cuán peligrosa sería la existencia del lugar de sepultura de Jesús —y sus huesos— para la creencia cristiana tradicional, incluso al principio, nos podría sorprender que nadie, en los años en los que debían haber regresado a la tumba para enterrar a todos los demás, haya pensado en destruir la mejor evidencia de que su afirmación central era una mentira.
La atención mediática alrededor de esta historia es fácil de explicar: Jesús está de moda ahora, y esto sería un éxito de taquilla si fuera verdad. Desafortunadamente, la evidencia es incorrecta, y la historia no tiene sentido.