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Por Eoghan Macguire

(CNN) –– Hay un antiguo dicho que afirma que las islas de Cabo Verde albergan una cantidad de músicos por kilómetro cuadrado mayor que en cualquier otro país del mundo.

En realidad, una afirmación tan definitiva podría ser casi imposible de demostrar, pero ciertamente hay cierta precisión fáctica en la leyenda: la relación importante y orgullosa que los apenas 500.000 habitantes del país insular del Atlántico tienen con la música.

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Situado a unos 560 kilómetros de la costa occidental de África, Cabo Verde ha sido una mezcla de culturas, historias y razas. El exterritorio portugués solía ser sede clave del tráfico transatlántico de esclavos, blanco de los piratas del siglo XVI y refugio de judíos exiliados.

De este diverso crisol nacieron los sonidos singulares del batuque, de la morna, del funaná y otros estilos musicales característicos.

Ahora, Cabo Verde busca aprovechar el botín de este rico legado cultural en un intento por hacer florecer su economía.

Recursos alternativos

A falta de petróleo, gas, oro, diamantes o los recursos naturales convencionales que han impulsado el crecimiento en muchos otros países africanos, Cabo Verde tuvo que buscar un sector alternativo para ayudar a su desarrollo.

¿Qué es más alternativo que una economía que baila y se desliza al son de la música?

“Además del pescado, es muy común (que en Cabo Verde) se diga que ‘nuestra mayor riqueza es la música y la cultura’”, dijo Christine Semba de Womex, una plataforma de redes internacionales para el género de “música del mundo”.

Semba presenta un argumento serio con un ejemplo cómico. No obstante, el primer ministro de Cabo Verde, José Maria Neves, también ha reconocido el potencial económico de la música.

El Ministerio de Cultura del país está a cargo de Mario Lucio de Sousa, quien también es un músico popular.

“El futuro de nuestro país yace en nuestra capacidad de crear, en nuestra capacidad de innovar”, señaló Neves haciendo referencia a la música y las artes en una conferencia de la Organización Mundial de Comercio en 2013.

Otros elementos de la economía creativa incluyen la artesanía, la moda y las artes visuales, por nombrar solo algunas.

Sin embargo, en un informe de la Conferencia de Comercio y Desarrollo de la ONU de 2013, se señaló que el sector creativo de Cabo Verde seguía siendo una parte relativamente pequeña de su economía y que había gran margen para hacer mejoras y planeación a largo plazo.

Pero eso no significa que no haya algunos indicios prometedores de que la música tiene potencial para ser un factor clave en el futuro.

‘Vivir con la música’

Un éxito musical inicial ha sido el Festival de Jazz Kriol. La séptima edición del evento se celebró a principios de abril en la capital, Praia.

Entre los artistas invitados estuvieron la cantante estadounidense ganadora del Grammy, Esperanza Spalding, y hubo artistas de países como Luxemburgo, Brasil y, desde luego, Cabo Verde.

De acuerdo con Harold Taveras, portavoz del alcalde de Praia que ha participado en la promoción del festival, “el FJK se ha vuelto uno de los eventos más espectaculares de Cabo Verde”.

“En Cabo Verde respiramos la música, vivimos con la música”, agregó. “Ahora, el festival ha traído a gente de todos los rincones del mundo (para compartirlo)”.

Durante el festival, los bares, hoteles y restaurantes están hasta el tope, mientras que los taxistas no sufren en encontrar pasajeros durante lo que los lugareños conocen como “la semana de fiesta”.

Es un negocio lucrativo, desde luego. Pero para poder aprovechar a fondo este ambiente floreciente, el Ministerio de Cultura del país, junto con algunos personajes del sector privado empresarial, pensaron que se necesitaba una relación más profunda con el sector de la música.

El negocio de hacer música

Aquí entra en escena la Atlantic Music Expo (AME), una conferencia que nació hace tres años y que pretende ayudar a los artistas de Cabo Verde a obtener proyección internacional.

La AME de este año se celebró días antes del Festival de Jazz Kriol. Los delegados, los músicos locales y sus equipos de representantes participaron en mesas redondas, talleres y pláticas sobre las complejidades del negocio mundial de la música.

“Tratamos de invitar a muchos productores y a muchos periodistas de todo el mundo a ver el festival y a los músicos de Cabo Verde”, indicó José Da Silva, representante de la difunta intérprete caboverdiana, Cesaria Evora.

Da Silva es uno de los motores de la AME, así como el fundador de las disqueras Lusafrica y Harmonia, que pretenden descubrir a una nueva generación de artistas en Cabo Verde.

Da Silva espera que al exponer a los músicos a una amplia gama de profesionales experimentados del sector y a músicos de alto nivel de todo el mundo, adquirirán las herramientas y la ambición para llevar la música de Cabo Verde a todas partes del mundo.

Esto no solo ayudará a dar proyección a la carrera de artistas y músicos (con toda la estructura de negocios que requieren tales avances tras bambalinas), sino que dará una valiosa proyección al país.

Aquí es donde yacen los mayores beneficios económicos potenciales.

Se espera que el turismo represente el 20% del producto interno bruto del país para 2024, según investigaciones del Consejo Mundial de Viajes y Turismo. Dar a conocer el nombre de Cabo Verde a nivel internacional a través del reconocimiento de su rica cultura musical es, por ende, cada vez más importante.

“Económicamente beneficia al país porque el dinero que tendríamos que gastar en el mercado para dar a conocer al país en el mundo sería demasiado”, explicó Da Silva. “De esta forma cuesta menos”.

Semba está de acuerdo y subraya que es particularmente loable la cooperación entre los personajes del gobierno y el sector privado.

“A largo plazo, todo el país estará detrás de este evento”, señaló Semba, quien agregó: “este es un enfoque muy innovador que nos gustaría ver en muchos otros países”.

Cabe señalar que pocos países cuentan con los mismos recursos naturales para la música con los que cuenta Cabo Verde.