Un grupo de egipcios cristianos protestan frente al Capitolio de Estados Unidos por las decapitaciones de 21 hombres a manos de ISIS.

(CNN) – Desde que ocurrió el asesinato del periodista estadounidense James Foley a manos de ISIS hace ocho meses, el cual fue noticia de primera plana, el mundo regularmente ha sido confrontado con una forma moderna de un antiguo y horroroso método de ejecución.

Trabajadores humanitarios británicos y estadounidenses, periodistas japoneses y estadounidenses, soldados kurdos y sirios, cristianos egipcios y ahora etíopes sufrieron el mismo destino que Foley: sus truculentas decapitaciones quedaron grabadas y fueron difundidas como propaganda a una audiencia en línea alrededor del mundo.

Estos asesinatos altamente ritualizados han impulsado la oposición internacional contra el grupo, y han ayudado a atraer a una ola de reclutas extranjeros a la causa de ISIS.

Pero más allá de esto, algunos expertos como el profesor de psicología Arie W. Kruglanski sugieren que la serie de decapitaciones salvajes puede tener un efecto indirecto poco probable.

Una instantánea del más reciente video de propaganda de ISIS.

Él dice que la serie de decapitaciones yihadistas puede fomentar la imitación de estos actos o amenazas de decapitación… no solo por parte de islamistas, sino por parte de los “no creyentes” a quienes se dirigen.

‘Preparación’ psicológica

Kruglanski, un distinguido profesor de psicología en la Universidad de Maryland, dice que los frecuentes informes de alto perfil sobre las decapitaciones de ISIS podrían llevar a “preparar” psicológicamente a las personas para que se inclinen más a imitarlos, o amenazar con hacerlo, durante momentos de conflicto o estrés extremo.

Debido a la atención que las decapitaciones yihadistas han generado en el ámbito internacional, “el mismo concepto de la decapitación, el cual prácticamente no existía en nuestro subconsciente antes de que se propagaran estos eventos ahora está ahí”, le dijo a CNN.

El mismo concepto de la decapitación, el cual prácticamente no existía en nuestro subconsciente antes de que se propagaran estos eventos, ahora está ahí

Arie W. Kruglanski, profesor distinguido de psicología, Universidad de Maryland

“Viene a la mente cuando se presenta un conflicto, cuando reaccionas de forma agresiva”, dijo.

“Se encuentra ahí en nuestro inconsciente y puede ser activado bajo ciertas circunstancias cuando hay emociones fuertes y dan lugar a un comportamiento real”.

Informes de decapitaciones también surgen en Arabia Saudita, donde es un método legal de ejecución bajo el código judicial del país, y en México y Brasil, donde por lo general es el trabajo de bandas criminales.

Pero ninguno ha puesto la práctica en el centro de atención mundial de la misma forma como lo ha hecho la propaganda de ISIS, en la que la amenaza se extiende a los “no creyentes” alrededor del mundo.

Un efecto similar de imitación se había observado con el fenómeno de los tiroteos en masa de las escuelas, dijo Kruglanski.

“Una vez se establece la idea, entonces cuando alguien está alterado y se siente violento, la idea de tomar un arma y ocasionar un tiroteo en una escuela viene más rápidamente a la mente, porque se encuentra ahí en nuestro inconsciente”, dijo.

Decapitaciones a manos de quienes no son yihadistas

La falta de datos y cifras sobre la incidencia global de las decapitaciones hace que sea imposible determinar de manera concluyente si tales asesinatos se llevan a cabo a manos de quienes no son yihadistas más a menudo.

Sin embargo, los informes de tales casos frecuentemente han sido noticia importante.

En diciembre y enero, dos víctimas fueron decapitadas —afuera de una casa en Florida, y en un centro comercial en la provincia de Shaanxi de China— en crímenes que no tenían un aparente vínculo con el terrorismo.

Christian Gomez decapitó a su madre afuera de una casa en Florida el día de Año Nuevo el año pasado.

En Londres solamente, una ciudad que se vio profundamente impactada por el asesinato e intento de decapitación del soldado Lee Rigby a manos de extremistas islámicos en 2013, tres mujeres supuestamente fueron decapitadas el año pasado en presuntos crímenes que aparentemente no tenían una motivación yihadista.

Y en Estados Unidos, un hombre de Oklahoma está a la espera de juicio, acusado de decapitar a un compañero de trabajo en septiembre. (Aún no está claro si fue inspirado por la propaganda de ISIS; supuestamente se acababa de convertir al Islam y había publicado contenido sobre Osama bin Laden y decapitaciones en línea).

Características de una época

Independientemente de si estas decapitaciones por parte de “quienes no son yihadistas” van en aumento, este brutal método de asesinato sin duda ha llegado a ocupar una parte mayor de la conciencia pública, ya que las decapitaciones de ISIS han sido noticia de primera plana a nivel internacional y el llamado del grupo hacia sus partidarios para que ataquen a los “no creyentes” ha resonado alrededor del mundo.

En Australia y las Filipinas, en los últimos siete meses se han hecho amenazas o conspiraciones relacionadas al yihad para llevar a cabo decapitaciones; recientemente, un musulmán converso en Londres fue hallado culpable de una conspiración para decapitar a un soldado británico, inspirado por el asesinato de Rigby.

El tema de las decapitaciones también estuvo presente en un incidente en Bélgica ocurrido en enero, donde los aficionados del equipo de fútbol Standard Liege desplegaron una enorme pancarta en la que aparecía la cabeza decapitada de un oponente. El club condenó sus acciones y dijo que eran “totalmente inaceptables”.

Amenazas de decapitaciones

Más allá de esto, las amenazas con llevar a cabo decapitaciones han ganado mayor popularidad entre quienes no son yihadistas, dijo Kruglanski.

En Estados Unidos, un hombre de Michigan fue arrestado en enero por amenazar con decapitar al oficial de la policía de Nueva York que causó la muerte de Eric Garner al hacerle una llave de estrangulamiento, lo cual desencadenó protestas generalizadas por los derechos civiles.

Y meses antes, en octubre, la policía supuestamente recibió una amenaza de que decapitarían a estudiantes de una escuela primaria en Rhode Island.

Roderic Broadhurst, profesor de delincuencia, vigilancia, seguridad y justicia en la Universidad Nacional de Australia dijo que las decapitaciones de ISIS podrían haberle mostrado a quienes hacen amenazas de violencia para llamar la atención, una forma segura de hacerse notar.

En Bélgica, los aficionados del equipo de fútbol Standard Liege desplegaron una enorme pancarta en la que aparecía la cabeza decapitada de un oponente. El club condenó sus acciones como “totalmente inaceptables”.

“Evidentemente, lo que vemos es un conocimiento de qué es lo que verdaderamente causa impresión y sale en las noticias”, dijo.

‘Embrutecimiento’ del conflicto

Las amenazas y la pancarta demostraron la forma en la que la propagación de la retórica sobre decapitaciones podría tener un efecto de “embrutecimiento” desde el punto de vista psicológico en la sociedad, dijo Kruglanski, al intensificar la violencia de nuestros pensamientos, palabras y acciones.

“En última instancia, estamos hablando de contribuir con el embrutecimiento del conflicto interpersonal e intergrupal en todo el mundo”, dijo.

Estamos hablando de contribuir con el embrutecimiento del conflicto interpersonal e intergrupal en todo el mundo

Arie W. Kruglanski, profesor distinguido de psicología, Universidad de Maryland

Justin Hastings, catedrático sénior de relaciones internacionales y políticas comparativas en la Universidad de Sídney, dijo que si bien las decapitaciones de ISIS “podrían inspirar a algunas personas a preferir esa forma en particular de dar muerte en lugar de otras formas”, él cree que con el tiempo, perderán aceptación.

Mientras las decapitaciones habían sido adoptadas por ISIS como su acción a cotizar, inevitablemente perdería su valor, lo que impulsaría a los yihadistas a aumentar los niveles de atrocidad para seguir captando la atención internacional.

Uno de estos dramáticos aumentos de intensidad ocurrió en febrero, cuando ISIS publicó un video de propaganda en el que la táctica de la decapitación fue abandonada del todo por pura aversión: quemaron al piloto jordano Moath al-Kasabeh vivo en una jaula.

Posteriormente ese mes, ISIS publicó un video que mostraba a lo que parecían ser combatientes kurdos peshmerga que desfilaron por las calles de Iraq en jaulas.

‘Poder divino’

Para muchos, un aspecto desconcertante de las ejecuciones ha sido cómo tal brutalidad desmesurada podría obtener apoyo para la causa de ISIS.

Mientras las ejecuciones son consideradas por la gran mayoría de personas como repugnantes, dijo Kruglanski, ellas podrían generar una fuerte atracción para los simpatizantes al proyectar “un tipo de poder divino”.

“Todos tenemos esta fascinación mórbida e instintiva con la muerte, los asesinatos y la tortura, lo cual se canaliza y refrena por la civilización, nuestra cultura y la socialización”, dijo.

“La mayoría de nosotros somos pacíficos aunque estos impulsos existen en nuestro subconsciente; la civilización radica en su capacidad para refrenarlos”.

Pero cuando el “instinto de muerte” —”este impulso por matar y promover la violencia”— fue legitimado por una narrativa poderosa, como un llamado religioso o ideológico a un yihad mundial, “entonces eso puede dar lugar a que se den atrocidades desordenadas”, dijo.

Para algunos combatientes yihadistas que habían viajado a Iraq y Siria a fin de luchar para ISIS, las realidades del llamado “estado islámico” los habían impulsado a regresar a casa desilusionados, dijo. Pero otros permanecieron.

“En cada uno de nosotros existe una batalla del bien contra el mal”, dijo Kruglanski. “Es una batalla que está presente en el alma de todos nosotros”.