Posibles reclutas siguen planes de ejercicio y dieta para ponerse en forma y poder ingresar en el Ejército.

Carol Costello presenta la edición del programa ‘Newsroom’ de CNN, de lunes a viernes, en el horario de 9 a.m. a 11 a.m. hora del este. Las opiniones expresadas en este texto pertenecen exclusivamente a la autora.

(CNN) – Pronto, Estados Unidos estará demasiado gordo como para pelear.

Olvídate de los numerosos casos de diabetes, ataques cardíacos y problemas de articulaciones: la consecuencia más atemorizante que surge de la batalla que estamos perdiendo contra la obesidad es la seguridad de EE.UU.

Dentro de aproximadamente cinco años, serán tantos los jóvenes estadounidenses con un sobrepeso tan exagerado que el Ejército no podrá reclutar suficientes soldados calificados. Ese alarmante pronóstico es del Mayor General Alenn Batschelet, encargado del Comando de Reclutamiento del Ejército de los Estados Unidos.

La obesidad, me dijo, “se está convirtiendo en un asunto de seguridad nacional”.

Me sorprendió tanto la declaración de Batschelet, que sentí la necesidad de presionarlo. ¡Vamos! ¿La obesidad? ¿Una crisis de seguridad nacional? El general no parpadeó. “Desde mi punto de vista, sí”.

De los 195.000 hombres y mujeres jóvenes que se inscribieron para luchar por EE.UU., solo 72.000 calificaron. Algunos no fueron seleccionados debido a que tenían antecedentes penales, no tenían el suficiente nivel educativo o tenían demasiados tatuajes. Sin embargo, un 10% no calificó porque tenían sobrepeso.

Antes de que me acuses de sensacionalista, es esa cifra del 10% la que más le preocupa al general Batschelet.

“El problema de la obesidad es el más preocupante porque la tendencia está yendo en la dirección equivocada”, agregó. “Creemos que para el 2020, podría llegar hasta el 50%, lo que significaría que solo 2 de cada 10 calificarían para unirse al Ejército”. Hizo una pausa. “Es un testimonio triste de lo que somos como sociedad en este momento”.

El problema es tan preocupante para el Ejército que los reclutas se han convertido en entrenadores de estado físico, como los entrenadores del programa The Biggest Loser, de NBC.

Sí, el dinero de tus impuestos se utiliza para que los reclutas del Ejército hagan el papel de Dolvett Quince o Jillian Michaels a fin de poner en forma a los posibles reclutas, con la esperanza de que a través de la dieta y el ejercicio puedan convertirse en verdaderos reclutas. Si pierden suficiente peso, son enviados a un campo de entrenamiento. Algunos lo logran; muchos no. Pero el general Batschelet me dijo que el Ejército lo debe intentar.

“Somos los principales líderes en desarrollo personal en el mundo”, me dijo. “Queremos ver que crezcas y te conviertas en líder. Esa es una gran fortaleza de nuestro Ejército”.

Con la excepción de que el Ejército nunca consideró el tipo de crecimiento al que se está enfrentando. Hoy en día, el “desarrollo personal” significa trabajar tanto en el carácter… como en la circunferencia. El general, como muchos otros en este país, está luchando con la idea de por qué tantos estadounidenses, a pesar de todas las advertencias, siguen comiendo tanto y ejercitándose tan poco.

Tengo una teoría. No es agradable. Pero tiene que ser verdad: simplemente no nos importa.

“La aceptación de la obesidad es prevalente”, según Claire Putnam, una obstetra y ginecóloga que cree que actualmente la obesidad es una crisis nacional. “Cuando ves a tu alrededor, el 70% de los adultos tienen sobrepeso o son obesos. Esto parece normal”, dijo.

Solo considera las cifras: más de un tercio de los adultos estadounidenses son obesos. El 17% de todos los niños y adolescentes en EE.UU. son obesos. Ese índice es tres veces mayor que hace una generación.

Entonces, quizá deberíamos enfrentar el hecho de que nos hemos llegado a sentir cómodos con nuestra circunferencia. Es evidente que no tenemos la más mínima idea de quién necesita perder peso y quién no.

Hace poco, los trolls en Twitter atacaron a la cantante Pink por subir de peso. Pink ni siquiera está gorda. Tampoco Selena Gomez, odiosos. Ni Britney Spears, antipáticos.

Si el 70% de nosotros tiene sobrepeso en este país, ¿por qué muchos están dispuestos a avergonzar a las personas que no están siquiera cerca de ser obesas? Tal vez es más fácil criticar a otros por tener peso extra que admitir que nosotros mismos tenemos un problema de peso. Porque está bastante claro que estamos inmersos en la negación.

El Dr. Putnam hace referencia a uno de los cuestionarios médicos de Káiser Permanente. Ya sabes, el papeleo que los pacientes deben llenar antes de que vean al doctor. En realidad hay un cuadro en el formulario que permite que el paciente “opte por no hablar sobre la obesidad”. Algunos pacientes se rehúsan a subirse a la pesa.

“Quieres ser sensible con ese paciente”, me dijo Putnam. “No quieres resultar molesto. Pero los doctores necesitan intervenir y decir que tenemos que arreglar esta situación”.

El principal corresponsal médico de CNN, el Dr. Sanjay Gupta, está de acuerdo con Putnam. “Las percepciones del peso son una gran parte del problema”, me dijo. “Si una persona tiene sobrepeso —por muy difícil que sea— alguien se lo tiene que decir. Sabes, esto me recuerda al tema de las contusiones cerebrales. Deberíamos llamarlas por lo que realmente son: una lesión cerebral, no un ‘golpetazo’. De la misma forma, le deberíamos decir a las personas que tienen sobrepeso o que son obesas que, clínicamente, tienen ‘sobrepeso’ o son ‘obesas’ y que están en riesgo de padecer casi todas las enfermedades crónicas registradas”.

En otras palabras, regordete no es la manera adecuada de describir a una persona que está obesa. Del mismo modo en el que “gorda” no es el término adecuado para Pink o Selena Gomez. Y, sí, la semántica importa. Según los CDC, el 81% de los niños con sobrepeso y el 71% de las niñas con sobrepeso creen que tienen el peso correcto.

Evidentemente, hemos perdido nuestra perspectiva respecto a qué es lo normal cuando de un peso saludable se trata. Es tan así que se está convirtiendo en un problema de seguridad nacional.

Entonces ¿cuál es la solución? La respuesta no puede ser el Ejército de Estados Unidos.