Para muchos jóvenes, unirse a un partido es limitante ideológicamente  (OLI SCARFF/AFP/Getty Images).

Nota del editor: Andrew Keen es un empresario británico-estadounidense, escéptico profesional y el autor de ‘The Cult of the Amateur’ (El culto del aficionado), ‘Digital Vertigo’ (Vértigo digital) y ‘The Internet Is Not The Answer’ (El Internet no es la respuesta). Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente las del autor.

(CNN)- Hace cuatro años, en plena floración de la Primavera Árabe y el movimiento Occupy, se daba por sentado que internet, a través de las redes sociales, estaba resucitando a la política. Pero hoy en día, con la desaparición de ambos, parece estar pasando lo contrario. De hecho, a juzgar por la apatía de los votantes jóvenes del Reino Unido hacia las elecciones del próximo mes, el internet podría estar en realidad acabando con la política, en lugar de resucitarla.

En el Reino Unido, todo el mundo, especialmente los jóvenes, al parecer, están imitando al comediante Russell Brand y están rechazando la política por completo. Un informe de Newsbeat del mes pasado determinó que la mitad de los jóvenes de entre 18 y 21 años no estaban registrados para votar y el 60% eran indiferentes en cuanto a quién gane las elecciones del próximo mes. Esta apatía se refleja también entre las personas negras y las de origen asiático en el Reino Unido, el 20% de las cuales no están registradas para votar.

Creeríamos que los nativos digitales del Reino Unido de hoy en día —una generación muy ansiosa por comentar en Facebook y Twitter hasta la saciedad y que publica una gran cantidad de selfies en Instagram— estarían involucrados de forma apasionada en la política electoral contemporánea. Después de todo, los problemas de hoy en día —el alto desempleo, la actual tormenta sobre la inmigración y el racismo, la conflagración de ISIS en el Medio Oriente, además de la creciente desigualdad económica y cultural entre ricos y pobres— debería tenerlos profundamente comprometidos con el proceso político.

Sin embargo, esta generación interconectada del siglo XXI ha superado a los viejos partidos políticos que tienen agendas a menudo estrictamente ideológicas. Una de las razones es el profundo cinismo, una apatía debilitante sobre la capacidad de los partidos políticos tradicionales para cambiar los grandes problemas.

“Las partidos parecen ser bastante ambiciosos en cuanto a sus promesas y no estoy seguro de que el próximo gobierno pueda hacer un pizca de diferencia para solucionar el problema”, eso fue lo que una persona menor de 25 años le explicó a Helen Lewis, editora adjunta de la revista semanal de izquierda, The New Statesman. “Honestamente, no creo que alguna solicitud que haya firmado lograra algo”, le confesó a Lewis otro joven de 23 años.

Esta generación de Facebook podría llegar a involucrarse apasionadamente en las controversias sobre identidad política, tales como si uno puede ser tanto musulmán como gay, el tema de un popular programa BBC3 del año pasado. Pero los problemas más grandes y menos personalizados —preguntas complejas sobre impuestos, el empleo y la generación de riqueza que dan forma a la vida nacional— dejan fría a la mayoría de esta generación.

El problema es que la cultura altamente individualizada y personalizada del internet —una consecuencia del debilitamiento de las instituciones tradicionales del siglo XX, desde corporaciones hasta partidos políticos— ha cambiado la forma en que los jóvenes perciben no solo la crucial importancia de sí mismos, sino también la importancia de los partidos políticos y las instituciones.

Internet, con su individualización y personalización, está contribuyendo a la crisis de muchos partidos políticos.

Como todos bien saben, John F. Kennedy dijo en su discurso inaugural de toma de posesión en enero de 1961: “Compatriotas, no preguntes qué es lo que tu país puede hacer por ti, pregunta qué puedes hacer tú por tu país”. Sin embargo, la naturaleza individualizada de nuestro mundo interconectado, en el que el ser es transformado en el centro epistemológico de nuestra existencia, hacen que los países y partidos políticos sean extensiones de nuestro ser. La súplica de Kennedy ahora suena arcaica…. no solo de otro siglo, sino que de otro planeta.

Por tanto, los partidos políticos no solo han perdido su relevancia, sino su lógica para la generación digital. “Pertenecer a un partido político es muy anticuado”, le dijo un joven londinense de 24 años a Lewis de The New Statesman.

“Además de los gastos, creo que es limitante. Por ejemplo, si me uní a un partido, pero mis ideales o creencias cambian con el tiempo, ¿acaso tendría que dejar el partido? Yo no soy miembro de ningún partido. Me sorprendería si alguien te dijera que lo es. Unirte a un partido es toda una declaración… dejo de ser un votante que apoya y empiezo a ser el partido”, agregó un londinense de 23 años.

En las mentes de esta generación más joven, las personas se han vuelto más importantes que los partidos políticos heredados que tienen bagaje ideológico que no se limita solo al ser. Y las aplicaciones políticas y servicios web diseñados para las elecciones del Reino Unido reflejan la transformación cultural del ciudadano político al consumidor individual.

Los productos de internet en el mercado británico como VoteMatch, PositionDial, Vote For Policies y TickBox son los equivalentes políticos de Match.com o Tinder de nuestra época interconectada. Conectan a los individuos con los partidos políticos para satisfacer a esos individuos. No tienen agenda, ni perspectiva alguna más allá del yo.

No preguntes qué puedes hacer por tus partidos políticos, pregunta qué pueden hacer estos partidos por ti, es lo que dicen VoteMatch, PositionDial, Vote for Policies y Tickbox. No es de extrañar que los jóvenes votantes británicos estén enajenados, sean apáticos y atomizados. No es de extrañar que no se estén registrando para votar. No es de extrañar que no les importe quién gane las elecciones.

Así que, ¿acaso internet realmente está acabando con nuestra política? Sin duda, internet, con su individualización y personalización, está contribuyendo a la crisis de muchos partidos políticos… sobre todo en el Reino Unido. Pero en medio de todo el pesimismo, hay una luz de esperanza. El Partido Verde del Reino Unido se duplicó en tamaño el año pasado, aumentando su membresía de 22.000 a 44.000. Mientras que el atractivo del Partido Nacionalista Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) ha aumentado drásticamente desde el referéndum del año pasado y ahora cuenta con 100.000 miembros.

Tanto el éxito de los Verdes como del SNP —con su enfoque en cuestiones tecnológicas y nacionales más amplias— muestran que la ideología política tradicional aún puede prevalecer sobre la naturaleza individualizada y personalizada de la cultura del internet. Es fundamental que los jóvenes en el Reino Unido se comprometan de nuevo con la política. Sabemos por medio de la historia que una juventud alienada y apática es peligrosa para la democracia. Es un ambiente fértil para que prosperen los políticos del populacho y los agitadores.