El entonces embajador de Colombia Gabriel Silva habla durante un evento de comercio en Washington en 2012. Silva negó acusaciones hechas en un libro sobre Hillary Clinton (AFP/Getty Images/Archivo).

(CNN) – El exembajador de Colombia en Estados Unidos rechaza las nuevas acusaciones en las que se afirma que donaciones hechas a la Fundación Clinton influenciaron un importante acuerdo comercial en 2011 con el país suramericano.

Político informó la semana pasada que Clinton Cash, el nuevo libro del autor conservador Peter Schweizer, afirma que Hillary Clinton cambió su posición sobre el Tratado de Libre Comercio EE.UU.-Colombia después de una donación hecha por el magnate canadiense Frank Giustra.

La campaña de Clinton ha rechazado el libro, al igual que Giustra.

Y ahora, en una declaración hecha a CNN el lunes, Gabriel Silva, el embajador de Colombia en Estados Unidos en el momento en el que se firmó el acuerdo comercial, dice que las supuestas acusaciones mencionadas en Clinton Cash son “inconsistentes con los hechos y son una ofensa al arduo trabajo realizado entre Colombia y Estados Unidos para negociar, completar y ratificar un acuerdo”.

Al ser contactado por vía telefónica el lunes, Silva, quien también desempeñó el mismo papel como embajador a mediados de la década de los noventa, dijo que no había leído el libro, pero que había visto informes en relación a que cuestionaba el proceso de aprobación en cuanto al tratado de libre comercio.

“Como embajador de Colombia en Estados Unidos durante la ratificación del acuerdo de libre comercio en el Congreso de los Estados Unidos, no vi evidencia de que alguna de las partes del tratado se viera afectada por alguna contribución hecha a la Fundación Clinton o a algún otro grupo en Estados Unidos”, dijo.

Silva renunció a su cargo de embajador en 2012, después de que el acuerdo comercial fuera aprobado. Silva, quien también ejerció el cargo de ministro de defensa de Colombia entre 2009 y 2010, dijo que la última vez que habló con Clinton fue en la Cumbre de las Américas en Cartagena, Colombia en 2012 y que incluso mientras fungía como embajador, tuvo muy poca relación directa con ella.

El Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Colombia se remonta al 2004 y fue negociado por primera vez durante la administración del presidente George W. Bush. En 2008, Bush le dio al Congreso demócrata, el cual se oponía al acuerdo, un ultimátum de 90 días para aprobarlo, argumentando que la ratificación “permitiría el avance de los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos en una región crítica” y “fortalecería a un valiente aliado en nuestro hemisferio”.

Sin embargo, el ultimátum no tuvo repercusión en el Congreso, y el acuerdo no fue aprobado antes de que Bush dejara el cargo.

En aquel entonces, los demócratas estaban en desacuerdo debido a las preocupaciones por los derechos humanos en el país suramericano; de la misma forma, había un malestar general de los líderes sindicales por lo que los tratados de libre comercio significaban para los trabajadores y los salarios estadounidenses. En la campaña electoral de 2008, tanto Obama como Clinton se manifestaron en contra del acuerdo propuesto.

Obama dijo a una audiencia sindical en Pensilvania que rechazaba el acuerdo “porque la violencia contra los sindicatos en Colombia se burlaría de las prestaciones laborales que habían insistido en incluir en ese tipo de acuerdos”.

“Como lo he dicho durante meses, me opongo al acuerdo”, dijo Clinton en una reunión con la organización Communications Workers of America en abril de 2008. “Me he expresado en contra el acuerdo, votaré en contra del mismo, y haré todo lo que pueda para exhortar al Congreso a que rechace el Tratado de Libre Comercio con Colombia”.

Pero una vez Obama entró a la Casa Blanca en 2009, trabajó con la oficina del Representante de Tratados de EE.UU. para abordar el acuerdo. Como secretaria de Estado de Obama, Clinton apoyó el acuerdo y su Departamento de Estado trabajó para aprobar el acuerdo.

La administración de Obama finalizó el acuerdo en 2011 y éste entró en vigor en mayo de 2012.

La administración de Obama dijo en 2011 que la posición del presidente cambió debido a que los acuerdos fueron renegociados para incrementar los compromisos de derechos laborales. Debido al acuerdo, el 80% de las exportaciones de consumo y de los productos industriales a Colombia quedaron libres de impuestos, eso es más de la mitad de las exportaciones de productos agrícolas de Estados Unidos.

Según Político, Clinton Cash afirma que Clinton cambió su postura respecto al Tratado de Libre Comercio por una donación de más de 100 millones de dólares y compromisos que Frank Giustra hizo con la Fundación Clinton en 2007, el mismo año que Pacific Rubiales, una compañía de oleoducto en la que el magnate de la minería estaba involucrado, firmó un acuerdo de oleoducto con una compañía de energía estatal en Colombia.

“Otros medios de comunicación han insinuado que yo influencié la decisión que Estados Unidos tomó de firmar un acuerdo de libre comercio con Colombia”, dijo Giustra en una declaración publicada la semana pasada. “En algún momento, fui inversionista en Pacific Rubiales, una compañía de energía colombiana. Vendí mis acciones en Pacific Rubiales varios años antes del Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos, el cual cabe mencionar, fue aprobado por varias agencias y por la Casa Blanca. La teoría de que yo tuve algo que ver con eso es una simple conjetura”.

Giustra se alza amenazador en el nuevo libro que ha puesto a prueba la segunda contienda presidencial de Hillary Clinton y ha puesto su campaña en una posición defensiva.

Silva, quien ahora está fuera del gobierno, dijo que el Tratado de Libre Comercio entre EE.UU. y Colombia era demasiado complicado como para que las donaciones de un hombre influenciaran las negociaciones.

“Es un proceso difícil y demandante”, dijo sobre las negociaciones. “Las acusaciones de que el presidente Obama o la exsecretaria de Estado Clinton completaran el último paso de EE.UU. en permitir que el acuerdo entrara en vigor debido a las contribuciones financieras hechas a la Fundación Clinton son infundadas”.

Algunos exmiembros del equipo de la Casa Blanca de Obama —quienes apoyan la campaña de Clinton para 2016— también han cuestionado la idea de que una persona pudiera influenciar todo un acuerdo comercial.

“Eso es absolutamente ridículo”, dijo Stephanie Cutter, la exasesora principal de Obama, a CNN el domingo. “Yo trabajé en el tratado de libre comercio de Colombia durante años. Y si una persona habría puesto su dedo sobre la balanza, lo habría encontrado. Simplemente no era posible”.