(CNN Español) – En otro de sus gestos con los que sorprende al mundo, el papa Francisco ha decidido desclasificar los archivos del Vaticano relacionados a la última dictadura militar que sufrió su país natal, Argentina, entre 1976 y 1983, que dejó un saldo de 30 mil desaparecidos.
“Con esta decisión de poner a disposición de la Justicia argentina los archivos, unas cartas que puedan conservarse en el Vaticano referidas a los tiempos de dictadura militar, son un gesto del cardenal Bergoglio o del Papa Francisco poner elementos que sirvan para echar luz en casos que la justicia este investigando”, sostiene Mariano De Vedia, autor de varios libros sobre Francisco.
Según De Vedia, con la apertura de estos archivos podría conocerse “cartas o documentos que en ese momento se hicieron llegar al Vaticano para realizar denuncias o transmitir preocupaciones por la situación de algunos desaparecidos”.
La noticia se conoció luego de la reunión que Francisco tuvo con Angela Boitano, presidenta de la Agrupación de Familiares Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, pero recién fue confirmada el lunes a una radio de Buenos Aires por Guillermo Karcher, uno de los colaboradores más estrechos del pontífice y uno de los que suele utilizar como mensajero hacia Argentina.
“El Papa tiene la intención expresa de que se haga algo. Encargó a la Secretaría de Estado y se ha comenzado a trabajar en el tema”, explicó el encargado del protocolo en el Vaticano en una entrevista realizada en Radio América.
La Iglesia fue clave en la dictadura argentina porque, por un lado, era el lugar al que llegaban las denuncias de los familiares de desaparecidos, pero también pesan sobre algunos de sus miembros fuertes sospechas de complicidad con los militares.
“Siempre hubo acusaciones de complicidad a la jerarquía episcopal orientadas más a no haber denunciado públicamente las situaciones que se vivían. Hay algunas referencias o testimonios, o por lo menos en dichos, que señalan que algunos sacerdotes, obispos incluso, se movilizaron por casos individuales para conocer la suerte de alguna persona que había sido detenida o desaparecida” , afirma De Vedia.
El propio cardenal Jorge Mario Bergoglio, a poco de ser elegido Papa, recibió críticas de algunos organismos de derechos humanos por su actitud en 1976 con dos religiosos de su congregación que fueron secuestrados y después liberados, aunque él siempre sostuvo, incluso ante la Justicia, que hizo todo lo posible por ayudarlos.
Graciela Fernández Meijide, madre un joven desaparecido durante la dictadura, secretaria de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) creada con el regreso de la democracia en 1983 y política de larga trayectoria en el país, sostiene que la Iglesia Católica tuvo distintos roles durante la dictadura militar.
“La cúpula apoyó el golpe, no fue suficientemente enérgica a mi criterio para impedir que siguieran las desapariciones. De hecho los obispos recibían todas las denuncias y también el nuncio apostólico. Eso debe haber alimentado el archivo del Vaticano”, sostiene, pero por otro lado destaca los esfuerzos realizados por varios obispos.
“Hubo obispos como el Monseñor De Nevares, Monseñor Hesayne, que sí se comprometieron con la defensa de los derechos humanos, no estaban defendiendo a las víctimas en su accionar terrorista si así hubiera sido, guerrilleros por ejemplo, no. Estaban defendiendo su derecho y el de sus familiares a ser contemplados por la Justicia, es decir, lo que estaban pidiendo era institucionalidad, que fue lo que destruyó la dictadura más feroz que tuvimos hasta ahora”
Por eso, al igual que muchos organismos de derechos humanos y los familiares de desaparecidos, toma la noticia con cautela.
“Todos los archivos que tengan que ver con la dictadura creo que hay que desclasificarlos y ponerlos al alcance de la gente. La gente tiene derecho a saber la verdad. Me alegro de que también el Vaticano lo haga. Lo que creo es que no van a encontrar mucho más que lo que encontró la CONADEP y el juicio de la Junta porque lo que le llegaba al Papa en ese momento, sobretodo directamente por los familiares, pero también por el nuncio si lo mandaba, era la denuncia de las desapariciones. A lo mejor me equivoco y sí tiene detalles de quienes cometieron los crímenes, donde pusieron los cuerpos y se puede saber algo sobre los niños entregados que hoy son adultos jóvenes”, sostiene.
Más allá de las consideraciones, desde el Vaticano explicaron que el proceso de desclasificación puede llevar tiempo. Sin embargo, han remarcado la voluntad del papa de revisar ese periodo oscuro de la historia argentina e incluso su intención de beatificar a sacerdotes desaparecidos durante la dictadura.