(CNN) - Quizá su héroe puede estar lamiendo sus heridas, pero los fanáticos de Manny Pacquiao en Filipinas ya le están pidiendo una revancha a Floyd Mayweather.
“No estamos satisfechos”, dijo Gel Bucani, un comerciante de 19 años de Manila. “Revancha”, exigió.
“Para todos nosotros los filipinos es decepcionante. Lo hizo todo, pero no pasó nada”, dijo Mike Camenza, un joven de 23 años, que insistió en que todavía estaba orgulloso del hijo más famoso de Filipinas.
El amor por el “Pacman” es muy fuerte allí, incluso después de su derrota ante el estadounidense Floyd Mayweather en Las Vegas.
Y es que Pacquiao es una gran estrella en el país, donde su historia de la pobreza a la riqueza lo conecta con los lugareños.
Él no es sólo un boxeador, también es político, cantante, entrenador de baloncesto y dueño de todo, desde una marca de agua embotellada a un centro comercial.
Millones de personas en Filipinas vieron la pelea, que fue transmitida por las principales cadenas de televisión. Se congregaron en estadios y parques incluso llenaron salas de cine. La temperatura de más de 40 grados, en algunas partes del país, no fue impedimento para alejar a los fanáticos del “Pacman” de las grandes concentraciones de personas.
Cerca de 10.000 se reunieron en un estadio de baloncesto en el barrio de San Andrés, en Manila, para ver gratis en pantallas gigantes la “Pelea del Siglo”.
La multitud respondió con entusiasmo cuando Pacquiao entró al ring con una canción grabada por él titulada “Voy a pelear por los filipinos” y vitorearon cada golpe conectado por su ídolo.
Se fue la señal
El desastre para los fanáticos de San Andrés empezó en el octavo round del combate, cuando la señal de satélite local empezó a tener problemas y en la pantalla gigante se vio un mensaje: “No hay señal.” Algunos aficionados llenos de frustración comenzaron a abandonar el estadio, antes de que la señal se normalizara lo que reavivó su esperanza, en el décimo asalto.
Así, llegó el final de la pelea. Todos esperaban un fallo favorable para Manny, pero eso no pudo ser.
Decepcionados por la decisión unánime de los jueces a favor de Mayweather, rápidamente vaciaron el estadio.
Menos de dos horas después, los aficionados en la calle no estaban dispuestos a hablar sobre la derrota de su ídolo. Pero estaban seguros de una cosa: que definitivamente quieren una revancha.