Nota del editor: ¿tienes una historia de un momento crucial en el que hiciste un cambio para mejorar tu salud? Comparte tu historia con CNN iReport y podríamos presentarla.
(CNN) – No todo el mundo llega a tener una experiencia cercana a la muerte. Kelly Hager se considera afortunada por la suya.
En 2010, la agente de bienes raíces era la directora ejecutiva de su propia compañía, estaba casada y tenía un hijo de tres años llamado Brady. A pesar de su motivación y su éxito, ella no se consideraba una persona plena y feliz. Debido a que trabajaba de 12 a 15 horas al día, rara vez llegaba a casa a cenar a las 6 p.m. Organizaba fiestas para posibles clientes en lugar de salir con sus amigas. Su equilibrio entre su vida personal y el trabajo era más como “trabajo”, “trabajo”, “trabajo”, decían sus amigas.
Y entonces, en julio de ese año, un vertiginoso dolor de cabeza envió a Hager al hospital. Semanas más tarde, el virus desconocido había ocasionado que el hígado, los riñones y el cerebro de Hager empezaran a dejar de funcionar. Los médicos no pudieron establecer claramente cuál era el problema, incluso después de realizar una punción lumbar y una batería de pruebas.
Ella permaneció en un coma inducido durante varias semanas, una decisión que los médicos tomaron para salvarle la vida. Los médicos trataron los síntomas y la desconectaron del respirador. Cuando se despertó, veía doble, sus músculos se habían atrofiado y no podía caminar. Solo podía decir unas cuantas palabras a la vez. Se le olvidó que tenía un hijo. Sus familiares y amigos le mostraban fotos del niño, pero esto solo la alteraba.
Después de que salió de la UCI, ella y su esposo se divorciaron.
Nunca había estado tan indefensa, tan dependiente de otras personas. Sus padres, quienes viajaron desde Los Ángeles durante su enfermedad, se quedaron ahí para ayudarla con su recuperación. Su mejor amiga la visitaba todos los días para lavarla y bañarla. Y una cuidadora y asistente personal llegó a ser parte de su vida.
“Para pasar de ser tan independiente y decidida a literalmente necesitar a alguien para que me ayudara a bañarme, tuve que cambiar mi mentalidad”, dijo Hager. “Inconscientemente das pasos para salir de esa situación al avanzar de manera estable y tener un sistema de apoyo a tu alrededor para lograrlo. Eso es lo que me impulsó.”
Brady, su hijo, clave en la recuperación
Hager debió superar muchos obstáculos físicos. Luego de usar una silla de ruedas, ella trabajó para fortalecer sus músculos atrofiados hasta que pudo usar un andador y finalmente un bastón. Le costaba subir escaleras. Utilizaba un parche en el ojo porque veía doble. Y no tenía la fuerza para cargar a su hijo.
La excuidadora y asistente de Hager, Kim Bursak, describe a su jefa antes del coma como una persona que se movía “a 160 km/h” desde el momento en el que se despertaba. Ahora, mientras se recuperaba, vivía la vida mucho más despacio.
Ella solía dirigir a un equipo en el trabajo, pero ya no podía enfocarse en su negocio y dependía de sus empleados para que lo administraran, dijo Bursak, quien fue contratada durante la recuperación de Hager. Bursak pasó 12 horas al día ayudando a Hager a que cuidara de Brady y dirigiera su hogar.
“Empezó a ver a sus empleados como verdaderos amigos que no solo iban a ayudarla con su negocio, sino iban a escucharla y ayudarla en sus dificultades, tanto físicas como mentales”, dijo Bursak.
Luego de luchar por recordar a su hijo después del coma, Hager se reconectó con Brady. Él la visitó con mucha frecuencia cuando ella estuvo en un centro de rehabilitación y luego hizo pequeñas cosas para ayudarla cuando llegaron a casa.
Brady solía tomar un vaso plástico y le traía agua a su madre cuando ella no podía moverse. Y cuando se veía cansada, él le decía: “Mamá, no tienes que subir las escaleras”, dijo Hager.
“Cuando éramos solo él y yo, su instinto le decía que tenía que ser útil. Siento que eso debe haber sido una gran carga para él”, dijo ella. Al final, Brady fue quien me sacó adelante”.
Volver al trabajo
Dos meses después de llegar a casa, ella regresó a trabajar. A Hager le llevaba más tiempo caminar para entrar al edificio en comparación con el tiempo que pasaba en su escritorio. La pantalla exacerbaba su visión doble y se fue a casa 15 minutos después.
Sus compañeros de trabajo llevaron a Hager a trabajar todos los días durante 15 meses. Bursak y diferentes miembros del personal se turnaban para llevarla a sus citas con el médico o a reuniones. “En ese tiempo tenías que ser un mini cuidador de Kelly pues necesitaba ayuda para hacer tantísimas cosas, como ayudarla a subir las escaleras”, dijo Bursak. La amistad entre Hager y sus empleados se hizo más profunda.
Todos se unieron mucho más. Y cada día, Hager intentaba hacer más. Lentamente, se fue convirtiendo en parte del equipo nuevamente. “El equipo que me rodeaba fue realmente increíble y me dio muchísimo apoyo”, dijo Hager. “Me llevó 15 meses regresar a mi vida. Recibí apoyo durante todo el proceso”.
El equipo que se necesita para que las cosas funcionen en Kelly Hager Group.
A principios de 2012, Hager empezó a recuperarse y a regresar a una vida normal. Fue una nueva normalidad; ella todavía caminaba con un bastón. Pero a lo largo de los siguientes años, las ventas de su compañía se multiplicarían por cinco y ella comenzaría una segunda empresa enfocada en ayudar a las personas a desarrollar equipos de negocios y superar la adversidad. Después de todo, si no hubiera sido por el equipo que apoyó a Hager, ella no podría haber mantenido su negocio en crecimiento, y mucho menos recuperarse.
“Puedes tenerlo todo. Pero no puedes hacerlo solo”, dijo Hager. “Puedes hacer cualquier cosa si tienes el equipo adecuado a tu alrededor”.
Hager da discursos motivacionales en todo el país y publicó de manera independiente un libro a principios de este año. Ella espera que el hecho de compartir su historia ayude a otros a superar sus adversidades.
La historia de Hager también tocó a aquellos que estaban más cerca de ella. Chandra Catchings, su mejor amiga y quien ayudó a cuidar de ella todos los días, obtuvo una nueva perspectiva acerca de la vida.
“Esto me ha enseñado tanto. Un día malo para mí realmente no es un mal día”, dijo. “Sé lo que es ser un verdadero amigo y pienso que ella también lo sabe”.
A pesar de que ella “se entrega al máximo” cuando se trata de su negocio, sus amigos dicen que la experiencia cercana a la muerte le enseñó a Hager a encontrar el equilibrio en su vida. Ella anima a los empleados para que pasen más tiempo con sus familias. Hace tiempo para ir al gimnasio y se asegura de estar en casa a las 5 p.m. para poder pasar tiempo con Brady.
“Nunca será la persona que era antes y creo que eso es mejor”, dijo Bursak. “Su comprensión del equilibrio entre la vida y el trabajo es mejor. Ahora, ella también ve su vida personal y la vida personal de la gente a su alrededor”.
Ahora que ha encontrado el equilibrio, Hager una vez más está dando todo de sí.
“Simplemente estás tan emocionado por estar vivo y eso no se ha desvanecido”, dijo. “Ahora me movilizo por todo el país pues sencillamente no quiero desperdiciar ni un momento de mi tiempo”.
Henry Hanks de CNN contribuyó con este reportaje.