Activistas prodemocracia en una protesta contra el proyecto electoral (PHILIPPE LOPEZ/AFP/Getty Images).

(CNN)– Hong Kong rechazó un proyecto de ley del gobierno chino que le permitiría a los hongkoneses votar a su próximo líder siempre que los candidatos fueran escogidos por Beijing.

La propuesta fue rechazada por 28 de los 37 legisladores de Hong Kong.

El proyecto de ley fue objeto de mucha disputa en Hong Kong, en relación con las masivas protestas que paralizaron las calles el pasado otoño.

Los partidarios de la democracia se negaron a aceptar la propuesta diciendo que cede demasiado poder a los candidatos aprobados por un comité leal a Beijing.

Los activistas prodemocracia están decididos a luchar por un “sufragio universal real”, una elección en la que cualquier persona puede postularse y cualquier persona puede votar.

Hong Kong, China… ¿cuál es la diferencia?

Hong Kong es una pequeña porción de tierra colonizada por los británicos en 1841 y devuelta al dominio chino en 1997. La mayoría de sus 7 millones de habitantes habla cantonés, mientras que la mayoría de las personas en China habla mandarín.

Oficialmente, Hong Kong es una “región administrativa especial” de China, en virtud de un principio llamado “un país, dos sistemas”. En la práctica, esto significa que Hong Kong es un territorio chino, pero mantiene su propia moneda, gobierno y leyes: sitios web como Facebook y Twitter no han sido bloqueados allí, sus habitantes pueden protestar y criticar al gobierno, y la prensa no está censurada por la ley.

Esta situación especial llegará a su fin en el año 2047.

¿De dónde viene el conflicto?

Es sobre un acuerdo que no ha sido cumplido.

Cuando Gran Bretaña devolvió Hong Kong al dominio chino en 1997, los dos países acordaron que Hong Kong disfrutaría de un “alto grado de autonomía” durante 50 años y, finalmente, desarrollaría un sistema de elecciones basado en el sufragio universal. Pero nadie está de acuerdo en qué es lo que eso significa en realidad.

Muchos hongkoneses creen firmemente que la cuidad tiene el derecho a celebrar unas elecciones abiertas y libres, una interpretación a la que las autoridades locales, respaldadas por Beijing, se oponen incondicionalmente. Tras años de negociaciones, no se ha logrado llegar a un acuerdo.

El conflicto llegó a su punto álgido el otoño pasado cuando los hongkoneses en pro de la democracia organizaron grandes ocupaciones callejeras que paralizaron partes clave de la ciudad en un intento por presionar a las autoridades para que hicieran concesiones.

Ese movimiento, conocido como “Occupy Hong Kong” o la “Revolución de los Paraguas” contó con un apoyo popular entre la juventud de Hong Kong y fue noticia importante alrededor del mundo. Esto no importó: el gobierno se rehusó a cambiar de opinión, condenó las protestas y finalmente desalojó los sitios luego de 79 días.

Los legisladores pro-Beijing dijeron que el proyecto de ley derrotado habría cumplido esa antigua promesa. Pero los partidarios de la democracia no estuvieron de acuerdo.

“No somos ingenuos. No vamos a comprar tales delirios en aras de una vida tranquila”, dijo la legisladora Claudia Mo durante el debate sobre el proyecto de ley. “No tenemos más remedio que votar en contra.

¿Qué sigue ahora?

El proceso de reforma electoral se ha estancado.

Los gobiernos de Hong Kong y China insistieron en que no puede haber más propuestas de reforma, e insinuaron consecuencias para aquellos que se opusieron en esta ocasión.

“En cuanto a quién debe ser considerado responsable, creo que la respuesta es clara”, dijo Carrie Lam, secretaria en jefe de Hong Kong y funcionaria número dos de la ciudad, en los últimos momentos de debate del proyecto de ley.

Con la propuesta de reforma muerta y sin posibilidad de acuerdo a corto plazo, los activistas prodemocracia están fijando un nuevo horizonte: el año 2047.

En ese momento expira oficialmente esa condición especial de Hong Kong como un territorio chino semiautónomo, dejando abierta la cuestión de su futuro.

El líder estudiantil Joshua Wong, figura clave en las protestas del año pasado, dijo a CNN el miércoles que su grupo de activistas ya no planea ninguna campaña de desobediencia civil para los próximos dos años.

En cambio, se anunció un nuevo objetivo: luchar por el derecho a “organizar un referéndum para decidir el futuro de Hong Kong después de 2047.”

“En la batalla del año pasado, no pudimos ganar”, dijo. “Pero en la guerra futura, podemos finalmente recuperar el derecho de los ciudadanos de Hong Kong”.

Ivan Watson contribuyó con este reporte