(CNN) – El camino que lleva a los rincones más oscuros de la trata de personas comenzó en los pasillos inundados de luces fluorescentes de una escuela secundaria en Florida.
Sacharay, como ella quiere que la conozcan, tenía 14 años y buscaba una amiga.
“Me molestaban mucho por ser de piel oscura. Empecé a usar lentes y me decían ‘cuatro ojos’. Y sabían que me afectaba porque era tan sensible”, dijo.
Pero cuando una compañera mayor se le acercó y le ofreció ser su amiga, Sacharay pensó que quizá su suerte finalmente había empezado a cambiar.
“Pensé que ella era como mi mejor amiga porque podía contarle todo. Un día me preguntó su quería faltar a la escuela para divertirnos, así que fuimos a la barbería. Cuando estaba allí, me presentó a unos chicos”, dijo Sacharay, quien ahora tiene 19 años.
Uno de los hombres, de treinta y tantos años, inmediatamente se fijó en Sacharay. Pronto empezó a cortejarla con regalos, a darle cumplidos y a darle consejos sobre el drama de todos los días en la vida de una adolescente.
“Si peleábamos con mi hermana, me decía ‘No puedes tener una pelea así con tu hermana’. Él era más como un papá, pero de pronto tuvimos relaciones sexuales, así que ya no fue así. Era solo en la comunicación y en cómo me hablaba”, recordó.
Fue una violación infantil.
Sin embargo, esta sutil y subversiva mezcla de amor romántico y cuidado paternal puede ocasionar estragos en la mente de una adolescente, dijo Anique Whitmore, quien es psicóloga forense en Atlanta.
“Lo que sabemos acerca de los crímenes sexuales es que no giran en torno al placer sexual. Giran en torno al control”, dijo Whitmore. “Lo que tienen en común esas chicas con las que trabajo es su autoestima o la carencia de la misma. Te vuelves vulnerable ya sea a un hombre en la calle o a un hombre que conoces en la escuela. Te vuelves vulnerable porque buscas atención”.
Pronto, el traficante de Sacharay empezó a pedirle “favores”: le pedía que lo ayudara a hacer algo de dinero, al dormir con otro hombre.
“Él decía ‘Te amo por eso; te amo tanto…’”, dijo Sacharay. “Luego, poco a poco empezó a poner a dos o tres hombres más. Me inquieté cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, pero lo seguí haciendo porque él me hacía sentir especial”.
La explotación siguió aumentando. Pronto, Sacharay empezó a ser vendida a docenas de hombres al día. Ella se reunía con estos compradores sexuales en habitaciones de un motel cerca de una autopista, o a veces en la parte trasera de la barbería.
“Un día pensé que ya no podía seguir haciendo esto. Sentía dolor. Tenía relaciones sexuales con casi 40 hombres en un día, estaba tan cansada y dije ‘Ya no puedo seguir haciendo esto’”.
A su traficante no le importó. Se aseguró de que ella supiera que dejarlo no era una opción.
“Se iba a la otra habitación, regresaba con una pistola y decía ‘Si te vas a algún lado, veremos…’”.
Por qué Atlanta es un ‘centro’ para la trata de personas
Más de 3.500 casos de tráfico sexual fueron denunciados por el National Human Trafficking Resource Center solamente el año pasado.
Bajo la ley federal, cualquier persona menor de 18 años de edad que sea inducida al sexo comercial es una víctima del tráfico sexual, sin importar si el traficante utiliza fuerza, fraude o coerción.
El explotador de Sacharay al final la llevó a ella y a otra adolescente a Atlanta, porque podía pedir precios más altos.
Según un estudio en 2014 realizado por el Urban Institute, algunos traficantes en Atlanta hacen más de 32.000 dólares a la semana.
El estudio también mencionó los hallazgos de una investigación de 2007 respecto a que la industria ilegal sexual en Atlanta genera más o menos 290 millones de dólares al año.
“Es una gran ciudad. Hay mucho qué hacer en Atlanta. Muchas convenciones, muchos hoteles, muchas fiestas a las que asistir, muchos eventos”, dijo el sargento Torrey Kennedy con la Unidad del condado de DeKalb de Internet Crimes Against Children (ICAC). “Así que al igual que cualquier hombre de negocios, estos traficantes lo saben”.
Una parte importante del atractivo de Atlanta es el aeropuerto, el cual es el más transitado del mundo.
“Un hombre podría entrar a esa computadora, de forma anónima, decir ‘Voy a llegar a tener relaciones con esta niña’. Llega en un vuelo de las 3:00, se reúne con la niña a las 6:00 y se va a las 8:00”, dijo Dalia Racibe, fiscal del distrito adjunta para el condado de DeKalb, el cual incluye parte de Atlanta. “¿Cómo vamos a encontrarlos? ¿Cómo vamos a saber quiénes son?”
Víctimas, no prostitutas
Racine y Kennedy a menudo trabajan juntos para identificar y procesar a los grupos de trata de personas.
Como parte de una serie de investigación, el Proyecto Libertad de CNN siguió a Kennedy y a su equipo en redadas durante más de un año. Según Kennedy, no es inusual que una adolescente que venda sexo niegue que ella trabaja para alguien, incluso si es en contra de su voluntad.
En junio de 2014, la unidad de ICAC y Vicios del condado de DeKalb llevó a cabo una operación para encontrar víctimas menores de edad. El equipo recorrió cada salida por la I-285, la autopista perimetral, hacia hoteles donde agentes encubiertos habían organizado “citas” por medio de un sitio de acompañantes de Internet. En varios de esos encuentros, la acompañante que se presentó resultó ser menor de edad.
La ley de Georgia le da a las autoridades la oportunidad de otorgar una indulgencia si la chica está dispuesta a ir a un hogar seguro. Pero si se niega, están atados de manos.
Kennedy encontró esta desgarradora situación en la redada, cuando quien se sospechaba era víctima de la trata no quiso ayuda.
“No queremos arrestarla. Pero ella preferiría ir a la cárcel que a un centro de tratamiento. Ella dijo que está ‘feliz siendo miserable’” .
Los investigadores creen que un traficante local le compró a la chica en cuestión un boleto de bus de Detroit a Atlanta, le dio un cachorro y pagó por la habitación del hotel donde fue encontrada.
“Ella tiene un tatuaje en su rodilla; lo hemos visto muchas veces en esta área. Probablemente se trata de una marca de un traficante local”, dijo Kennedy. “Esto es algo nuevo que hacen los traficantes. Ponen su logo en su chica. El tatuaje es fresco, lo cual me indica que acaba de poner sus manos sobre ella”.
Aún es difícil, pero es más fuerte
Sacharay dice que sus propios tatuajes datan de la época en la que era explotada.
Su proceso para alejarse de la explotación inició en el umbral de un santuario operado por la organización sin ánimo de lucro The Living Water Center.
La organización le brindó dos cosas que no parecían posibles hace solo unos años: un GED (examen de desarrollo de educación general) y un empleo.
“Solía odiar verme en el espejo”, dijo Sacharay. “Todavía es difícil, pero puedo decir que soy más fuerte, más sabia y honestamente puedo decir que me amo a mí misma. Y tengo esperanza para mí”.
Sacharay ahora tiene un nuevo enfoque y un nuevo tatuaje en su antebrazo que dice “Libre para ser quien soy”.
Pero por cada Sacharay, hay incontables jóvenes que siguen atrapadas en esta peligrosa e ilegal actividad comercial.
“Estamos iniciando el proceso de que las personas adquieran consciencia de lo que está sucediendo en ciertos niveles, así que a medida que seguimos pelando las capas de la cebolla, seguiremos aprendiendo y entendiendo cómo funciona”, dijo la actriz Jada Pinkett Smith, quien se unió a CNN para el documental.