Nathan Sawaya posa junto a una de sus piezas de la exhibición ‘The Art of the brick’ en Paris (AFP/Getty Images).

(CNN) – Incluso si no estás familiarizado con el nombre de Nathan Sawaya, existe la posibilidad de que conozcas su trabajo. Son esas grandes y bellas obras de arte hechas con ladrillos Lego.

Sawaya nunca fue a la escuela de arte, y no planificó que se ganaría la vida con un juguete para niños. Antes de convertirse en un artista de renombre mundial, era un abogado corporativo en Nueva York. Al final de sus largas jornadas, se encontraba desesperado por un escape creativo.

“Regresaba a casa por la noche y emprendía un proyecto, como dibujar, pintar o esculpir arcilla”, recuerda. Entonces, se le ocurrió la idea de intentar usar ladrillos Lego. Pronto descubrió que estaba empleando casi tanto tiempo trabajando en sus esculturas como en su trabajo diario. Creó una página web y empezó a recibir encargos.

“Fue, de hecho, cuando mi página web colapsó por el exceso de visitas, cuando me di cuenta y pensé ‘bien, aquí puedo lograr algo’”.

No mucho después de eso, renunció a su trabajo para dedicarse a ejercer su arte a tiempo completo.

“Decidí seguir mi sueño, pero fue una transición muy dura”, admitió.

“Venía de este estilo de vida muy seguro con un salario de seis cifras, seguro médico y todos los beneficios que conllevaba ser un abogado. ¿Y ahora qué? A vivir un estilo de vida bohemio donde no sabía si iba a trabajar o si iba a poder pagar el alquiler del próximo mes”.

Fue un riesgo que, desde entonces, ha dado frutos. Ha viajado por el mundo por medio de “The Art of the Brick” (El arte del ladrillo), su exposición itinerante mundial, que se ha exhibido en más de 70 ciudades a lo largo de cinco continentes.

Su pieza favorita

Para Sawaya, una de las piezas que más le llega al alma es una obra llamada “Grasp”, en la cual una figura se aleja de una pared y varios brazos intentan retenerla.

“Realmente resume mi historia”, dijo. “Todos esos brazos son la negatividad que escuché cuando intentaba ser un artista”.

Sawaya dice que aunque fue afortunado al tener buenos amigos y familiares que apoyaron este drástico cambio en su vida, hubo otros que fueron menos entusiastas al respecto.

“Hubo algunos amigos que fueron realmente negativos y creí que estaba cometiendo un gran error… así que eso fue difícil”, comenta. Como resultado, dice que trata de mantenerse positivo alrededor de otros que enfrentan transiciones similares.

“Realmente tienes que sacar toda esa negatividad. Si quieres que las cosas funcionen, no puedes tenerla a tu alrededor”.

Señales tempranas

Aun cuando a Sawaya le tomó un tiempo darse cuenta de su verdadera vocación, hubo señales de que un día podría convertirse en el principal artista Lego del mundo.

“Cuando tenía 10 años, quería tener un perro, pero mis padres dijeron que no. ¿Entonces, qué hice? Construí mi propio perro de Lego de tamaño natural”, recuerda.

Sus padres estaban tan animados que incluso quizá lo dejarían tener su primera instalación –una ciudad de 3.34 metros cuadrados construida de ladrillos– detrás del sofá en su sala.

“Fue una pieza que dio lugar a un poco de conversación. En ese tiempo, podía tener mis propias aventuras con Lego”.

Medición del éxito

Aparte de las evidentes muestras de “haberlo logrado” (una valla publicitaria de 50 pies en Times Square, conocer presidentes, estrellas de rock y celebridades), Sawaya dice que su momento más exitoso llegó en una ocasión al estar firmando libros, cuando un pequeño niño que cargaba su propia creación Lego se le acercó.

“Era un modelo de una de mis esculturas y él lo estaba compartiendo conmigo y me decía que estaba tan inspirado por mi obra que él había construido su propia versión de ella. Momentos como ese son difíciles de reprimir. De hecho, son tan surrealistas. Es tan especial saber que estás inspirando a otros”.