(CNN) – Sandra Tsiligeridu estaba navegando el jueves pasado de regreso a la isla griega vacacional de Kos con su familia y amigos, cuando vio algo fuera de lugar más adelante en el mar.
Al parecer un par de manos le hacían señas desde las aguas de color azul intenso del mar Egeo.
Tal vez era un buzo; tal vez era otra persona. El esposo de Tsiligeridu, Dimitris, disminuyó la velocidad en los controles de su embarcación bimotor y giró hacia la izquierda con el fin de evadirlo.
Sin embargo, a medida que se acercaban, Tsiligeridu se dio cuenta de que algo terrible estaba pasando y ella le gritó a Dimitris que diera la vuelta.
Lo que vio después le quedaría grabado para siempre.
Allí, balanceándose en las agitadas aguas, había un hombre semiconsciente aferrándose desesperadamente a un chaleco salvavidas.
“Las olas eran enormes”, según Tsiligeridu, una exmodelo y actriz, le dijo a CNN. “Cuando nos acercamos, vimos a una persona en un terrible estado”.
Tsiligeridu dice que suprimió su miedo a las grandes olas y dejó que sus reflejos entraran en juego. Inclinándose sobre el borde de la embarcación, le agarró la mano al hombre y sus amigos la ayudaron a sacarlo del mar y ponerlo sobre la cubierta.
“Él estaba tan débil que ni siquiera podía estar de pie o caminar”, recuerda. “Lo único que logró decir fue que era de Siria”.
‘Le lanzaron un chaleco salvavidas y luego estaba perdido’
Tsiligeridu dice que inmediatamente llamaron a la Guardia Costera de Grecia, quienes les contaron la historia del hombre.
En el mismo día que estos despreocupados turistas griegos estaban planificando una excursión de buceo a la isla de Pserimos, Mohammed Besmar se estaba preparando para un viaje mucho más desgarrador.
Al amanecer, Besmar bajó de una playa en Turquía y abordó una pequeña embarcación con destino a Kos, acompañado por otros 39 refugiados que huían de la guerra civil en Siria.
Sin embargo, pronto encontraron dificultades: el barco perdió uno de sus remos y Besmar desinteresadamente saltó al mar para recuperarlo, poniendo en riesgo su vida para salvar a los demás pasajeros, algunos de los cuales estaban enfermos.
“Mohammed fue el más valiente de todos ellos y se metió en el agua para agarrarlo a fin de poder llegar a Grecia”, le dijo Tsiligeridu a CNN.
“Sin embargo, debido a las fuertes corrientes y olas grandes él no pudo volver al barco… el resto de la gente solo logró arrojarle un chaleco salvavidas y luego lo perdieron por completo”.
Besmar flotó lejos, perdido en el mar durante 13 horas, con solo un chaleco salvavidas, esperando una muerte segura, dice Tsiligeridu.
“Los barcos pasaban cerca y él no tenía el aliento para poder gritar. Él no sabía si podían verlo o no, él no sabía nada y había perdido su orientación”, dice ella.
Un funcionario de la Guardia Costera en Kos confirmó la historia general y dijeron que habían emprendido una misión de búsqueda para encontrar a Besmar, pero se negó a dar detalles específicos en torno a su desaparición a CNN.
El funcionario, quien habló bajo la condición de anonimato, dijo que a la Guardia Costera le informaron que Besmar estaba desaparecido en el mar cuando los refugiados a bordo de su barco llegaron a la orilla.
‘Salvarlo fue la cosa más natural del mundo’
Para cuando Tsiligeridu y sus amigas sacaron a Besmar del mar, él estaba semiinconsciente, dice ella.
“Él estaba temblando y tenía hipotermia”, le dijo a CNN. “Gracias a Dios, mi esposo es médico y le dio primeros auxilios”.
“Inmediatamente tomé toallas y lo cubrí. Lo abracé e intentaba mantenerlo lo más caliente posible”.
Luego, Tsiligeridu, abrumada por todo, rompió a llorar.
“Yo lloraba (todo el tiempo), porque desde el momento en que vi a la persona en el agua mi alma se entristeció tan profundamente que sentía como si estuviera en su posición”, dice ella.
“En ningún momento pensé que lo que estábamos haciendo era peligroso, si era permitido o ilegal… un alma humana estaba en peligro y tratar de salvar a esta persona para mí era la cosa más natural del mundo”.
Empapado y exhausto, Besmar fue llevado a la orilla, donde se separaron por el momento.
Al día siguiente, Tsiligeridu publicó en Facebook una fotografía en la que aparecía ella con Besmar, la cual se volvió viral. Para ella, la imagen es una prueba conmovedora de un “acto de amor”.
“Fue increíble, no puedo explicarlo”, dice ella. “Sin ninguna duda, mi vida ha cambiado después de este incidente, porque nos dimos cuenta de algunas cosas; antes, en Grecia, estábamos muy enojados y frustrados por la situación… no hay organización, no hay ningún estado y no hay disposición social que pueda ayudar a todas estas personas”.
“Estas son almas humanas inocentes, que no han hecho nada malo, solo están tratando de salvar a sus familias, a sí mismos y a sus hijos de ahogarse. Es trágico lo que está pasando”.
‘Habría muerto en 10 minutos’
En Facebook, Besmar le agradeció a Tsiligeridu y le ofreció una explicación desgarradora en cuanto a su decisión de arriesgar su vida para llegar a Grecia.
“Antes de agradecerles a todos los que contribuyeron a salvarme de morir ahogado, quiero disculparme con el gobierno griego porque ingresé al país de forma ilegal, pero no encontraba ninguna otra solución para poder escapar del infierno causado por la guerra en mi país Siria”, escribió.
Tsiligeridu le dijo a CNN que ha estado en contacto con Besmar desde entonces. Según dice ella, él le dijo que habría muerto si hubiera llegado 10 o 15 minutos más tarde. Él se ha recuperado desde entonces, dice, y están programando reunirse en Atenas esta semana.
El rescate de Besmar es una pieza muy necesaria de buenas noticias en medio del incesante torrente de historias trágicas que emanan de Europa en su lucha por hacer frente al número sin precedentes de nuevos arribos a sus costas.
En lo que va de este año, más de 300.000 refugiados y migrantes —la mayoría de ellos procedentes de Siria, Iraq y Afganistán— han huido a Europa a través del mar Mediterráneo, en comparación con los 219.000 del 2014, según la Organización de las Naciones Unidas. Más de dos terceras partes de estas personas han desembarcado en Grecia.
El mundo estaba conmocionado y consternado por las imágenes desgarradoras de un niño sirio sin vida, de dos años, que fue arrastrado a una playa de Turquía el miércoles… una de las 12 personas que murieron al intentar el mismo viaje hacia Kos, el cual casi le costaba la vida a Mohammed Besmar una semana antes.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, le dijo a CNN el jueves que él y su familia se sintieron “devastados” por la muerte de Aylan Kurdi y dijo que “todo el mundo occidental tiene la culpa” por su falta de respuesta efectiva ante la situación de los refugiados. -
Tsiligeridu, madre de tres hijos, considera que la forma en que Europa está manejando la crisis de refugiados es “indignante” y dice que nunca imaginó que su sencillo acto de bondad daría lugar a tan grande apoyo.
“Europa se está quedando de brazos cruzados cuando ve las noticias de televisión… creo que se necesitan tomar medidas drásticas a gran escala.
“Estas son las cosas que los políticos nos han dado: miedo, estrés, humillación, frustración y enojo; por eso, creo que este acto tuvo tal impacto”, dice ella.
“Creo que cualquiera hubiera hecho lo mismo, si quisieran llamarse a sí mismos humanos”.