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Opinión

Niños de Siria: cómo terminar su infierno en vida

Por Samer Attar, Zaher Sahloul

El Dr. Samer Attar es cirujano ortopédico de la Universidad Northwestern, quien ha ido en misiones quirúrgicas a Alepo, Siria. El Dr. Zaher Sahloul fue presidente de la Sociedad Médica Sirio-Americana, un grupo sin fines de lucro con más de 5.000 médicos sirio-estadounidenses. Las opiniones expresadas son exclusivamente propias.

(CNN)-- A un niño en Alepo, Siria, se le pide que haga un dibujo en la escuela.

Él pinta un mundo en llamas: helicópteros lanzando bombas y una casa que colapsa para quedar en escombros. Se dibuja a sí mismo, llorando de rodillas, rodeado de sus amigos... muertos, desmembrados, decapitados y sangrando.

Este es el tipo de triste realidad que hemos visto demasiado a menudo como médicos que trabajan en el interior de los hospitales de campo de Siria... los niños de todo el país viven en un infierno. Es tiempo de actuar si queremos evitar que este tipo de escenas desgarradoras se reproduzcan sin cesar en el futuro.

Todos los días que estuvimos en Siria vimos a personas inocentes que sufrían y morían en condiciones desastrosas. En los peores días de bombardeos y ataques aéreos, no contábamos con suficientes camas en el hospital para dar cabida a los heridos. De hecho, en ocasiones habían tantos pacientes tendidos en el suelo que no había lugar para pararse.

Vimos a niños a quienes los francotiradores les habían disparado en la cabeza. Incluso las mujeres embarazadas no se libraron de recibir disparos en su vientre. Vimos a niños quemados, mutilados y desmembrados por bombas de cañón y explosiones de mortero. Todavía recordamos todas las heridas en la cabeza que vimos... la piel desgarrada por la metralla y las gasas que los recubrían estaban moteadas con trozos de tejido cerebral. Estos niños no lo lograrían.

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Una noche, los trabajadores de rescate sacaron a dos niños de los escombros luego de un ataque aéreo. Uno de ellos estaba cubierto de sangre y polvo. Estaba llorando por su madre. Los médicos le insertaron un tubo en el pecho para expandir un pulmón colapsado y se las arreglaron para salvarle la vida.

El otro nunca recuperó la conciencia. Sus heridas abiertas aún sangraban, por lo que fue cubierto en un sudario blanco para ocultar su cuerpo acribillado de metralla. Nadie sabía su nombre y ningún familiar llegó a buscarlo. Conforme pasó el tiempo, la tela blanca quedó empapada de sangre y tiñó la cama. Finalmente, fue llevado para ser enterrado... otro niño sirio invisible y olvidado.

Todos estos horrores representan la nueva normalidad para los médicos y enfermeras de Siria. Todos los que conocimos se han acostumbrado a tantas matanzas y masacres que simplemente son aceptadas como una parte rutinaria de su vida diaria.

Los ataques aéreos más recientes en Douma, un pueblo en el área rural de Damasco, destacan los horribles ataques dirigidos que el gobierno sirio perpetra contra los vecindarios residenciales, escuelas y mercados en todo el país. Este día de los ataques causó la muerte de más de 100 personas, entre ellas muchas mujeres y niños. Cientos de personas más resultaron heridas. El subsecretario general de la ONU para asuntos humanitarios, Stephen O'Brien, estaba a solo 16 kilómetros de distancia de Douma, en una misión para investigar las necesidades humanitarias, cuando ocurrieron estos ataques.

Estas atrocidades están ocurriendo justo bajo la vigilancia de los funcionarios internacionales; sin embargo, sin una verdadera responsabilidad, no se vislumbra el final de los ataques incluso cuando continúan devastando las vidas de los civiles sirios. Después de cuatro años de inactividad, el pueblo sirio merece algo mejor y los trabajadores de la salud y de socorro que intentan ayudarlos necesitan protección.

Las resoluciones 2139, 2165 y 2191 del Consejo de Seguridad de la ONU han solicitado esa protección y han exigido un mayor acceso para las agencias de ayuda. Sin embargo, estas resoluciones hasta ahora han logrado poco y representan el fracaso del Consejo de Seguridad en llevar a cabo una acción significativa en Siria.

¿Qué se puede hacer?

Las zonas de exclusión de bombardeos impuestas por la coalición en el norte y el sur de Siria sería una manera de implementar estas resoluciones y por lo menos sería un buen lugar para empezar. Es cierto, esta no es una idea nueva y ciertamente no le pondría fin a la guerra. Sin embargo, al menos podría aliviar algo del sufrimiento y salvar vidas en el proceso. Las escuelas, hospitales y panaderías en estas áreas no se verían amenazadas por los ataques aéreos del gobierno sirio. Esto ayudaría a detener el flujo de los refugiados y permitiría que los civiles desplazados regresen a sus hogares con acceso a alimentos, agua y vacunas. Mientras tanto, la Organización de las Naciones Unidas debe presionar al gobierno sirio para detener sus ataques aéreos contra civiles y le ponga fin a sus bloqueos humanitarios.

Muchas partes armadas en este conflicto hasta cierto punto han dirigido sus ataques contra civiles usando armas convencionales. Sin embargo, los ataques aéreos y bloqueos del gobierno sirio han sido particularmente devastadores, ya que han causado la muerte de miles de personas y están haciendo que otros miles huyan de sus hogares.

Los miembros de la Sociedad Médica Sirio-Americana, quienes apoyan a los hospitales de campo y se comunican con los médicos bajo los ataques, han experimentado desde hace mucho tiempo tales atrocidades, dando testimonio de la pesadilla recurrente durante cuatro años. Ellos ven helicópteros lanzando bombas. Ellos amputan las extremidades destrozadas. Ellos ven como los niños mueren de desnutrición y enfermedades curables. Ellos resucitan civiles que se están ahogando y echando espuma por la boca debido a la exposición a armas químicas.

Sin lugar a dudas, los sirios ordinarios son la mejor esperanza para reconstruir el país después de tales horrores y para luchar contra el extremismo. Pero si van a regresar a sus hogares para comenzar este proceso, las familias sirias deben quedar libres del temor de perder sus extremidades debido a las bombas, asfixiarse con gas de cloro o morir de frío, hambre y enfermedades, debido a los bloqueos militares.

Los niños de Siria merecen estar a salvo, pero necesitan la protección de las zonas de exclusión de bombardeos. Esperamos que los dibujos con crayón de estos niños algún día muestren cielos azules y casas seguras, no una pesadilla en vida donde el infierno cae del cielo.