Kim Carter abraza a una de las mujeres a las que ayuda en su fundación.

(CNN)– Kim Carter nunca tuvo la oportunidad de ser niña.

Desde una edad muy temprana, ella estuvo expuesta a drogas pesadas, violencia y actividad criminal.

“Veíamos a personas inyectándose heroína… jugábamos cuando éramos niños, y había agujas en el suelo”, dijo Carter. “Fue duro”.

No pasó mucho tiempo antes de que la vida que Carter había visto se convirtiera en su propia vida. A los cinco años de edad, bebió su primer trago. A los 17, probó el crack.

“En ese momento, cuando fumé crack por primera vez, no sabía que iba a perder los próximos 12 años de mi vida”, dijo.

Carter deambuló entre la prisión, la prostitución y la falta de hogar. Hasta que un día tuvo una revelación: era tiempo de cambiar.

Mientras estaba en prisión en 1993, fue aceptada en un programa de rehabilitación que la inició en un camino que la llevaría a cambiar su vida y dejar las drogas.

“Pasé muchas noches sin dormir; sentía como si Dios me estaba diciendo ‘No te hice pasar por todo esto por nada’”, dijo.

Hoy en día, Carter y su asociación sin fines de lucro, la Fundación Time for Change, ayudan a las mujeres que no tienen hogar a retomar sus vidas. El grupo provee vivienda, consejería y capacitación laboral, al igual que servicios para ayudar a que las mujeres se reúnan con sus hijos.

“Las mujeres y los niños sin hogar… yo las llamo personas invisibles. Fingimos que no las vemos”, dijo Carter. “Pero yo las veo. Y sé que hay algo que podemos hacer para ayudarlos”.

Desde 2002, más de 800 mujeres —muchas de ellas solían estar en prisión— se han beneficiado del programa de Carter.

CNN habló con Carter acerca de su trabajo. Abajo encontrarás una versión editada de la conversación.

CNN: ¿Por qué es tan difícil romper el ciclo para las mujeres que no tienen hogar?

Carter: ¿Qué opciones tiene una mujer que no tiene nada de empezar de nuevo? No tienes dinero. No tienes identificación. No tienes familia, ni tienes amigos. Y solo estás ahí caminando por las calles. Muchas veces, las mujeres que salen de la cárcel no tienen un lugar a dónde ir. Entran sin hogar y salen sin hogar.

Nos reunimos con las mujeres donde se encuentren, ya sea enfrente de la estación de buses Grayhound, en el centro de la ciudad, en el hospital. Estamos dispuestos a estar ahí a medianoche para recoger a una mujer de la prisión a fin de traerla a casa, porque nosotros la entendemos.

Muchas de las mujeres que trabajan en nuestra organización tienen antecedentes de haber estado en prisión. Así que ellas son mentoras para la clienta que entra, al igual que gerentes de casos. Ellas pueden entender las barreras de ser condenadas por un delito, o salir de la cárcel sin identificación y sin dinero, y pueden ayudar a que otras mujeres salgan de eso. Realmente trabajan con una mujer donde se encuentra. Nadie la juzga. Nadie la menosprecia.

CNN: Muchas de las mujeres a las que ayudas tienen antecedentes penales. ¿Cómo afecta eso a su habilidad para salir adelante?

Carter: En primer lugar, es un constante recordatorio de tu pasado. Pero también cuando aplicas para cosas como vivienda, empleo y otros servicios sociales, eso puede hacer que te dejen fuera de oportunidades para mejorar tu condición.

Aquí en California, los votantes recientemente aprobaron la Propuesta 47. Esto permite que quienes califiquen presenten solicitudes para que las ofensas elegibles sean eliminadas de sus antecedentes. Así que cuando apliquen para ese nuevo empleo o apartamento, no tendrán que marcar esa casilla nunca más. Es una oportunidad única en la vida para las personas que estuvieron encarceladas y quieren pasar la hoja.

Solo existe una ventana de tres años para aprovecharse de la ley. Así que organizamos clínicas para el público, donde los reunimos con personas de la Oficina de Defensoría Pública y con abogados voluntarios, y las ayudamos a que llenen sus solicitudes en el lugar.

CNN: ustedes también dirigen un programa de reingreso para las reclusas en la misma prisión donde cumpliste una condena. ¿Cómo lo describes?

Carter: Yo recorrí los pasillos de la prisión; recorrí el patio. Estuve ahí para todos los cumpleaños y las Navidades; me perdí todo lo de mi hija y todo en su vida. Cuando estaba detrás de esos barrotes, pensé que ese iba a ser el resto de mi vida.

Ahora cuando entro a esa prisión —no solo como mujer libre, sino sabiendo que soy un agente de cambio y una luz de esperanza— tengo una sensación de euforia. Me siento empoderada, y eso va más allá de todo lo que pueda imaginarme. Sé que mi vida ha regresado a la posición original.

Me confían una identificación para entrar y salir de la prisión como me plazca y tengo una oficina adentro, donde puedo compartir con otras mujeres que encontramos la salida, que ya no tenemos que entrar y salir más de aquí.

CNN: Pudiste reunirte con tu hija después de estar separadas durante tanto tiempo. ¿Cómo te sientes?

Carter: Yo tenía 21 años cuando tuve a mi hija. Pude tenerla en mi custodia física durante seis meses. Por medio de la gracia de un Dios amoroso, pude cambiar mi vida para estar ahí para ella, para ayudarla a comportarse como era debido. Fui capaz de romper el ciclo.

El futuro para ella es tan brillante… Ella tiene una maestría. Tiene una carrera excelente. Se acaba de casar, y le está yendo muy bien. Simplemente estoy muy emocionada y orgullosa de mi bebé ahora mismo. Creo que esa es una de las motivaciones que me ayudaron a iniciar la Fundación Time for Change. Porque yo nunca podré regresar a esos años cuando perdí a mi hija, pero puedo ayudar a asegurarme de que otra madre no piedra tiempo con ellas.

¿Quieres involucrarte? Ingresa al sitio de la Fundación Time for Change en www.timeforchangefoundation.org y entérate de cómo puedes ayudar.