La memoria es la capacidad para registrar, retener y recordar información. A medida que vamos envejeciendo, se producen cambios cognitivos asociados a la edad y nuestra memoria se va resintiendo. Sin embargo, esos “despistes” podrían ser la primera expresión de la enfermedad de Alzheimer.
Sin un diagnóstico médico es muy difícil saber si una persona padece alzhéimer, pero el Dr. Mario Riverol, especialista en Neurología de la Clínica Universidad de Navarra, explica que “debemos preocuparnos cuando vemos que una persona realizaba una actividad y, debido a sus problemas de memoria, ya no es capaz de hacerla adecuadamente. Por ejemplo, cuando una persona olvida datos importantes o no se acuerda de conversaciones que mantuvo en los días previos. Si ahora necesita ayuda, pero antes era capaz de hacerlo, puede ser una señal”.
Algunas personas repiten las mismas frases durante todo el día, se vuelven más agresivos o sufren cambios en la personalidad. Se trata de una patología asociada al envejecimiento que provoca cambios en la conducta y en las funciones cognitivas.
Tenemos que cuidar nuestra memoria. Por eso, el Dr. Riverol da algunos consejos y nos explica cómo afrontar esta enfermedad.
- Todavía no se conocen las causas que provocan el alzhéimer pero hay factores como la hipertensión, la diabetes, el colesterol o la obesidad que provocan que el cerebro esté más dañado y aumenten las posibilidades de sufrir esta patología. Sin embargo, practicar ejercicio físico, una alimentación basada en la dieta mediterránea y la formación constante aumentan las reservas neuronales, fortaleciendo el cerebro y haciéndolo más resistente al envejecimiento.
- El cerebro necesita ejercitarse para no atrofiarse; leer diariamente, hacer sudokus, crucigramas, sopas de letras, juegos de mesa, mantenerse socialmente activo, pintar o aprender nuevos idiomas ayuda a estimular nuestra mente.
- Es muy positivo crear rutinas para que el enfermo se sienta más seguro, es decir, levantarse todos los días a la misma hora, hacer una actividad enriquecedora (ir a un taller, conferencia, a un centro de día…), comer, descansar, retomar alguna actividad por la tarde y practicar ejercicio físico.
- Es importante que el enfermo se sienta querido y esté tranquilo, porque cuando los familiares sufren estrés, los pacientes pueden padecer trastornos de conducta y volverse más agresivos. Los cuidadores deben conocer cómo avanza la enfermedad para estar preparados y cuidar mejor al enfermo. La comunicación no verbal juega un papel fundamental.