CNNE 222516 - pizza

(CNN) – La pizza, las papas fritas y el helado podrían ser la clase de alimentos que a muchos nos encanta comer tras una noche de copas. Pero una investigación que se hizo hace unos meses indica que podríamos tener resacas causadas por estos alimentos e incluso que podría haber indicios de una adicción.

Los investigadores se han preguntado desde hace más de un siglo si nos hemos vuelto adictos a la comida. Ha habido reportes de personas que pierden el control sobre la cantidad de alimentos que consumen y que padecen la abstinencia cuando los dejan de tajo, como ocurre con las adicciones a las drogas o al alcohol. A estas alturas, muchos expertos coinciden en que la adicción a la comida puede ser un verdadero problema, al menos en el caso de ciertos alimentos.

Por primera vez, un grupo de investigadores analizó exactamente qué clases de alimentos podrían ser los más adictivos. Le hicieron a un grupo de 120 estudiantes de la Universidad de Michigan y a otro grupo de casi 400 adultos preguntas sobre 35 tipos diferentes de alimentos (desde pizza hasta brócoli) y les preguntaron si pensaban que podrían tener problemas para controlar cuánto comían de cada uno. Dieciocho de los alimentos eran procesados, lo que significa que se les agregan azúcares y grasas.

Al principio de la lista estaban la pizza, el chocolate, las frituras, las galletas, el helado, las papas a la francesa, el pastel y el refresco, a los que se consideran alimentos procesados. Les seguían el queso y el tocino (alimentos no procesados pero ricos en grasas y sal). Las frutas y las verduras (fresas, zanahorias y brócoli, por ejemplo) estaban en el fondo de la lista.

“Este estudio revela que los alimentos altamente procesados podrían fabricarse intencionalmente para que sean muy satisfactorios a través de la adición de grasas y carbohidratos refinados como la harina y el azúcar, de forma similar a cómo se procesan las drogas para incrementar su potencial adictivo”, dijo Erica Schulte, estudiante del posgrado de Psicología de la Universidad de Michigan y directora del estudio que se publicó en febrero en la revista PLOS One.

Los investigadores descubrieron que los alimentos más problemáticos solían ser aquellos con una carga glicémica elevada, lo que significa que contienen mucho azúcar y causan un aumento en el nivel de azúcar en sangre. Los autores escribieron que esas cualidades podrían hacer que fuera más difícil dejar de consumirlos, de la misma forma en la que las drogas sumamente concentradas que se absorben rápidamente en el cuerpo son más adictivas.

Los investigadores también descubrieron que, entre los adultos que participaron en su estudio, quienes tenían un índice de masa corporal elevado y quienes tenían un riesgo elevado de hacerse adictos a algún alimento eran quienes tenían más probabilidades de tener dificultades para controlarse con un alimento en particular.

Los investigadores midieron la adicción a la comida con la Escala Yale de Adicción a la Comida, parámetro que desarrolló una de las directoras del estudio, Ashley N. Gearhardt (puedes medir tu riesgo de ser adicto a un alimento con esta versión abreviada de este estudio).

Aunque no todos los alimentos tienen potencial adictivo, “es esencial saber cuáles lo tienen”, dijo Mike Robinson, profesor asistente de Psicología, Neurociencias y Comportamiento de la Universidad Wesleyan, quien no participó en el estudio.

“Todos andamos de prisa y la comida está cada vez más al alcance”, pero tenemos que pensar en lo que estamos comiendo mientras nos trasladamos, dijo Robinson. Aunque un puñado de almendras y una malteada podrían tener la misma cantidad de calorías, tendrán efectos diferentes en tu cerebro y en tu sistema de gratificación, así que es mucho más probable que regreses por más malteada, agregó.

Muchos de los síntomas de las adicciones a los alimentos se parecen a los de las adicciones a las drogas, como por ejemplo que la gente necesite raciones cada vez mayores del alimento para sentir el mismo efecto. También aceptan las consecuencias negativas con tal de obtenerlo y sienten la ansiedad o la agitación de la abstinencia cuando no pueden consumirlo. La abstinencia de alimentos no es tan intensa como la de la heroína ni la de la cocaína, pero “varía según la droga”, dijo Robinson.

Al igual que cualquier adicción, el primer paso hacia la recuperación es reconocer que hay un problema, dijo Robinson. “Creo que en la mayoría de los casos en los que hay un problema con una sustancia, ya sea un alimento o una droga… lo ignoramos”, dijo.

Robinson sugiere evitar los alimentos con los que tengamos problemas para controlar la cantidad que consumimos. “No estamos en una situación en la que tendremos deficiencias alimentarias (y) siempre que sea posible deberíamos procurar preparar nuestros propios alimentos”, dijo.